CEREBRO Y RELIGION

LA RELIGIÓN COMO PRODUCTO DE LA ACTIVIDAD CEREBRAL HUMANA

El conocimiento humano, a través de la Ciencia, ha avanzado enormemente en los últimos siglos en su objetivo de explicar cómo funciona el Universo que nos rodea y nosotros mismos como parte de él. Estas explicaciones han ido desterrando mitos, leyendas y supersticiones que durante miles de años han atenazado a la humanidad, distorsionando la realidad y causando un enorme daño tanto físico como psicológico, además de lastrar el progreso y el avance humano.

La religión es sin duda la más extendida de estas supersticiones y aunque puede ser beneficiosa en algunos casos, también es la causante de inmensas tragedias humanas y de un enorme daño psicológico. Ahora sabemos a través de disciplinas como la biología, la neurología, la antropología cognitiva o la psicología evolutiva que todo lo que somos, incluidas nuestras emociones, recuerdos, pensamientos, prejuicios, etc, etc es producto de la actividad neuronal de nuestro cerebro, el cual es el producto de un proceso evolutivo de millones de años.   

Aún estamos muy lejos de conocer en profundidad el funcionamiento de este complejísimo órgano; sin embargo, los científicos han avanzado recientemente armados con las modernas técnicas de visualización de la actividad cerebral, los nuevos conocimientos en neurociencias y los avances en psicología y antropología evolutiva.

Uno de los descubrimientos recientes es que, si bien gran parte de los valores morales son producto de la cultura o la educación de cada individuo, existen ciertos "módulos morales" genéricos que son innatos y por tanto comunes a todos los seres humanos. Experimentos demuestran, por ejemplo, que determinadas acciones como el incesto o el asesinato son reprobables por cualquier individuo mentalmente sano. A partir de estos estudios, los científicos han clasificado estas "sensaciones morales" en varios módulos que se han denominado "módulos morales". Esta clasificación puede variar dependiendo de a qué especialista se pregunte, pero existe cierto consenso en que la siguiente clasificación puede considerarse correcta:

1º) El módulo de la reciprocidad: el intercambio social mantiene unidas las sociedades y las emociones son las que hacen posible la cohesión social, es decir, yo hago algo por ti por que se que tú lo harás por mí en el futuro, ya que si no lo haces un fuerte sentimiento de culpa y vergüenza te castigará.

2º) El módulo del sufrimiento: detectar y sensibilizarse por el dolor de los demás permite una correcta interacción social con la persona afectada. Además, los padres tienen que sentir el sufrimiento de sus hijos para así cuidarlos correctamente e incrementar su supervivencia. Las emociones  implicadas en este módulo son, por ejemplo, la compasión, la bondad y la solidaridad pero también la cólera, la ira o la venganza.

 3º) El módulo de la jerarquía: ser correcto y amable ante una persona que tiene un estatus social superior puede ser muy importante para la supervivencia, ya que lo contrario podría traer consigo represalias muy negativas. Este módulo contiene, por ejemplo, la sensación de turbación y respeto hacia alguien superior jerárquicamente, así como la sensación de tener que castigar a alguien que no cumple las normas sociales.  

4º) El módulo de coalición endogrupo-exogrupo: la sensación de pertenencia a un grupo es muy poderosa y está en lo más profundo del funcionamiento del cerebro. Durante miles de años la humanidad ha coexistido en pequeños grupos: esto tiene la ventaja de aumentar la supervivencia del individuo pero también crea una importante agresividad hacia los miembros de otro grupos que se ven instintivamente como grupos rivales.

5º) El módulo de la pureza: este tiene su origen en la continua y dura batalla de los humanos contra las enfermedades. Bacterias, hongos y parásitos han estado presentes (y siguen estándolo) a lo largo  de la evolución y todas las funciones que nos permitían detectar comida en mal estado (olfato, náuseas), regurgitar los alimentos infectados (vómitos)  y mantener una buena higiene eran favorecidas evolutivamente. La repugnancia es la principal emoción asociada a este módulo y es exclusivamente humana. A continuación veremos que tiene todo esto que ver con la religión.

La religión como subproducto de los módulos morales innatos

La religión parece ser algo universal ya que aparece desde hace miles de años en prácticamente todas las culturas humanas, por lo que las normas religiosas deben "activar" ciertas emociones innatas y por tanto deben parecer naturales. Además, para que la religión perdure en el tiempo y se extienda, sus normas o preceptos deben de parecer algo prioritario, deben ser fáciles de recordar y comunicar e intuitivamente convincentes. Si nos fijamos, todas estas características de las religiones encajan perfectamente con los módulos morales que hemos visto y además muchos de los aspectos de las mismas parecen un reflejo de estos módulos:

1º) Reciprocidad: Los intercambios sociales basados en la reciprocidad son omnipresentes en todas las religiones: "Ojo por ojo y diente por diente", "Por favor (divinidad) sáname y te prometo que no volveré a hacer eso". Además aparece también el necesario castigo para quienes no cumplen las normas (los pecadores) de forma que las catástrofes naturales son vistas como un castigo divino para los pecadores. De esta forma se establece un sistema de premiar a los cumplidores y castigar a los que no siguen las normas: "Si matas a los infieles irás al paraíso y tendrás a tu disposición 70 vírgenes", "Si renuncias a los placeres físicos serás feliz".

 2º) Sufrimiento: La mayoría de las religiones buscan un alivio del sufrimiento (físico y psicológico) y a menudo se recrean en él: flagelaciones, sacrificios dolorosos, etc.

3º) Jerarquía: Todas las religiones tienen una estructura jerárquica: primero está la divinidad, luego los sacerdotes de primer orden, de segundo etc. Por ejemplo, en la religión cristiana tenemos la siguiente jerarquía:  Dios, Papa, cardenales, obispos, etc.

4º) Coalición endogrupo-exogrupo: Los miembros del mismo grupo (de la misma religión) se ayudan y apoyan entre sí y siempre opinan que su grupo es el bueno y los demás son malos. Este odio entre distintos grupos es el causante de gran parte de las matanzas ocurridas a lo largo de la historia de la humanidad.

5º) Pureza: La frase "el cuerpo puro sin contaminar alcanzará el paraíso mientras que el impuro arderá en el infierno" es común a casi todas las religiones. Por esto, el sexo se considera algo impuro, se utilizaban vírgenes en los sacrificios, las mujeres violadas eran asesinadas, etc, etc.

Conclusión

Estos estudios parecen indicar que las religiones pueden considerarse un subproducto de nuestras emociones innatas más profundas; por eso las normas religiosas parecen naturales y prioritarias, porque son una proyección de las emociones que la evolución ha desarrollado en lo más profundo de nuestro cerebro.  

                                                                                                                                                                                                       © 2021 Javier De Lucas