RAFAEL ALBERTI

BIOGRAFIA

Nació en la provincia de Cádiz (Puerto de Santa María) en el año 1902. Vivió en Madrid desde 1917. Aunque su primera afición fue la pintura, su vocación poética surgió a raíz de encontrarse en un sanatorio a causa de su tuberculosis y allí se entretenía escribiendo poesías, lo que en 1925 le llevó a obtener el Premio Nacional de Literatura y este hecho determinó su porvenir. Durante la República se afilió al Partido Comunista, colaborando durante la guerra en el bando republicano, por lo que tuvo que exiliarse. Estuvo en Francia, en Argentina y en Italia.

Su primera poesía es popular, de tradición españolísima y de una sorprendente originalidad, espontaneidad y exuberancia lírica. Estas características se pierden en parte en su producción posterior a 1930 en la que influye su pasión política. Su poesía adopta, cada vez más, los rasgos del compromiso político y esto se refleja en sus siguientes obras:   CONSIGNAS, 13 BANDAS Y 48 ESTRELLAS. El destierro supone además para su obra la incorporación de los temas americanistas, la penetración de la añoranza y una mayor sensibilidad. ENTRE EL CLAVEL Y LA ESPADA, VIDA BILINGÜE DE UN ESPAÑOL EN FRANCIA, ROMA, PELIGRO PARA CAMINANTES, etc..

Con EL ALBA DEL ALHELO, denota una enorme influencia de Juan Ramón Jiménez y del Romancero. Con CAL Y CANTO participa en la corriente neogongorina de su generación a la vez que inicia tanteos vanguardistas que culminan con la aparición de SOBRE LOS ANGELES. Volvió a España tras la muerte de Franco y el Partido comunista lo eligió Diputado en las primeras elecciones de la democracia. Cuenta en su haber con el Premio Lenin de 1966 y el Cervantes de 1983.


POEMAS ESCOGIDOS

EL HERIDO

Dame tu pañuelo, hermana,

que vengo muy mal herido.

- Díme qué pañuelo quieres:

si el rosa o el color de olivo.

- Quiero un pañuelo bordado,

que tenga en sus cuatro picos

tu corazón dibujado.


AMOR DE MIRAMELINDO

¡Ay miramelindo, mira

qué estrellita tan galana,

suspira que te suspira,

peinándose en la ventana!

Miramelindo, mi amor,

mírame qué linda estoy.

Mira qué roja color

me puse por verte hoy.

Tú tan lindo en tu maceta,

regada por la mañana.

Yo tan linda y pizpireta.

¡oh reina de los ciruelos,

bengala de los manteles,

dormida entre anhelos

de las aves moscateles!


DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO

De mi ventana huye el barco

venido ayer de La Habana.

¡Saltemos del lecho al barco,

lucero de la mañana!

Al pasar por tu azotea,

me echarás una naranja

y un zapatito de oro,

lleno de almendras y agua.

¡A las Antillas me voy

por unos mares de menta

amarga!

... Y ya estarán los esteros

rezumando azul del mar.

¡Dejadme ser, salineros,

granito del salinar!

¡Qué bien a la madrugada,

correr en las vagonetas,

llenas de nieve salada,

hacia las blancas casetas!

Dejo de ser marinero,

madre, por ser salinero.


MALAGUEÑA DEL MELLIZO

Ya se la lleva de España,

que era lo que más quería,

¡Adiós, murallas natales,

coronas de Andalucía!

¡Ay, cómo tiemblan

los campanarios de Cádiz,

los que tanto me querían!


SOLEARES

Yo he cantado soleares

noches solas en que al mar

sólo lo escuchaba el aire.

Y seguiriyas gitanas

noches solas en que al mar

sólo lo escuchaba el agua.

Me llamo Juan Panadero

por la tierra y por la mar.

El pan que amaso es de harina

que nadie puede comprar.


CORRIDA DE TOROS

De sombra, sol y muerte, volandera

grana zumbando, el ruedo gira herido

por un clarín de sangre azul torera.

Abanicos de aplausos, en bandadas,

descienden, giradores, del tendido,

la ronda a coronar de los espadas.

Se hace añicos el aire, y violento,

un mar por media luna gris mandado

prende fuego a un farol que apaga el viento.

¡Buen caballito de los toros, vuela,

sin más jinete de oro y plata, al prado

de tu gloria de azúcar y canela!

Cinco picas al monte, y cinco olas

sus lomos empinados convirtiendo

en verbena de sangre y banderolas.

Carrusel de claveles y mantillas

de luna macarena y sol, bebiendo,

de naranja y limón, las banderillas.

Blonda negra, partida por dos bandas,

de amor injerto en oro la cintura,

presidenta del cielo y las barandas,

rosa en el palco de la muerte aún viva,

libre y por fuera sanguinaria y dura,

pero de corza el corazón, cautiva.

Brindis, cristiana mora, a ti, volando,

cuervo mudo y sin ojos, la montera

del áureo espada que en el sol lidiando

y en la sombra, vendido, de puntillas,

da su junco a la media luna fiera,

y a la muerte su gracia, de rodillas.

Veloz, rayo de plata en campo de oro

nacido de la arena y suspendido,

por un estambre, de la gloria, al toro,

mar sangriento de picas coronado,

en Dolorosa grana convertido,

centrar el ruedo manda, traspasado.

Feria de cascabel y percalina,

muerta la media luna gladiadora,

de limón y naranja, remolina

de la muerte, girando, y los toreros,

bajo una alegoría voladora

de palmas, abanicos y sombreros.


EN EL DíA DE SU MUERTE A MANO ARMADA

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello

5 x 5 entonces no eran todavía 25

ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos

cuchillos.

Yo te juro a la luna no ser cocinero,

tú me juras a la luna no ser cocinera,

él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima

cocina.

¿Quién ha muerto?

La oca está arrepentida de ser pato,

el gorrión de ser profesor de lengua china,

el gallo de ser hombre,

yo de tener talento y admirar lo desgraciada

que suele ser en el invierno la suela de un zapato.

A una reina se le ha perdido su corona,

a un presidente de república su sombrero,

a mí...

Creo que a mí no se me ha perdido nada,

que a mí nunca se me ha perdido nada,

que a mí...

¿Qué quiere decir buenos días?


INVITACIÓN AL AIRE

Te invito, sombra, al aire.

Sombra de veinte siglos,

a la verdad del aire,

del aire, aire, aire.

Sombra que nunca sales

de tu cueva, y al mundo

no devolviste el silbo

que al nacer te dio el aire,

del aire, aire, aire.

Sombra sin luz, minera

por las profundidades

de veinte tumbas, veinte

siglos huecos sin aire,

del aire, aire, aire.

¡Sombra, a los picos, sombra,

de la verdad del aire,

del aire, aire, aire!


                                                                          © Javier de Lucas