OLGA MANZANO Y MANUEL PICON
Olga Manzano nace en Angaco, provincia de San Juan (Argentina). Con una formación académica sólida como cantante, participa en varios espectáculos en Buenos Aires hasta que en el 67 forma pareja y dúo con Manuel Picón. Desde entonces trabajan juntos en recitales y teatro.
En el 74 llegan a España y se instalan aquí. Grabaron varios discos con composiciones propias y musicando poesía, muy influenciados por la música popular latinoamericana, y desarrollaron espectáculos de teatro y canción hasta que en los 90 fallece Manuel Picón.
Es entonces cuando Olga inicia su carrera como cantante solista, compaginándola con la Escuela de Voz y Formación de Actores que desde el 91 dirige en Madrid.
Algunos discos: "Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta" (Fonomusic, 74), "Los Versos del capitán" (Fonomusic, 84), "Papá Bolero" (Fonomusic, 85), "Canto Rodado" (Cabildo de Santa Lucía-Las Palmas, 91).
Olga Manzano
La Insignia. España, agosto del 2004.
Fue ayer cuando Fulgor y muerte de Joaquín Murrieta salía a la luz, como nuestro primer disco en España, de la mano de este gran hombre que tanto tengo que agradecer, nuestro productor Gonzalo García Pelayo. Después vinieron varios más, siempre con la producción de Gonzalo Producciones.
Murrieta fue un poema adaptado y musicalizado por Manuel Picón, mi marido y compañero de tantos caminos. El 16 de septiembre se cumplen 10 años de su ausencia.
Las voces las pusimos junto a un puñado de amigos músicos: Indio Juan, Víctor Velázquez, Ricardo Steinberg, y tantos otros. La palabra de Pablo Neruda era el arma que traíamos junto a nuestra rebeldía y nuestro dolor.
En Chile, Pinochet se jactaba de sus trofeos, las manos de Victor Jara y de tantos intelectuales y artistas, y de tantos seres humanos. La masacre se instalaba junto al miedo en el trono de la barbarie: Videla en Argentina. Los militares de Sudamérica tomaban cuerpo junto al Premio Nobel de la Paz, Henry Kissinger, el instigador más criminal de la famosa Operación Cóndor, que consistía en hacer desaparecer todo vestigio de dignidad humana, libertades, ideas. Todo aquello fue lo que fue con el beneplácito de Estados Unidos, que sigue su locura planetaria.
Aquí llegábamos Manuel y yo, y nuestro pequeño hijo -del brazo de Pablo Neruda- el 17 de enero de 1974. En diciembre de ese mismo año, los escenarios de toda España recibían con ovaciones y mecheros prendidos nuestra cantata. La prensa, las radios, la televisión, los críticos, nos halagaron. El público se volcó con la poesía de Neruda y nuestras voces. ¡Todos queríamos gritar juntos! Y aún vivía Franco, y aún le quedaron fuerzas para firmar los últimos fusilamientos de Burgos.
Esa noche cantamos el Fulgor y muerte con un nudo en la garganta de impotencia y dolor. Esa noche Neruda levantó su voz con nosotros.
Luego nacería otro disco, Los versos del capitán. Y nuestras voces gritaron al amor, a la única verdad que mueve al hombre. Su risa fue el bálsamo de tantas injusticias y Pablo Neruda volvió a entrar en los corazones de todos.
Fueron años de canto y de lucha y de crearmos un espacio, un lugar.
Mi hija nació con Fulgor y muerte, y mi hijo menor con Los versos del capitán. Manuel me dejó su música, y Pablo Neruda su poesía, para seguir cantando. Yo sigo cantando. Fuimos los nerudianos de la transición.
El último recital que dimos, como dúo y como pareja, fue el 15 de septiembre de 1994 en el teatro Príncipe, con Los versos del capitán.
Me quedan en el corazón las últimas palabras de Manuel, la voz de Manuel con la unión de la palabra de Pablo Neruda:
«Adiós amor, me voy a mis combates, no pienses más en el tormento que pasó entre nosotros, como un rayo dejándonos tal vez su quemadura. La paz llegó también, y como tengo el corazón completo, con la parte de sangre que me diste para siempre, mírame por el mar que voy radiante, mírame por la noche que navego. Que mar y noche, amor, son tus ojos.»
ALGUNAS CANCIONES
Yo soy el loco que pintó una calabaza
en carnaval
y que sembró de mariposas el invierno.
Abrí caminos
imborrables en el cielo y en el mar
y a un toro negro até dos rosas en los
cuernos.
Tengo una casa donde habita
solamente el viento sur
y unos zapatos para leguas infinitas.
Vendo mis
cuadros en las ferias de Managua y Estambul
y pinto noches y caballos
selenitas.
Yo sólo quiero
la rosa de lo
imposible,
beber el vino
que embriaga a los locos libres,
doblar
campanas
contento de haber nacido
y en una noche
hacerte un verso y un
niño.
Te traigo perlas de las lluvias de
las selvas del Brasil
y con estrellas me encadeno a tus tobillos.
Desde la
altura de tu frente dónde vuela el colibrí,
sueño con tintas hechas con
harina y lirios.
Cuando conquiste la blancura de tu
cama y de tu amor
habré tocado el picaporte de lo eterno.
Me vestiré con
los cristales de tu risa y de tu voz
y partiré para empezar siempre de
nuevo.
Yo sólo quiero…
Te quiero al alba
desnuda y
blanca
como una estatua
nacida en la oscuridad,
como una rosa,
que
entre mis manos,
forjé en la noche
con luz de luna y con
sal.
Te quiero al alba,
aún
nocturno,
sobre mi almohada,
soñando el mundo y el mar,
y en la
penumbra
buscar tu boca,
como una copa,
que sólo yo se
colmar.
Y, al despertar,
imaginar que soy
la luz
y abres los ojos por mí
y verte entrar al mundo
por la puerta
azul
de mi razón de vivir.
Verte crecer
sembrada en mí,
como un
rosal,
atado a mi soledad,
y ser yo quien
te traiga un pez,
te
traiga un pan
y te hable de eternidad.
Y, por las noches,
poner mis
manos
sobre tu cuerpo
y comenzar otra vez
a descubrirte
las
semejanzas
del universo
que laten sobre tu piel.
Y, al despertar…
Ríete de la noche,
del día, de
la luna,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
niégame el pan, el
aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me
moriría.
Junto al mar en otoño,
tu risa
debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera quiero,
quiero tu risa
como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria
sonora.
Amor mío, si vieras,
si vieras que
de pronto
mi sangre cae y mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque
tu risa
será para mis manos
como una espada fresca
en las horas
oscuras.
Quítame el mar si quieres,
quítame
el aire pero
no me quites tu risa
porque me moriría.
No me quites la rosa,
la lanza que
desgranas,
el agua que de pronto,
estalla en tu
alegría.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los
ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al
entrar tu risa
sube al cielo y me busca
y abre para mí
todas las
puertas de la vida.
Amor mío si
vieras…
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Junto al agua de invierno
ella y yo levantamos
una fogata
roja
gastándonos los labios
de besarnos el alma,
quemándonos la
vida.
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Pero ella para verme
y para verte un día
atravesó los
mares
y yo para abrazarla
toda la tierra anduve,
por guerras y
montañas.
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Ay hijo, sabes
cómo llegaste al mundo?
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Del agua y de la tierra,
del fuego y de la nieve,
desde el
amor terrible,
que queremos saberlo
como eres, que nos dices
del mundo
que te dimos.
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Como una gran tormenta
sacudimos nosotros
el árbol de la
vida
y tu vienes ahora,
en la mas alta
rama
que contigo alcanzamos.
Ay hijo, sabes, sabes
de dónde vienes?
Ay hijo, sabes
cómo llegaste al mundo?
Yo soy el cóndor, vuelo
sobre tí que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento pluma
y garras
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante,
en un ciclón
silbante
de huracanado frío.
Yo soy el cóndor, vuelo
sobre tí
que caminas
y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola
vives,
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.
Hembra cóndor, saltemos
sobre esta presa roja,
desgarremos
la vida
y levantemos juntos
nuestro vuelo salvaje,
y levantemos
juntos,
nuestro vuelo salvaje.
Cuando el otoño se
levanta
eres tu la que veo,
veo tu cabellera
que reparte las
espigas.
Cuando contemplo las
estatuas,
cuando toco la piedra,
me responde tu cuerpo,
reconozco tu
dulzura
Y viene el sueño a llevarme
y
viene un gran viento blanco
y caen de él muchas hojas
como cuchillos
sangrantes
y cada herida tiene
la forma de tu boca
y cada herida
tiene
la forma de tu boca.
Cuando camino entre los heroes
recién condecorados
yo descubro tu rostro
en
la pólvora y la tierra.
Y viene el sueño a
llevarme…
Cuando el otoño se levanta
Cuando
el otoño se levanta.
El viento es un caballo:
óyelo
como corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo
recorre el mundo
para llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta
noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la
tierra,
mientras la lluvia rompe
su boca
innumerable.
Escucha como el viento
me llama
galopando
para llevarme lejos.
Deja que el viento pase
sin que
pueda llevarme
por el mar por el cielo.
Con tu frente en mi frente,
con tu
boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
con tu
boca en mi boca,
deja que el viento corra,
mientras yo, sumergido
bajo
tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
Escóndeme
en tus brazos
por esta noche sola.
Deja que el viento corra,
coronado
de espuma,
que me llame y me busque,
galopando en la sombra,
deja que
el viento corra
coronado de espuma.
Con tu frente en mi frente …
Antes de mí
no tengo
celos.
Ven con un hombre
a la
espalda,
ven con cien hombres en tu cabellera,
ven con mil hombres sobre
tu pecho,
ven como un río
lleno de ahogados
que encuentra el mar
furioso,
la espuma eterna, el tiempo!
Antes de mí
no tengo
celos.
Tráelos todos
adonde yo te
espero:
siempre estaremos solos,
siempre estaremos
solos tú y yo
parados
sobre la tierra
para comenzar la vida!
para comenzar la vida!
Dormí contigo
la noche entera,
mientras
el mundo navegaba
con vivos y con muertos,
y desperté de
pronto
en medio de la sombra
y halle tus besos como
mojados por la
aurora
tus besos que venían
del mar que nos rodeaba
del fondo de tu
vida
del sueño y de las algas.
Te di de pronto
a manos llenas
todo
te di mi pan mi vino
mi cólera y mis besos
y fuiste tu la
copa
que yo mas esperaba,
te di de pronto todos
los dones de mi
vida
y en medio de la sombra
mi brazo te rodeaba
entre el placer y el
sueño
junto al fuego y al agua.
Y junto al mar oscuro
se unieron
nuestros sueños
arriba como ramas
que un mismo viento mueve,
abajo como
rojas
raíces que se tocan,
y halle tus besos como
mojados por la
aurora,
tus besos que venían
del mar que nos rodeaba,
entre el placer y
el sueño
junto al fuego y al agua.
Te dí
pronto…
Y junto al mar
oscuro…
Y halle tus besos
como…
Hagámonos a la mar, definitivamente a
la mar.
Hagámonos a la mar, definitivamente a la mar.
Con un libro de Vallejo
y alguna
que otra novela,
con cien mil litros de vino
bien guardados en
bodega,
toneladas de tabaco,
café, pipas y mecheros
dos camisas, tres
mil discos,
un Picasso y mapas
viejos.
Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la
mar…
A los hombres corresponda
tres
mujeres por cabeza
y a las tres sus nueve amantes:
tres a cada una de
ellas;
los que sean homosexuales
traigan tres de lo que quieran,
aquí
hay vida y libertades
para amarse en las literas.
Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la
mar…
El obrero impenitente
a quien
nadie va a dar nada,
los actores sin talento,
los enfermos, las
violadas,
los modistos obsoletos
y la monja excomulgada,
todo aquel que
en este mundo
sirva para poco y nada:
Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la
mar…
Que ya nadie tenga acodo
ni
mercado ni electores,
que carezcan de auditorio
los expertos
triunfadores.
Todos los televisores
funcionando para nadie
en los
desérticos bares
de las vacías ciudades
Hagámonos a la mar…
Hagámonos a la
mar…
Los políticos hablando
al absoluto
vacío
de palacios y de teatros
de plazas y graderíos.
Los banqueros
contemplando
sus inútiles billetes
y las marchas militares
sin tambor
ni clarinete.
Y tanteándose en el
viento
toneladas de papeles:
las sentencias, los decretos
los contratos
y las leyes,
y nosotros los mediocres,
mar adentro hacia poniente,
a
las tierras improbables
donde reine toa la gente.
Hagámonos a la mar definitivamente a
la mar.
Hagámonos a la mar definitivamente a la mar.
Su padre fue un rey de la
cloaca
que murió con un punzón
metido en la región lumbar, casi una
cuarta.
Le dio del pan de la paliza
y a los nueve le enseñó
como volar
con aspirina y goma-laca.
De profesión le da lo mismo
hacer
un puente que un tirón,
pasar caballo, simplemente no hacer nada,
abrirse
a tajos una vena,
ser el nuevo rey del rock
o que le metan en el cuerpo
cuatro balas
¡Ay! cuatro
balas.
De noche sale a revolcarse
en el
ambiente y el olor
de gasolina y mariquitas
perfumadas
y le resbalan las sirenas
y los baños de sudor
de los que
mezclan sopa de ajo y marihuana.
Su capital es una chaira
que abre
paso en el esmoc
sin distinguir lo que es un pecho de una espalda.
Es una
rata de vaquero
y botitas de tacón
y brillantina en la melena y la
navaja,
y en la
navaja
No falta nunca papelina
para dar
cuerda al reloj
antes que lleguen los camiones en la mañana,
y una pirada
que no atina
a malgastar lo que ganó,
y se lo lleva de copeo y a las
mantas.
Van a acostarse a una pocilga
de
humedad y polución
llena de gatos, soledad, ropa colgada,
y mientras va
llegando el sueño
le parece ver a Dios
entre un cartel de cocacola y unas bragas.
De una pirada.
De noche sale a revolcarse
…
Los que tienen un anillo para
vender
y es lo único que les queda,
los que sudan en la cama al
amanecer
y la hora no les importa,
los que se tiran de algún sucio y
oscuro tren
y no saben donde han caído,
los que hacen marcas, día por día,
en la pared
y hacen puñales con sus cucharas
son marea negra, son marea
negra.
Los que hacen trizas los espejos de
los mingitorios,
los que no duermen dando vueltas a la misma idea,
los que
se arrastran por debajo de las alambradas,
los que quisieran no ser ellos
sino ser los otros
son marea negra, son marea negra.
Los que cruzan las fronteras sin
respirar
y una vez que han pasado lloran,
los que escuchan sus condenas
sin pestañear
y hacen planes para sus venganzas,
los que saltan al vacío
sin titubear
porque así es como han sobrevivido,
los que al fin tocan el
fondo sin vuelta atrás
y no albergan ni perdón ni olvido
son marea negra,
son marea negra.
Arañaré la tierra para hacerte una
cueva
y allí mi Capitán te esperaré con flores en el lecho,
te esperare en
las piedras del más duro desierto
y en cada primavera te esperare en la flor
del limonero.
Adiós amor, te llevo en las gotas de
mi sangre
y con un cinturón de fuego que me abrasa la cintura
yo te
encontré en la lluvia que lavaba nuestros cuerpos
y te encontré en el beso y
compartimos nieves y tormentos.
Te dejo nuestro amor como un puñado
de tierra con semillas,
tal vez de nuestro amor vendrán amores y mas
vidas,
defiende nuestro amor que sea el agua que beban los
sedientos,
levanta nuestro amor que lo propaguen las lluvias y los
vientos.
Tal vez un día existan una mujer y un
hombre
que a nuestro amor se acerquen y traten de tocar
y nuestro amor aun
tenga la fuerza de quemarlos,
la fuerza de abrasarlos así como a nosotros nos
abraso las manos.
Te dejo nuestro
amor…
Por una noche en la vida
déjame
que me ría
de las penas de amor,
y que me olvide bailando,
que la danza
me limpie
el cuerpo y el corazón,
que cuando rompa las sombras el
Sol
no faltaré a mi destino de hacer un camino
en las aguas del
mar.
Mi casa tiene las puertas
del
color de mi alma
cuando yo salgo a abrir,
y aunque la vida se vaya
por
mis puertas regresa
si las abro por ti.
Y cuando besas mi boca y te
vas
desde mi puerta te pido:
”Intenta un camino
en las aguas del
mar”
Yo no conozco moneda
de valor más
preciado
que la felicidad.
Se gana y hay que gastarla,
yo la juego a la
carta de una noche, no más.
Si gano voy a cobrarte y pedir
que tu te vengas conmigo a hacer un camino
en las aguas del
mar.
Guirnaldas y farolillos
y mi copa
y la tuya llenas a rebosar
Vivan la vida y el vino
y la gente que rompe a
cantar y bailar,
que cuando queme las sombras el Sol
en una playa
dormidos
haremos camino
en las aguas del mar.
Por una noche en la vida
déjame
que me ría
de las penas de amor,
y que me olvide bailando,
que la danza
me limpie
el cuerpo y el corazón,
que cuando rompa las sombras el
Sol
no faltaré a mi destino de hacer un camino
en las aguas del
mar.
Mi casa tiene las puertas
del
color de mi alma
cuando yo salgo a abrir,
y aunque la vida se vaya
por
mis puertas regresa
si las abro por ti.
Y cuando besas mi boca y te
vas
desde mi puerta te pido:
”Intenta un camino
en las aguas del mar”
Javier de Lucas