MULTIVERSO NIVEL 1

 

El Multiverso del nivel I

¿Existe otra copia de usted con este artículo decidiendo dejarlo de lado sin terminar esta frase mientras usted continúa leyendo? ¿Una persona habitante de un planeta llamado Tierra, provisto de montañas brumosas, campos fértiles y ciudades en expansión, y perteneciente a un sistema planetario formado por otros siete planetas? La vida de esa persona ha sido idéntica a la suya en todos los aspectos… hasta ahora mismo, que es cuando la decisión de seguir leyendo este artículo marca la divergencia entre ambas vidas. Seguramente le parecerá una idea peregrina e inverosímil pero parece que debemos resignarnos a vivir con ello, porque el modelo cosmológico más simple y aceptado hoy en día predice que esa persona existe de verdad en una galaxia situada a unos 10 10( 29) metros de aquí. Esta afirmación ni siquiera da por supuesta la Física especulativa moderna, sino que se limita a asumir que el espacio es infinito y está lleno de materia con bastante uniformidad. Nuestro alter ego no es más que una predicción de la inflación eterna, la cual, como vimos en un artículo anterior, concuerda con todos los indicios observacionales actuales y se toma de forma implícita como base para la mayoría de los cálculos y las simulaciones exhibidas en conferencias sobre Cosmología.

¿Qué es un Universo?

Antes de empezar a hablar sobre otros Universos, es crucial que tengamos claro a qué nos referimos con este Universo. Esta es la terminología que usaré en este artículo:

Realidad Física: Todo lo que existe

Este Universo: La parte de la realidad Física que en principio podemos observar

Si ignoramos las complicaciones cuánticas, la definición de Universo que sigue es equivalente a la anterior.

Este Universo: La región esférica del espacio desde donde la luz ha tenido tiempo de llegar hasta nosotros durante los trece mil ochocientos millones de años transcurridos desde la "Gran Explosión".

Ya que hemos definido este Universo, ¿qué dimensiones tiene? Nuestro Universo es una región esférica con la Tierra en el centro. La materia próxima a los confines de este Universo, desde donde la luz no nos ha llegado hasta ahora después de trece mil ochocientos millones de años de viaje por el espacio, dista en la actualidad unos 5 × 10 26 metros. Por lo que sabemos hasta ahora, este Universo contiene unas 10 11 galaxias, 10 23 estrellas, 10 80protones y 10 89 fotones (partículas de luz). Es una cantidad de materia verdaderamente grande, pero ¿podría haber más aún, en regiones del espacio más alejadas? La inflación predice que sí. Si existe, el Universo paralelo del doble de cualquier terrestre es una esfera del mismo tamaño centrada en esas regiones que no podemos ver y con las que no podemos tener contacto aún, porque ni la luz ni ninguna otra información procedente de allí han tenido tiempo de alcanzarnos. A esta región distante del espacio del tamaño de nuestro Universo se le llama «Universo paralelo del nivel I».

El conjunto de todos los Universos paralelos del nivel I forma el Multiverso del nivel I. A partir de la definición que he dado de Universo, cabría esperar que la noción de que el Universo observable no es más que una pequeña parte de un Multiverso mayor perteneciera para siempre al ámbito de la metafísica. Pero la frontera epistemológica entre la Física y la metafísica depende de si una teoría se puede comprobar por métodos experimentales, no de si es rara o si implica entidades no observables. Por eso, los avances experimentales basados en la tecnología han ampliado las fronteras de la Física y han incorporado en ella conceptos cada vez más abstractos (y, al mismo tiempo,antiintuitivos), como una Tierra que rota sobre sí misma, el campo electromagnético, la desaceleración del tiempo a velocidades elevadas, las superposiciones cuánticas, el espacio curvo y los agujeros negros.

Cada vez está más claro que las teorías basadas en la Física moderna pueden ser, de hecho, comprobables empíricamente, predictivas y refutables, incluso aunque guarden relación con un Multiverso. En el resto de los artículos que escribiré sobre este tema, exploraremos hasta cuatro niveles distintos de Universos paralelos, así que, para mí, la cuestión más interesante no es si existe un Multiverso (ya que el nivel I no es tan controvertido), sino más bien cuántos niveles hay.

¿Cómo son los Universos paralelos del nivel I?

Imaginemos que la inflación ocurrió de verdad y que generó nuestro espacio, que consideramos infinito. En tal caso, hay una cantidad infinita de Universos paralelos. Es más, todo el espacio infinito se creó repleto de materia que, de manera muy similar a lo que ocurre aquí en nuestro propio Universo, fue formando de forma progresiva átomos, galaxias, estrellas y planetas. Esto significa que la mayoría de los Universos paralelos del nivel I compartieron a grandes rasgos nuestra misma historia cósmica. Sin embargo, la mayoría de ellos difieren de este Universo nuestro en los detalles, porque empezaron con ligeras diferencias. La razón de que así fuera estriba en que las heterogeneidades primordiales responsables de toda la estructura cósmica fueron generadas por fluctuaciones cuánticas que, a todos los efectos prácticos, son aleatorias.

La descripción física del mundo está dividida tradicionalmente en dos partes: cómo empiezan las cosas y cómo cambian. En otras palabras, a partir de unas condiciones iniciales, las leyes de la Física especifican cómo evolucionan en el transcurso del tiempo. Los observadores residentes en Universos paralelos del nivel I ven las mismas leyes de la Física que nosotros, pero con unas condiciones iniciales distintas a las de nuestro Universo. Por ejemplo, las partículas surgen en lugares ligeramente diferentes y se mueven a velocidades algo distintas. Estas pequeñas disparidades son las que a la larga establecen lo que sucede en esos Universos: qué regiones se convierten en galaxias, qué regiones se convierten en vacíos intergalácticos, qué estrellas desarrollan planetas, qué planetas desarrollan dinosaurios, en qué planetas se extinguen los dinosaurios debido al impacto de un asteroide, etc. Dicho de otro modo, las discrepancias inducidas por la cuántica entre Universos paralelos se amplifican con el tiempo y dan lugar a historias muy diferentes. En resumen, los estudiantes de Universos paralelos del nivel I estudiarán lo mismo en la clase de Física, pero verán contenidos distintos en la clase de historia.

Pero, antes que nada, ¿existen tales estudiantes? Parece muy improbable que la vida de usted haya resultado ser tal como es, porque para eso tuvieron que ocurrir muchas cosas: tuvo que formarse la Tierra, desarrollarse la vida, extinguirse los dinosaurios, sus padres tuvieron que conocerse, se le tuvo que ocurrir la idea de leer este artículo, etc. Sin embargo, es evidente que la probabilidad de que todas esas circunstancias sucedieran no es nula, ya que, de hecho, se dieron aquí, en nuestro Universo, y si lanzáramos los dados las veces suficientes, es seguro que ocurriría hasta lo más improbable. Si la inflación creó una cantidad infinita de Universos paralelos del nivel I, las fluctuaciones cuánticas lanzaron en efecto los dados una cantidad infinita de veces, lo que garantiza al 100 % que la vida de usted sucederá en alguno de ellos. En realidad, en una cantidad infinita de ellos, puesto que una fracción minúscula de un número infinito sigue siendo un número infinito.

Un espacio infinito no contiene una única copia exacta de usted, sino que contiene mucha más gente que es casi igual que usted, con ligeras diferencias. Por tanto, si pudiera encontrarse con la persona de ese espacio más parecida a su vivo retrato, esa persona seguramente hablaría un idioma alienígena que usted no entendería y llevaría una vida bastante distinta de la suya. Pero de todas las personas iguales a usted existentes en los demás planetas, también habrá alguna que hable español, habite en un planeta idéntico a la Tierra, y haya tenido una existencia completamente indistinguible de la que ha llevado usted en todos los aspectos. Y la percepción subjetiva de esa persona será igual a la que usted tiene. Sin embargo, podrá haber algunas diferencias mínimas en cuanto al movimiento de las partículas en el cerebro de su alter ego que serán demasiado sutiles para establecer una diferencia apreciable en este instante, pero que en cuestión de segundos harán que su doble deje a un lado este artículo mientras usted sigue leyéndolo, lo que marcará el comienzo de la divergencia entre ambas existencias.

Esto plantea una cuestión filosófica interesante: si hay muchas copias de usted con un pasado y unos recuerdos idénticos a los suyos, se esfuma la idea tradicional de determinismo: no es posible predecir el propio futuro, ¡ni tan siquiera aunque se conociera toda la historia pasada y futura del Cosmos! La razón de que no se pueda radica en que no hay manera de precisar cuál de esas copias es usted (todas ellas sienten que lo son). Pero sus vidas empezarán a diferir con el tiempo, así que lo mejor que puede hacer es predecir las probabilidades de qué será lo que experimente a partir de ahora.

En resumen, en un espacio infinito creado por inflación, ocurre todo lo que pueda suceder de acuerdo con las leyes de la Física, y ocurre una cantidad infinita de veces. Esto significa que existen Universos paralelos en los que nunca le han puesto una multa de aparcamiento, donde usted tiene otro nombre, donde ha ganado una lotería de un millón de euros, donde Alemania ganó la Segunda Guerra Mundial, donde los dinosaurios aún deambulan por la Tierra, y donde la Tierra ni siquiera llegó a formarse.

Aunque cada una de estas situaciones se da en una cantidad infinita de Universos, algunas suceden en una fracción mayor que otras, y al buscarle un sentido a ese hecho surgen multitud de cuestiones enigmáticas que abordaré en otro artículo.

¿Son acientíficos los Universos paralelos?

Sin duda, algunos de los hallazgos científicos sobre los que he hablado fueron controvertidos en su momento, pero al menos hoy cuentan con una aceptación generalizada, y de repente en este artículo la cosa empieza a disparatarse. Esto último de que hay infinitas copias de nosotros haciendo todo lo imaginable parece una idea de locos. Así que, antes de seguir adentrándonos en esta madriguera, debemos hacer un alto en el camino para someternos a una prueba de cordura. Antes que nada ¿es científico hablar sobre estas cosas descabelladas que ni siquiera podemos observar, o hemos cruzado la frontera hacia la pura especulación filosófica?

Concretemos un poco más. El influyente filósofo austrobritánico Karl Popper popularizó este lema tan aceptado en la actualidad de «Si no es falsable, no es científico», entendiendo por falsable que exista la posibilidad de refutarlo. La Física consiste en comprobar teorías matemáticas enfrentándolas a la observación: si una teoría no se puede comprobar ni siquiera de partida, entonces es lógico que sea imposible refutarla jamás, lo que, según la definición de Popper, significa que es acientífica. De ahí se deriva que lo único que puede aspirar a ser científico es una teoría. Lo que nos conduce a una cuestión muy importante: los Universos paralelos no son una teoría, sino una predicción de algunas teorías. De teorías como la de la inflación. Los Universos paralelos (en caso de existir) son cosas, y las cosas no pueden ser científicas, así que un Universo paralelo no puede ser más científico que un plátano.

Por tanto, debemos replantearnos el interrogante sobre la especulación filosófica en términos de teorías, lo que nos lleva a la siguiente pregunta crucial: ¿Predicen las teorías la existencia de entidades no falsables y, por tanto, acientíficas? Aquí es donde considero que la cosa se pone realmente interesante, porque esta pregunta tiene una respuesta clara: para que una teoría sea falsable no es indispensable que se puedan observar y comprobar todas sus predicciones, basta con que se pueda hacer al menos con una de ellas. La teoría de la relatividad general de Einstein predijo con éxito muchas cosas que podemos observar, como el movimiento detallado de Mercurio alrededor del Sol, la curvatura de la luz por causa de la gravedad y el retardo de los relojes debido a la gravitación. Esta teoría la consideramos una teoría científica válida y también tomamos en serio sus predicciones sobre cosas que no se pueden observar, como por ejemplo, que el espacio continúa dentro del horizonte de sucesos de los agujeros negros y que (en contra de lo que se pensaba antes) justo en el horizonte no ocurre nada interesante. De manera análoga, dadas las atinadas predicciones de la inflación descritas en artículos anteriores, es razonable tomarse también en serio el resto de sus predicciones, tanto las comprobables, por ejemplo con los datos que aporten futuros experimentos sobre el fondo cósmico de microondas, como las que parecen no demostrables, por ejemplo los Universos paralelos.

Otro aspecto importante de las teorías físicas es que si nos gusta alguna, debemos aceptarla como un bloque completo. No podemos decir «Me gusta cómo explica la relatividad general la órbita de Mercurio, pero no me convencen los agujeros negros, así que optaré por eliminar este detalle del conjunto». No se puede aceptar la relatividad general sin agujeros negros como se compra el café sin cafeína. La relatividad general es una teoría matemática rígida sin adaptaciones posibles; hay que aceptarla con todas su predicciones, o volver a empezar de cero e inventar una teoría matemática diferente que encaje con todas las predicciones logradas por la relatividad general al tiempo que prediga la imposibilidad de que existan los agujeros negros. Esto plantea unas dificultades extremas y, de momento, todas las tentativas al respecto han resultado infructuosas.

Del mismo modo, los Universos paralelos no son opcionales dentro de la inflación eterna. Forman parte del paquete y, si no nos gustan, hay que encontrar una teoría matemática distinta que resuelva el problema de la "gran explosión", el problema del horizonte y el problema de la curvatura nula, que genere las fluctuaciones cósmicas primordiales y que no pronostique Universos paralelos. También esto se ha revelado complicado, por eso cada vez hay más físicos que, a menudo reticentes, empiezan a tomarse en serio los Universos paralelos.

Indicios de Universos paralelos del nivel I

Ya hemos llegado a una conclusión: no debemos sentirnos culpables por hablar sobre Universos paralelos, aunque se suponga un texto científico. Pero el hecho de que algo sea científico no implica que deba ser correcto, así que veamos con más detenimiento los indicios sobre los Universos paralelos.

Ya vimos que el Multiverso del nivel I, incluidos nuestros dobles, es una consecuencia lógica de la inflación eterna. También vimos que la inflación es la teoría más asentada hoy en día sobre el Universo primigenio entre la comunidad científica, y que la inflación es eterna por lo común, así que da lugar al Multiverso del nivel I. En otras palabras, el mejor indicio del Multiverso del nivel I se corresponde con los indicios que tenemos de la inflación. ¿Demuestra eso que existe un doble suyo? ¡Por supuesto que no! En este momento no podemos estar seguros al 100 % de que la inflación sea eterna, ni tan siquiera de que llegara a ocurrir. Por suerte, el estudio de la inflación es una disciplina muy activa en la actualidad tanto desde la teoría como desde la experimentación, así que es probable que en años venideros tengamos más signos a favor o en contra de la inflación eterna (y, por consiguiente, a favor o en contra del Multiverso del nivel I).

Todo lo comentado hasta ahora ha estado dentro del contexto de la inflación. Pero ¿es que el Multiverso del nivel I depende de la inflación? ¡En absoluto! Porque, para que no haya Universos paralelos del nivel I, no puede haber ningún espacio más allá de la región visible del Universo. No hay un solo científico que defienda un espacio tan reducido. Todos aceptamos la existencia de cosas que no vemos, pero que podríamos ver si nos desplazáramos o esperáramos un tiempo, como los barcos ocultos tras el horizonte. Los objetos situados más allá de nuestro horizonte cósmico se hallan en una situación parecida, puesto que el Universo observable crece  un año-luz al año a medida que la luz más distante tiene tiempo de alcanzarnos.

¿Y qué indicios hay de nuestros dobles? Si desmenuzamos los argumentos recién esgrimidos, vemos que aquella propiedad del Multiverso del nivel I de que «todo lo que puede ocurrir, ocurre» deriva de dos supuestos lógicos claros que podrían darse incluso sin inflación:

1. Espacio y materia infinitos: Desde el principio hubo un espacio infinito repleto de plasma caliente en expansión.

2. Fluctuaciones primordiales aleatorias: Desde el principio operó un mecanismo tal que cualquier región pudo experimentar cualquier fluctuación primordial posible, al parecer de manera aleatoria.

Indaguemos en estos dos supuestos por separado. Creo que el segundo es bastante razonable con independencia de la inflación. Hemos observado que esas fluctuaciones primordiales de apariencia aleatoria existen; por tanto, sabemos que algún mecanismo las creó. Las meticulosas mediciones de sus propiedades estadísticas a través del estudio del fondo cósmico de  microondas y de mapas de galaxias, indican que sus propiedades aleatorias concuerdan con lo que en estadística se conoce como «campo aleatorio gaussiano», lo cual satisface el supuesto 2. Es más, si la inflación no hubiera ocurrido y regiones distantes del espacio jamás hubieran tenido la capacidad de establecer contacto entre sí, entonces estaría garantizado que este mecanismo haría rodar los dados de manera independiente en cada región.

¿Y qué hay del supuesto del espacio y la materia infinitos? En Cosmología se ha defendido tradicionalmente la idea de un espacio infinito con un contenido bastante uniforme de materia incluso mucho antes de que se inventara la inflación, y ahora forma parte de lo que se conoce como el modelo cosmológico estándar. Pero este supuesto y sus implicaciones en el Multiverso del nivel I solían generar controversia; de hecho, una afirmación de este tipo constituyó una de las herejías por las que el Vaticano quemó a Giordano Bruno en la hoguera en el año 1600. Quienes han publicado textos sobre este tema en tiempos más recientes, como George Ellis, Geoff Brundrit, Jaume Garriga o Alex Vilenkin, se han librado de la quema, pero aun así conviene que echemos una ojeada crítica al supuesto de la materia y el espacio infinitos.

Ya vimos que, aunque el modelo más simple del espacio (que se remonta a Euclides) es infinito, la relatividad general de Einstein permite varias soluciones elegantes para que el Universo sea finito. Si el espacio se curva sobre sí mismo como una hiperesfera, el volumen total de esa hiperesfera tendría que ser al menos 100 veces mayor que la parte que vemos de ella (nuestro Universo) para explicar por qué la parte visible del espacio es tan plana que los experimentos con el fondo cósmico de microondas no han detectado la curvatura. En otras palabras, aunque viviéramos en un espacio finito del tipo hiperesfera, entonces hay al menos 100 Universos paralelos del nivel I.

¿Qué hay del espacio finito en forma de toro (de rosquilla), donde el espacio es plano pero aun así permite regresar al punto de partida si se viaja determinada distancia? En un espacio así, si pudiéramos mirar al frente hasta una distancia suficiente, nos veríamos la cabeza por detrás, e infinitas copias nuestras a distancias regulares en todas direcciones, como si nos encontráramos dentro de una habitación forrada de espejos. Si nuestro espacio tuviera esta propiedad, ¿qué tamaño mínimo le correspondería? Claramente tendría que ser mucho mayor que la Galaxia, puesto que los telescopios no revelan infinitas copias de la Galaxia alineadas en filas ordenadas. Pero si el tamaño ascendiera, por ejemplo, a diez mil millones de años-luz, esta prueba no nos serviría: no veríamos la copia más próxima de nuestra Galaxia porque diez mil millones de años atrás no existía.

Por suerte, contamos con una prueba aún más sensible: podemos localizar un objeto reconocible, como una galaxia brillante, que diste cinco mil millones de años-luz de nosotros, y después buscar ese mismo objeto a cinco mil millones de años de distancia en la dirección opuesta. Pero también estas búsquedas nos han dejado con las manos vacías. La prueba más sensible de todas consiste en usar lo más distante que alcanzamos a divisar, el fondo cósmico de microondas, y buscar patrones semejantes en direcciones opuestas. Muchos equipos de investigación lo han intentado sin encontrar nada. Asimismo, si el espacio tiene un volumen finito, solo caben ciertas frecuencias de perturbación, igual que el aire dentro de una flauta solo vibra en determinadas frecuencias especiales. Esto distorsiona el espectro de potencias del fondo de microondas de una manera particular que se ha buscado sin éxito.

En resumen, aún es posible que el espacio sea finito, pero los modelos de espacio finito han quedado muy restringidos por las observaciones en los últimos años, así que los únicos espacios aún admisibles tienen un volumen comparable al de nuestro Universo, o incluso mayor. Esto complica verdaderamente eliminar al menos un puñado de Universos paralelos. Es más, si hubiera un único Universo en este momento se trataría de una rara coincidencia inexplicable; «¿Por qué ahora?», ya que habría habido más de un Universo antes, cuando la luz aún no había tenido tiempo de llegarnos, sino desde una fracción de espacio menor que la de ahora.

Basta de espacio infinito. ¿Qué pasa con la parte de este supuesto dedicada a la materia infinita? Antes de la inflación se justificaba a menudo apelando al llamado principio copernicano, ese que afirma que los humanos no ocupamos un lugar especial en el Cosmos: si hay galaxias a nuestro alrededor, también tiene que haberlas por todas partes. ¿Qué dicen las observaciones recientes sobre esto? En concreto, ¿cuánta uniformidad presenta la distribución de la materia a gran escala? En un modelo de «Universo isla», donde el espacio es infinito pero toda la materia está confinada dentro de una región finita, casi todos los integrantes del Multiverso del nivel I estarían muertos, porque consistirían nada más que en espacio vacío. Tales modelos gozaron de popularidad en el pasado. En sus orígenes la isla eran la Tierra y los objetos celestes que se observan a simple vista, mientras que a comienzos del siglo XX, la isla era la parte conocida de la Galaxia. El modelo de Universo isla quedó desterrado por observaciones recientes. Los mapas tridimensionales de galaxias han revelado que la espectacular estructura observada a gran escala (grupos de galaxias, cúmulos, supercúmulos, murallas) da lugar a una uniformidad anodina a gran escala carente de estructuras coherentes mayores que unos mil millones de años-luz. Cuanto mayor es la escala observada, más uniformidad se aprecia en la materia que conforma este Universo. Exceptuando la interpretación de teorías conspiratorias según las cuales nuestro Universo se diseñó para confundirnos, las observaciones hablan alto y claro: el espacio tal como lo conocemos se muestra continuo mucho más allá de los confines de nuestro propio Universo, repleto de galaxias, estrellas y planetas.

¿Dónde están los Universos paralelos del nivel I?

Ya hemos visto que, en caso de existir, los Universos paralelos del nivel I no son más que partes de nuestro espacio del tamaño de este Universo y tan distantes que la luz aún no ha tenido tiempo de alcanzarnos desde allí. El hecho de que estemos en el centro de nuestro Universo ¿significa que nos encontramos de algún modo en un lugar especial del espacio? Si deambulamos por un campo grande en el que la niebla impide la visibilidad a 50 metros, nos parecerá que estamos en el centro de una esfera de bruma más allá de la cual (como en el borde de nuestro Universo) no se ve nada. Pero eso no significa que estemos en algún lugar especial, ni en el centro de nada fundamental, porque el resto de las personas que haya en ese campo se sentirán en el centro de su propia esfera de bruma. De la misma manera, los observadores situados en cualquier lugar del espacio se sentirán en el centro de su Universo. Asimismo, tampoco existe ninguna frontera física entre Universos colindantes, de la misma manera que no hay ninguna delimitación especial si nos adentramos 50 metros más en la niebla: el campo y la niebla tienen las mismas propiedades allí que donde estamos nosotros.

Es más, los Universos pueden superponerse, del mismo modo que pueden hacerlo las esferas de bruma: igual que alguien situado a 30 metros de distancia llega a observarnos a nosotros dentro de su campo de visión y también divisa regiones que nosotros no alcanzamos a atisbar, el Universo de alguien situado en una galaxia que diste cinco mil millones de años-luz de nosotros abarcará tanto la Tierra como regiones del espacio situadas fuera de nuestro Universo.

Si la inflación eterna u otra cosa creó un número infinito de esos Universos paralelos, ¿cuánto dista la copia idéntica del nuestro más cercana a nosotros? De acuerdo con la Física clásica, un Universo puede tener muchas disposiciones diferentes, así que no hay ninguna garantía de que alguna vez encontremos uno exactamente idéntico. Lo habitual es que haya infinitas opciones incluso para la distancia entre dos partículas, ya que para ello hay que especificar una cantidad infinita de decimales. Sin embargo, está claro que el colectivo de la civilización humana solo será capaz de distinguir en la práctica un número finito de posibilidades de Universo, puesto que contamos con cerebros y computadoras capaces de almacenar tan solo una cantidad finita de información. Es más, solo podemos medir cosas con una precisión finita: el récord actual en Física está en medir una cantidad hasta unas 16 cifras decimales.

La Física cuántica limita la diversidad incluso a un nivel fundamental. La mecánica cuántica introduce una especie de borrosidad intrínseca en la naturaleza que implica que carezca de sentido plantearse dónde están situadas las cosas cuando se rebasa un cierto nivel de precisión. La consecuencia de esta limitación es que el número total de formas en que puede disponerse nuestro Universo es finito. Una estimación conservadora es que como mucho hay 10 10 (118) formas posibles en las que puede disponerse un Universo del tamaño del nuestro. Un límite aún más conservador, conocido como el principio holográfico, dice que un volumen de las dimensiones de nuestro Universo se puede organizar, como máximo, de 10 10 (124) maneras. De otro modo habría que empaquetar tanto material dentro de él que generaría un agujero negro mayor que él mismo.

Estas son cifras enormes, mayores incluso que el célebre gúgolplex. Como es sabido, un gúgolplex es un uno seguido por un gúgol de ceros, mientras que 1 gúgol es un uno seguido de 100 ceros. Así que hablamos de 10 10 100, que no es un 1 seguido de 100 ceros, ¡sino un 1 seguido de 10 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 ceros! Este número es tan elevado que, en principio, ni siquiera podría escribirse, puesto que está formado por más dígitos que átomos hay en nuestro Universo.

 Aunque 10 10 (118) supera con creces lo astronómico, sigue siendo nada comparado con el infinito. Esto significa que si la inflación eterna creó un espacio formado por una cantidad infinita de Universos paralelos del nivel I, nos encontraremos con que contendrá todas las posibilidades. En concreto, habrá que mirar una media de 10 10 (118) Universos antes de localizar una copia de cualquier clase particular de Universo. Así que si pudiéramos viajar en línea recta hasta llegar a la copia idéntica de nuestro propio Universo más cercana a nosotros, tendríamos que recorrer la distancia equivalente a unos 10 10 (118) diámetros de nuestro Universo. Si quisiéramos buscar en todas direcciones para localizar nuestra copia más cercana, la distancia a la más próxima viene a ser más o menos esta misma cantidad, lo que también es lo mismo que 10 10 (118) metros, dado el comportamiento matemático de los dobles exponentes (potencias elevadas a potencias).

Más cerca, a unos ~ 10 10 (91) metros de distancia, debería haber una esfera con un radio de cien años-luz idéntica a la que está centrada aquí, así que todas las percepciones que experimentemos en el futuro serán idénticas a las de nuestros equivalentes de allí. A unos ~ 10 10 (29) metros de distancia, debería haber una copia idéntica de usted. De hecho, es probable que haya copias de usted mucho más cerca, puesto que la formación planetaria y los procesos evolutivos que inclinaron las probabilidades en su favor están ocurriendo en todas partes.

Lo más seguro es que solo dentro del volumen de nuestro Universo haya al menos 10 20 planetas habitables.                       

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          ©                                                                                                                                                                                2021 Javier De Lucas