EL HOMBRE QUE MATO A LIBERTY VALANCE


TITULO: El hombre que mató a Liberty Valance
TITULO ORIGINAL: The man who shot Liberty Valance
PRODUCTORA: Paramount Pictures
PRODUCTOR: John Ford, Willis Goldbeck
DIRECTOR: John Ford
INTERPRETES: John Wayne, James Stewart, Vera Miles, Lee Marvin, Edmond O´Brien, Andy Devine, Ken Murray, John Carradine
GUION: James Warner Bellah, Willis Goldbeck
MUSICA: Cyril J. Mockridge
FOTOGRAFIA: William H. Clothier (B/N)
MONTAJE: Otho Lovering


Nombrar a John Ford ya es sinónimo de hablar del western, y eso que tan sólo una tercera parte de sus más de 100 películas pertenece a ese género, pero la verdad es que su nombre está asociado por los espectadores a ese genero y él mismo se definía (modestamente) como un director de westerns.

De la mano de Paramount nos llega en esta ocasión uno de los más míticos y destacados trabajos de Ford en el género que es a su vez una película bastante atípica dentro del western y desde luego bastante alejada en su planteamiento del resto de westerns filmados por Ford.

Aunque parezca mentira la película no obtuvo ningún Oscar y tan sólo consiguió una nominación al mejor diseño de vestuario en blanco y negro.

La película parte de una idea principal claustrofóbica desde el punto de vista de que Ford aísla completamente a los personajes de la película del mundo exterior encerrándolos en un pueblo sin ley del que no hay salida, y para ello elimina toda posible comunicación de los personajes de la película con el exterior. De hecho tan solo Wayne y Marvin desaparecen temporalmente del pueblo pero sin que tenga trascendencia dónde estuvieron o qué hicieron allí. De esta manera Ford concentra todas las emociones en lo que pasa en la ciudad, eliminando cualquier referencia del exterior para no crear distracciones en el espectador, favoreciendo la sensación de desamparo que sienten los ciudadanos del pueblo por no poder defenderse contra los pistoleros que obtienen por la fuerza todo lo que quieren.

Precisamente esa idea de inmovilismo es la que diferencia esta película de cualquier otro western de Ford, ya que estamos en todo momento en el territorio de los decorados cuando lo normal en Ford y en el western en particular son los terrenos abiertos y las grandes extensiones (que en el caso de Ford llevaría hasta extremos de gran belleza con los rodajes en Monument Valley), la libertad de mente y movimiento, y no la sensación estática que produce esta película.

Quizás esto es lo que más extraño resulta de la película ya que casi en todo momento nos encontramos en interiores y no en espacios abiertos, de hecho tan sólo al final de la película cuando James Stewart y Vera Miles cogen el tren para salir de la ciudad llegamos a tener un sentimiento de verdadera libertad, dejándonos el resto de la película una sensación angustiosa que desde luego facilita el trabajo a los actores a la hora de dar credibilidad a sus interpretaciones haciéndonos cómplices además con el sufrimiento y la indefensión de Stewart. Además ese ambiente ahonda más profundamente en esa idea intimista que rebosa durante toda la película.

De la misma manera y gracias a ese encierro en el que se ven envueltos los personajes se consigue que los acontecimientos que ocurrieron en el pueblo queden entre los habitantes del mismo y el espectador, identificándonos así con los personajes desde el principio. Este recurso de complicidad lo vuelve a utilizar Ford al hacer copartícipe de la verdad que cuenta Stewart a unos pocos ciudadanos del pueblo, cerrando así un círculo en el que la verdad y el mito se dan la mano a pesar de la distancia que los separa.

El único momento en que de verdad notamos una cierta libertad en los personajes tiene lugar al final de la película una vez que Stewart cuenta la verdadera historia de quién fue el que mató a Liberty Valance. Tras hacerlo se libera del peso que le oprime y podemos asistir a los primeros instantes de verdadera libertad que coinciden con la salida del tren del pueblo con Stewart y Miles a bordo. Por cierto, cuando la cámara sigue la salida del tren Ford nos ofrece unos maravillosos planos de terrenos abiertos y espacios naturales.

Esa liberación en la conciencia de Stewart se plasma a través de libertad que ofrecía ese territorio tan amplio que era el oeste americano y que ahora Ford nos muestra en todo su esplendor.

Las interpretaciones de Stewart y Miles están perfectamente ajustadas a lo que se espera de ellos, ofreciendo una actuación vigorosa y entusiasta en el caso de Stewart y más cálida y emotiva aunque por momentos también visceral Vera Miles. La profundidad de la interpretación de Vera Miles es máxima sobre todo en las escenas del funeral.

En lo que se refiere a John Wayne poco más podemos decir de él, la verdad es que Wayne es él mismo en casi todas las películas en las que apareció, especialmente en los westerns, pero eso no es negativo en absoluto porque el tipo de personaje que interpreta casi siempre se parece mucho y además lo interpreta como nadie, ofreciendo una gran seguridad y credibilidad al dar vida a esos personajes duros y seguros de si mismos.

La verdad es que para él no resulta complicado en absoluto porque en la vida real era como uno de sus personajes: John Wayne, magnífico.

Lee Marvin también está a buena altura como no podía ser de otra manera con este extraordinario actor.

El sutil toque de Ford está por supuesto presente en la película. La forma en la que Vera Miles sujeta (incluso acaricia) la caja donde ha colocado el cactus que va a poner en la tumba de Wayne desprende una tremenda sensibilidad. En general todas las escenas del funeral son muy emotivas.

La primera vez que se ve la película disfrutamos de la trama y de la brillante resolución final en la que nos cuentan la verdad de lo que pasó, pero cuando vemos la película en posteriores ocasiones podemos disfrutar de otras muchas cosas porque desde luego la trama ya no nos puede sorprender, pero en cambio sobre todo al principio de la misma podemos apreciar otros muchos detalles como el mencionado anteriormente del cactus, lo que hace que una película con sorpresa no pierda interés en próximas revisiones de la misma, es más, cuantas más veces ves esta película más profundamente la disfrutas. Esta es la diferencia entre un genio y un buen director a secas.

Podemos poner un ejemplo muy claro con otra película actual en la que una vez sabes la sorpresa que encierra (EL SEXTO SENTIDO) la película no resiste con la misma intensidad posteriores visionados.

Esta película supuso la defunción del western tal y como lo entendíamos hasta la fecha, pasando a ser en adelante mucho más violento y duro (recordemos las películas de Peckinpah). Por cierto, esta película es premonitoria en ese hecho, ya que en un momento de la película Stewart se percata de que cuando van a enterrar a Wayne sus armas no están a su lado, asi que pregunta por ellas y le reponden lo siguiente: "últimamente ya no las llevaba". Un pistolero que ya no necesitaba de sus armas, un síntoma de que los tiempos han cambiado y la ley ha llegado hasta el último rincón del oeste.

El violento oeste americano ha pasado ya a la historia, y cinematográficamente hablando esta es la última gran película del western tradicional clásico. Además y para más cambios, en la película nos transforman al héroe tradicional incapaz de hacer algo que no esté a la altura de un héroe en un personaje mucho más humano capaz de sembrar el éxito de su carrera sobre una mentira (Stewart) y capaz también de matar a otra persona a traición (Wayne). Como decíamos antes el western tradicional termina aquí. El fin ahora justifica los medios.

A pesar de ser una película impresionante, se encuentra entre las mejores películas de Ford. A pesar de no ser el mejor Ford es realmente magnífica y en la filmografía de otro director cualquiera estaría considerada como su cima, todo un prodigio de sencillez, delicadeza y valor.

Además de todo lo dicho anteriormente nos ha dejado una de las frases más poderosas del cine cuando el director del periódico después de conocer la verdadera historia le dice a Stewart: "Esto es el oeste señor. Cuando la leyenda se convierte en hecho, escribe sobre la leyenda". Una frase mítica para una película mítica que debería estar en la videoteca de todo cinéfilo.