HISTORIA DE LA POESIA EN ESPAÑA

 

SEXTA PARTE: FINAL DEL SIGLO XVI

DE LOPEZ MALDONADO A VILLEGAS

López Maldonado

(¿---? - 1615?). Probablemente "López" es nombre propio, pues tanto él como sus amigos, Alonso de Ercilla, Cervantes, Padilla, Espinel, Lope de Vega... nunca utilizan Gabriel ni Juan, que es como aparece en algunos repertorios. Quizá era toledano, había vivido en la corte antes de 1585 y en Valencia se hallaba en 1591, figurando en la "Academia de los Nocturnos" bajo el seudónimo poético de "Sincero".

A su nombre se imprimió en Barcelona en 1615 una relación en romancillos sobre los avisos que Felipe III dio a su hija. Publicó también un CANCIONERO de tipo próximo a Boscán y Ausiàs March. Poeta dolorido, escribió lamentaciones y desgarrados sonetos. Su nombre ha pasado a la historia literaria porque lo cita el cura en el escrutinio de El Quijote, elogiando su capacidad para cantar y leer versos.

VILLANCICO

   Por seguir una ocasión

llena de vanos antojos,

el oficio de los ojos

ha tomado el corazón.

   Por seguir un pensamiento,

atrevido y desmandado,

heme tanto aventurado,

que camino por el viento.

Y esta vana presunción

que nace de mis antojos

lloran con agua los ojos

y con sangre el corazón.

   Peligro corre la vida.

pues estando tan cansada,

de ninguno es ayudada

y es de todos perseguida.

Y pues crece la ocasión

y no menguan los antojos,

faltará el agua a los ojos

y la sangre al corazón.

López de Zárate (Francisco)

(Logroño 1580 - Madrid 1658). Estudió en Salamanca y tras una corta carrera militar entró al servicio de Rodrigo Calderón y del duque de Lerma, quienes le encomendaron misiones muy delicadas. Cuando el Conde-Duque de Olivares sucedió a sus protectores, cayó en desgracia.

Su modo de vida fue sencillo y aunque nunca aduló a los poderosos, contó con grandes amistades entre los nobles. Sus poemas amorosos vienen a ser un resumen de tópicos petrarquistas. Escribió, VARIAS POESÍAS, POEMA HEROICO DE LA INVENCIÓN DE LA CRUZ y una obra de teatro titulada, LA GALEOTA REFORZADA.

DESENGAÑO EN LO FRÁGIL DE LA HERMOSURA

                 SONETO

   Pues que se muere con haber nacido,

siendo el ser tan a riesgo de la vida,

que el minuto menor es homicida,

de que el mejor cristal queda sentido,

   mira que el golpe, en polvo ya escondido,

y la luz con el polvo tan unida,

se halla más sepultada que encendida,

pues lo más della muere, habiendo sido.

   Si es tu defensa nada, ¡oh vidro leve!,

tan de acaso tu luz para apagada,

que no admite esperanza por lo breve;

   si la más cierta vida es la pasada,

de la presente, ¿quién fiar se atreve?

¿Quién a más, si, aun gozándola, es soñada?

DESPUÉS DE UNA GRANDE

     ENFERMEDAD EN SU MAYOR EDAD

              SONETO

  ¡Un año más, Señor, con tanto día,

y con minuto tanto, tanto, tanto!

¡Y en risa tan continua, siendo el llanto

lo que incesablemente se os debía!

  ¡Perdidos lustros! Y la escarcha fría

(como ya en tiempo) ocupa sin espanto

la cabeza y el rostro, y el quebranto

desune partes que el vigor unía.

   ¡Casi al último polvo reducido,

donde no habrá más paso, qunque la fama

lo pretenda en pirámide o coloso!

   ¿Tan ya sin mí, que estoy de mí olvidado?

¿Tan ya no yo, que soy quien más me infama?

Mostrad en mí el poder de lo piadoso.

LA ROSA

Esta a quien ya se le atrevió el arado,

con púrpura fragante adornó el viento,

y negando en la pompa su elemento

bien que caduca luz, fue sol del prado.

Tuviéronla los ojos por cuidado,

siendo su triunfo breve pensamiento;

¿quién sino el hierro fuera tan violento

de la ignorancia rústica guiado?

Aún no gozó de vida aquel instante

que se permite a las plebeyas flores,

porque llegó al ocaso en el oriente;

¡oh tú, cuanto más rosa y más triunfante,

teme, que la belleza son colores

y fácil de morir todo accidente!

 

Medrano, (Francisco de)

(Sevilla 1569 - id.1607).  Descendiente de adineradas familias sevillanas, debió estudiar con los jesuitas en cuya Compañía ingresó en 1586. Se ordenó sacerdote en Salamanca y fue profesor en colegios de esta ciudad, de Galicia y Valladolid.

En 1602 abandonó la Compañía y regresó a Sevilla como simple presbítero. Su obra es breve: 58 sonetos, tres romances y un par de décimas. Las odas van dedicadas, en su mayor parte, a sus amigos.

Sus poemas se publicaron tras su muerte y se encuentran recogidos parcialmente en los "Remedios de amor" de Pedro Venegas de Saavedra. Es un poeta muy influido por Horacio y es, sin duda Fray Luis su modelo más próximo; sus temas predominantes son el amor y la amistad.

SONETO

  A Don Juan de Arguijo, contra el artificio

Cansa la vista el artificio humano,

cuanto mayor más presto: la más clara

fuente y jardín compuestos dan en cara

que nuestro ingenio es breve y nuestra mano.

Aquel, aquel descuido soberano

de la Naturaleza, en nada avara,

con luenga admiración suspende y para

a quien lo advierte con sentido sano.

Ver cómo corre eternamente un río,

cómo el campo se tiende en las llanuras,

y en los montes se añuda y se reduce,

grandeza es siempre nueva y grata, Argío;

tal, pero, es el autor que las produce:

¡oh Dios, inmenso en todas sus criaturas!

EL RUBÍ DE TU BOCA...

El rubí de tu boca me rindiera,

a no haberme tu bello pie rendido;

hubiéranme tus manos ya prendido,

si preso tu cabello no me hubiera.

Los del cielo por arcos conociera

si tus ojos no hubiera conocido;

fuera tu pelo norte a mis sentidos,

si la luz de tus ojos no lo fuera.

Así le plugo al cielo señalarte,

que no ya sólo al norte y arco bello

tus cejas venzan y ojos soberanos;

mas, queriendo a ti misma aventajarte,

tu pie la fuerza usurpa, y tu cabello

a tu boca, Amarili, y a tus manos.

SONETO

Las almas son eternas, son iguales,

son libres, son espíritus, María:

si en ellas hay amor, con la porfía

de los estorbos crece, y de los males.

Nacimos en fortuna desiguales,

no en gustos; la violencia nos desvía;

el tiempo corre lento, y deja el día

de sí hasta en los mármoles señales.

Mas tú ni a tiempo alguno ni a violencia,

ni a aquello desigual de la fortuna,

ni temas a la más prolija ausencia;

que si nuestras dos almas son a una,

¿en quién, si ya no en Dios, habrá potencia

que las gaste o las fuerce o las desuna?

Mira de Amescua (Antonio)

(Guadix (Granada) 1574 - id. 1644). Estudió Cánones y Leyes en el Colegio Imperial de San Miguel de Granada.  Más tarde estudió Teología y se ordenó sacerdote (1601), compaginando este estado con su actividad literaria. 

Acompañó al Conde de Lemos, nombrado virrey a Nápoles y pasó allí ocho años, tras los cuales se estableció en Madrid, donde se dedicó a escribir piezas teatrales y a participar en fiestas cortesanas y justas poéticas, estableciendo lazos de amistad con los más importantes escritores de la época.  Parece que tuvo un carácter malhumorado, violento e impaciente y, tal vez por ello, decidió en 1631 regresar a su pueblo natal y entregarse nuevamente a las tareas sacerdotales.

Sus comedias se clasifican en religiosas, históricas y de costumbres. Su obra está llena de versos fluidos y variados, aunque sin el toque ornamental y colorista de otros autores del momento.

CANCIÓN

Ufano, alegre, altivo, enamorado,

rompiendo el aire el pardo jilguerillo,

se sentó en los pimpollos de una haya,

y con su pico de marfil nevado

de su pechuelo blanco y amarillo

la pluma concertó pajiza y baya;

y celoso se ensaya

a discantar en alto contrapunto

sus celos y amor junto,

y al ramillo, y al prado y a las flores

libre y ufano cuenta sus amores.

May, ¡ay!, que en este estado

el cazador cruel de astucia armado,

escondido le acecha,

y al tierno corazón.aguda flecha

tira con mano esquiva

y envuelto en sangre en tierra lo derriba.

¡Ay, vida mal lograda,

retrato de mi suerte desdichada!

De la custodia del amor materno

el corderillo juguetón se aleja,

enamorado de la yerba y flores,

y por la libertad el pasto tierno

el cándido licor olvida y deja

por quien hizo a su madre mil amores;

sin conocer temores,

de la florida primavera bella

el vario manto huella

con retozos y brincos licenciosos,

y pace tallos tiernos y sabrosos.

Mas, ¡ay!, que en un otero

dio en la boca de un lobo carnicero,

que en partes diferentes

lo dividió con sus voraces dientes,

y a convertirse vino

en purpúreo el dorado vellocino.

¡Oh inocencia ofendida!

¡Breve bien, caro pasto, corta vida!

Rica con sus penachos y copetes,

ufana y loca, con ligero vuelo

se remonta la garza a las estrellas,

y, puliendo sus negros martinetes,

procura ser allá, cerca del cielo,

la reina sola de las aves bellas;

y por ser de ellas

la que más altanera se remonta,

ya se encubre y trasmonta,

a los ojos del lince más atentos

y se contempla reina de los vientos;

mas, ¡ay!, que en la alta nube

el águila la vio y al ciclo sube,

donde con pico y garra

el pecho candidísimo desgarra

del bello airón que quiso

volar tan alto con tan corto aviso.

¡Ay, pájaro altanero,

retrato de mi suerte verdadero!

Al son de las belísonas trompetas

y al retumbar del sonoroso parche,

formó escuadrón el capitán gallardo;

con relinchos, bufidos y corvetas

pidió el caballo que la gente marche

trocando en paso presuroso el tardo;

sonó el clarín bastardo

la esperada señal de arremetida,

y en batalla rompida,

teniendo cierta de vencer la gloria,

Oyó a su gente que cantó victoria.

Mas, ¡ay!, que el desconcierto

del capitán bisoño y poco experto,

por no observar el orden,

causó en su gente general desorden,

y, la ocasión perdida,

el vencedor perdió victoria y vida.

¡Ay, fortuna voltaria,

de mis prósperos fines siempre varia!

En cristalino mundo lisonjero

la bella dama en su beldad se goza,

contemplándose Venus en la tierra,

y al más rebelde corazón de acero

con su vista enternece y alboroza,

y es de las libertades dulce guerra;

el desamor destierra

de donde pone sus divinos ojos,

y de ellos son despojos

los purísimos castos de Diana,

y en su belleza se contempla ufana.

Mas, ¡ay!, que un accidente,

apenas puso el pulso intercadente,

cuando cubrió de manchas.

cárdenas ronchas y viruelas anchas

el bello rostro hermoso

y lo trocó en horrible y asqueroso.

¡Ay, beldad malograda,

muerta luz, turbio sol y flor pisada!

Sobre frágiles leños, que con alas

de lienzo débil de la mar son carros,

el mercader surcó sus claras olas;

llegó a la India, y, rico de bengalas,

perlas, aromas, nácares bizarros,

volvió a ver las riberas españolas.

Tremoló banderolas,

flámulas, estandartes, gallardetes;

dio premio a los grumetes

por haber descubierto

de la querida patria el dulce puerto.

Mas, ¡ay!, que estaba ignoto

a la experiencia y ciencia del piloto

en la barra un peñasco,

donde, tocando de la nave el casco,

dio a fondo, hecho mil piezas,

mercader, esperanzas y riquezas.

¡Pobre bajel, figura

del que anegó mi próspera venturas

Mi pensamiento con ligero vuelo,

ufano, alegre, altivo, enamorado,

sin conocer temores la memoria,

se remontó, señora, hasta tu cielo,

y contrastando tu desdén airado,

triunfó mi amor, cantó mi fe victoria;

y en la sublime gloria

de esa beldad se contempló mi alma,

y el mar de amor sin calma

mi navecilla con su viento en popa

llevaba navegando a toda ropa.

Mas, ¡ay!, que mi contento

fue pajarilla y corderillo exento,

fue la garza altanera,

fue el capitán que la victoria espera,

fue la Venus del mundo,

fue la nave del piélago profundo,

pues por diversos modos

todos los males padecí de todos.

Canción, ve a la coluna

que sustentó mi próspera fortuna,

y verás que si entonces

te pareció de mármoles y bronces,

hoy es mujer; y en suma,

breve bien, fácil viento, leve espuma.

Molina (Tirso de)

(Madrid 1571 - Soria 1648). Nació en el seno de una familia humilde de la España de los Austrias.  Se conservan pocos datos de su infancia y adolescencia, solamente que en la escuela primaria estableció sólida amistad con Matías de los Reyes.  Es posible que estudiara Humanidades en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús.  En todo acaso adquirió una sólida formación humanística de la que hay huella en su producción literaria.

En 1600 ingresa en el convento de la Merced de Madrid, terminando el noviciado en Guadalajara, donde profesó. En la Orden de la Merced fue donde Tirso adquirió una amplia educación clásica y teológica.  En 1610 es ya un dramaturgo conocido. Vive entre Madrid y Toledo y es para él una época feliz: entregado a la lectura, a la producción teatral, a la enseñanza y al contacto con los amigos.  Desde Madrid fue seleccionado para una expedición a Santo Domingo y de este modo es uno de los pocos escritores que conoció directamente el Nuevo Mundo. Permaneció allí desde 1616 hasta 1618. 

A su regreso se estableció en Madrid, lo que le permitió entregarse a la escritura teatral, a frecuentar las academias literarias y a intervenir directamente en los asuntos de su Orden. En 1625, en un momento importante en su carrera teatral, fue severamente amonestado por el Consejo de Castilla que consideraba poco decoroso que un monje mercedario se dedicase a escribir comedias, aunque la causa verdadera radicaba en que Tirso había llegado a convertirse en una voz molesta para la política reinante, de manera especial para el Conde-Duque de Olivares, por lo que fue confinado al convento de Cuenca.  Aunque discutió la decisión y recurrió al Nuncio, tuvo que acatar la decisión.

Fue nombrado cronista general de la Orden mercedaria, elegido en 1645 comendador del convento de Soria y en 1646 definidor provincial de Castilla.  Murió en el convento de Almazán, donde se había retirado desde Soria por motivos que se desconocen.

CHISPAS

¿Como, amor, te llaman ciego,

si te engendras de mirar?

¿Por qué tiemblas al hablar

si te dan nombre de, fuego?

¿Por qué quitas el sosiego

si el mundo paz te ha llamado?

¿Cómo eres rey sin estado?

¿Cómo dios y estás desnudo?

¿Cómo elocuente, si mudo?

¿Cómo cobarde, si osado?

De burlas matarme esperas

cuando de mi amor te burlas;

llégame el amor de burlas

y heme abrasado de veras.

Dos días tienen de gusto

las mujeres, si no yerran

los que sus acciones tasan,

y son: el en que se casan,

y el que a su marido entierran.

Calle el alma lo que siente

porque sienta lo que calla,

que amor que palabras halla,

tan falso es como elocuente.

Amante que fue querido

y ruega menospreciado,

muestras da de afeminado

cuando se humilla ofendido.

Nacimiento (Madre Cecilia del)

(Valladolid 1570? - id. 1646). De ella se conservan algunos poemas de temática religiosa en liras y muy al modo de San Juan Cruz.

En cuanto a la hermana Cecilia del Nacimiento como poetisa propiamente dicha, cabe destacar que superó a su hermana, la cual también se dedicó a la poesía.

Sus poemas se caracterizan por su versificación, su amplitud de ideas y su gran imaginación. Además están muy marcadas por la esencia de la orden carmelita. La mayoría de sus obras están escritas en forma de lira.

En las poesías de Sobrino Morillas es habitual encontrar la huella de la fe en el dominio de sus estrofas, precisamente debido a esto, es habitual que sus obras se atribuyan a San Juan de la Cruz, a quien se le adjudica precisamente una de sus composiciones más célebres “La transformación del alma de Dios”. Sin embargo, sabemos que esta obra está escrita por ella gracias a que la propia religiosa dejó constancia de ello en una de sus cartas. No obstante, si es cierto que, en las liras de Cecilia del Nacimiento, es posible encontrar respuestas a las canciones de San Juan de la Cruz.

Además, dentro de su producción artística, es posible encontrar numerosos romances y glosas. Dentro de lo convencional del género, y la traba que llevan en su misma estructura, ofrecen una soltura y una gracia que no son corrientes. Los romances se pueden sin hipérbole considerar como verdaderos modelos.

Con el paso de los años, y la práctica en el verso, consiguió una gran soltura en la escritura hasta el punto de asemejarse a las técnicas de Lope de Vega. En el caso de las glosas, no se distinguía en exceso al resto de productores del género. Los versos temáticos de las glosas solían ser forzados, bien porque para ello servía alguna estrofa conocida, bien porque los señalaban los organizadores de los certámenes poéticos.

El poeta, pues, poco podía poner de su parte, porque se veía constreñido a desenvolver con un mismo fin el pensamiento de los versos glosados. Así se explican muchas coincidencias. La M. Cecilia y su hermana la M. María tienen glosas sobre los mismos temas.

GOZANDO DEL VERBO ENCARNADO

   Aquella niebla oscura

en una luz divina, fuerte, hermosa,

inaccesible y pura,

íntima y deleitosa;

un ver a Dios sin vista de otra cosa.

   La cual a gozar llega

el alma que de amor está inflamada,

y viene a quedar ciega,

quedando sin ver nada,

la ciencia trascendida y alcanzada.

   Y cuando la conquista

del reino de sí misma es acabada,

se sale sin ser vista

de nadie, ni notada,

a buscar a su Dios, de Él inflamada.

   Y en aquesta salida

que sale de sí el alma dando un vuelo,

en busca de su vida

sube al empíreo cielo

y a su secreto centro quita el velo.

   Y aunque busca al Amado

con la fuerza de amor toda encendida,

en sí le tiene hallado,

pues está entretenida

en gozar de su bien con Él unida.

   Está puesta en sosiego,

ya todas las imágenes perdidas,

y su entender ya ciego,

las pasiones rendidas,

con fuerza las potencias suspendidas.

   A tal gloria y ventura

subir por la escalera la convino

para venir segura:

que por modo divino

los misterios de Cristo fué el camino.

   Habiendo ya negado

al deseado fin que fué su intento,

tiene, quieta en su Amado,

continuo movimento,

estando sosegada y muy de asiento.

   Y cuando de contino

del Verbo eterno el alma está gozando,

su espírito divino

mueve un aire muy blando,

que todo lo interior va regalando.

   En la noche serena

en que goza de Dios, su vida y centro,

sin darla nada pena,

le busca bien adentro,

con deseos saliéndole al encuentro.

   El amor la encamina,

metida entre tiniebla tan oscura,

y sin otra doctrina

camina muy segura

adonde Dios la muestra su hermosura.

   Y yendo sin camino,

sin que haya entendimento ni memoria,

la muestra el Rey divino

su virtud y su gloria,

como se puede en vida transitoria

   ¡Oh noche cristalina,

que juntaste con una luz hermosa

en una unión divina

al Esposo y la esposa,

haciendo de ambos una misma cosa!

   Gozando de Él a solas,

y puesto un muro en este prado ameno,

vienen las blandas olas

de aqueste áire sereno

y todo lo de afuera lo hace ajeno.

   Aquel Rey en quien vive

la tiene con gran fuerza ya robada,

y como le recibe

de asiento en su morada,

la deja de sí toda enajenada.

  Como es tan poderosa

la fuerza de aquel bien con que está unida,

y ella tan poca cosa,

con darse por vencida

píerde su ser y en Él es convertida.

  No porque jamás pueda

ser que su esencia pierda la criatura,

sino que como exceda

en Dios el alma pura,

toda en Él se converte y transfigura.

Paravicino (Fray Hortensio Félix)

(Madrid 1580 - id. 1633). Religioso que representa la cumbre de la oratoria religiosa y barroca. Nació en Madrid de familia proveniente del Milanesado.   Estudió con los jesuitas en Ocaña y en las universidades de Alcalá y Salamanca. A los veinte años ingresó en la orden de los Trinitarios calzados y se doctoró en teología. Llegó a ser provincial de su orden. Su fama como predicador fue extraordinaria. Lope de Vega y Quevedo lo citan. Su obra es muy variada y numerosa; abarca diferentes campos: teología, sermones, historia, poesía...

Merecen recordarse sus EPITAFIOS O ELOGIOS FUNEBRES A FELIPE III, y sus diferentes tomos de ORACIONES EVANGÉLICAS. En vida publicó muy poco y fueron sus hermanos en religión quienes a su muerte dieron a conocer sus OBRAS POSTUMAS, DIVINAS Y HUMANAS. Parte de su poesía continúa inédita.   

A UNOS OJOS NEGROS

   Hermosos negros ojos,

blanco de un hombre que os ofrece en suma

a sí todo en despojos,

lenguas me quiero hacer con esta pluma,

y sea yo tan dichoso

que ojos se haga vuestro dueño hermoso.

   Oh queridas estrellas,

que entre los velos de la noche negra,

con turbadas centellas,

entretenéis la luz que al mundo alegra,

por tomar a porfía

de la noche el color, la luz del día.

   Espejos relevados,

que guarneció el amor de ébano puro,

sosegad mis cuidados,

que apenas de las niñas me aseguro,

si el cielo los ha hecho

los ojos de cristal, de roca el pecho.

   Mares de vidrio o hielo,

donde ojalá mi alma un siglo bogue,

de negro os cubrió el cielo,

por hacer de lo negro, como azogue,

espaldas a los lejos

y mirarse en vosotros como espejos.

   Cargue el indio un tesoro

de diamantes mayores unos que otros

el chino cargue de oro,

de perlas, esmeraldas, mas vosotros,

como tan peregrinos,

de azabache os cargáis, ojos divinos.

  ¡Ay ojos!, que sois hojas,

aunque negras, de temple toledano,

que en sangre de almas rojas,

muerto dejáis el cuerpo, extraña mano,

terrible golpe y fuerte,

que con espada negra dais la muerte.

  Son vuestros filos tales,

que entre negras cautelas los admiro,

obráis, sí, dulces males,

como enemigo al fin hacéis el tiro,

por encubrir la espada

tiráis con vaina y todo la estocada.

  Ojos, el que no os ama,

quédese en blanco, pues lo negro deja,

que yo en mi ardiente llama

ni pido libertad, ni tengo queja;

pues por tal hermosura

al amor me dé negra ventura.

Ramírez Pagán (Diego)

(Murcia, hacia 1524 - id. 1562). Estudió en Alcalá de Henares y se ordenó sacerdote en 1544. Vivió en Valencia como capellán de los Duques de Segorbe. Poeta laureado, decidió publicar su obra en 1562 con el título de FLORESTA DE VARIA POESIA.

En ella recoge toda una serie de elegías y sonetos elegiacos dedicados a la muerte de Carlos I, a la de Dña. Guiomar de Aragón (con versos en latín e italiano), a la de Fernández de Heredia, a Ariosto, Mena, Garcilaso de la Vega, Boscán, etc... Además una alabanza a los cartujos martirizados en 1536 y otra en loor de San Juan Evangelista. Excelente poeta, dentro de la tradición italiana de Cetina y Figueroa. 

LOS OJOS BELLOS

Los ojos bellos, la amorosa frente,

los brazos, manos, pies, el claro viso,

que me han hecho de mí mismo diviso,

y en todo singular de la otra gente;

   los crespados cabellos de oro ardiente,

el cuerdo resonar del dulce riso,

que en tierra hacer solía un paraíso,

ya es un poco de polvo que no siente.

   Y yo, en dolor y desdeñado, vivo

a oscuras, sin la lumbre que amé tanto,

como sin remos barco en mar esquivo.

   Fenezca aquí mi enamorado canto,

seca es la vena del ingenio vivo

y la cítara mía vuelta en llanto.

Luis de Ribera

 

(Sevilla s. XVI). De su vida se tienen pocas noticias, aparte de las consignadas en las ediciones manuscritas de los Varones Ilustres de Rodrigo Caro, en las cuales nos cuenta que fue leal cuando las revoluciones de Pizarro contra el virrey Blasco Nuñez Vela y que hallándose en Potosí escribió composiciones poéticas dedicadas a su hermana doña Constanza María de Ribera, monja profesa en el hábito de la Concepción y que con el título de SAGRADAS POESIAS se imprimieron primero en Sevilla y después, años más tarde, en Madrid. Es uno de los mejores poetas religiosos y se le ha comparado con Fray Luis de León.

CONTEMPLACIÓN SOBRE LA SENTENCIA DE LOS CANTARES

 "FULGITE ME FLORIBUS, STIPATE,  ME MALIS, QUONIAM MORE LANGUEO"

  Cubrid de flores a la bella Esposa,

que se apaga el oriente en sus mejillas,

y un eceso de amor vuelve amarillas,

almas, si ya os tocó llama hermosa.

Revivid la temprana y fresca rosa

que vïola parece, ¡maravillas

de vehemente ardor, y cómo humillas

al alma por tu santa unión ansiosa!

Las premiadas camuesas de sus huertos

traed para que huela, y el semblante

suyo fortaleced con nuevas flores;

que yace de amorosos desconciertos

ella herida, y el amor triunfante,

¿qué mucho que la venza mal de amores?

DE CRISTO YA RESUCITADO

Rosas, brotad al tiempo que levanta

la cabeza triunfal del breve sueño

el sacro vencedor, trocado el ceño,

y huella el mundo su divina planta.

EI cisne entre Ias ondas dulce canta,

y el campo, al espirar olor risueño,

al renovado fénix, sobre el leño

ve pulirse Ias plumas y se espanta.

Brotad, purpúreas rosas, y el aliento

vuestro, mezclado de canela y nardo,

bañe el semblante de carbuncos hecho.

Mueva el coro la voz y el instrumento,

el coro celestial, si más gallardo,

¿puede ofrecerse a más heroico hecho?

Rioja (Francisco de)

(Sevilla 1583 - Madrid 1659). De origen humilde, su abuelo fue soldado y su padre albañil, se ordenó de menores en 1594 y estudió Humanidades en su ciudad natal, adquiriendo una magnífica formación en lenguas y en antigüedades. Consejero del Conde-Duque de Olivares desde 1621, la carrera eclesiástica de Rioja es una acumulación de prebendas y beneficios. Tras la caída del valido en 1643, volvió a Sevilla hasta que fue de nuevo llamado para seguir de bibliotecario real.

Famoso en su tiempo como sabio humanista, prudente consejero y polemista feroz en materias teológicas e históricas, su fama póstuma se basa en una breve colección de poemas que quedaron inéditos.

Poesía limitada de formas y temas que reproduce modelos petrarquistas o que tiene como tema central el desengaño y la brevedad de la vida. Ruinas, flores y efímera belleza corporal son los temas recurrentes de sus sonetos y una reflexión sobre el paso del tiempo y su contrapunto, el "carpe diem".

SONETO

Ardo en la llama más hermosa y pura

que amante generoso arder pudiera,

y necia envidia, no piedad severa,

tan dulce incendio en mi apagar procura.

¡Oh, cómo vanamente se aventura

quien con violencia y con rigor espera

que un alto fuego en la ceniza muera,

mientras un alma a sabor en él se apura!

Si yo entre vagas luces de alba frente

me abraso, y entre blanda nieve y roja,

es culpa de tu amor no hacer caso.

No es la lumbre del sol más poderosa

y agrada más naciendo en el oriente

que cuando se nos muere en el ocaso.

SONETO

Cuando entre luz y púrpura aparece

la alba, y despierto ¡ay triste! y miro el día,

y no hallo la blanca Filis mía,

alba y púrpura y luz se me oscurece.

Lloro y crece mi llanto cuanto crece

más la lumbre, y la sombra se desvía;

y un torpe hielo así me ata y refría

que aun la voz para alivio me fallece.

Y a un punto apura amor con alto fuego

en este ancho desierto el pecho mío,

donde el pensar lo avíva más y enciende:

Lloro, pues, y ardo así y el mal se extiende

tanto, que a luz, y a sombra y a rocío

muero en llamas, y en lágrimas me anego.

SONETO

Lánguida flor de Venus, que escondida

yaces, y en triste sombra y tenebrosa

ver te impiden la faz al sol hermosa

hojas y espinas de que estás ceñida;

Y ellas, el puro lustre y la vistosa

púrpura en que apuntar te vi teñida

te arrebatan, y a par la dulce vida,

del verdor que descubre ardiente rosa:

Igual es, mustia flor, tu mal al mío;

que si nieve tu frente descolora

por no sentir el vivo rayo ardiente,

A mí en profunda oscuridad y frío

hielo también de muerte me colora

la ausencia de mi luz resplandeciente.

SONETO

Prende sutil metal entre la seda

que el pelo envuelve y ciñe ilustremente,

el rico lazo que de excelsa frente

sobre el puro alabastro en punta queda;

o prende la vistosa pompa y rueda

del traslúcido velo refulgente

debajo el cuello tierno y floreciente,

en quien o ni el pesar ni el tiempo pueda;

que en mí será tu aguda punta ociosa,

y de nuevo herir o dar favores

no puede otra virtud en ti escondida,

mientras hay viva nieve y blanda rosa,

y en desmayados ojos resplandores

árbitros de la muerte y de la vida.

A LA ROSA

Pura, encendida rosa,

émula de la llama

que sale con el día,

¿cómo naces tan llena de alegría,

sí sabes que la edad que te da el cielo

es apenas un breve y fugaz vuelo,

y ni valdrán las puntas de tu rama,

ni púrpura hermosa,

a detener un punto

la ejecución del hado presurosa?

El mismo cerco alado

que estoy viendo riente,

ya temo amortiguado

presto despojo de la llama ardiente.

Para las hojas de tu crespo seno

te dió Amor de sus alas blandas plumas

y oro de su cabello dió a tu frente.

¡Oh fiel imagen suya peregrina!

Bañóte en su color sangre divina

de la deidad que dieron las espumas.

¿Y esto, purpúrea flor, esto no pudo

hacer menos víolento el rayo agudo?

Róbate en una hora,

róbate licencioso su ardímiento

el color y el aliento;

tiendes aun no las alas abrasadas

y ya vuelan al suelo desmayadas;

tan cerca, tan unida

está al morir tu vida,

que dudo si en sus lágrimas la Aurora,

mustia, tu nacimiento o muerte llora.

Rodrigues Lobo (Francisco)

Poeta y prosista portugués, (Leiría 1580 - Ahogado en el Tajo en 1622). Utilizó modelos italianos para escribir una novela pastoril articulada en tres partes (A PRIMAVERA, O PASTOR PEREGRINO, DESENGANADO) y un MANUAL DE BUENAS COSTUMBRES en 16 diálogos que traslada al ambiente rural portugués el modelo de El Cortesano de B. Castiglione.

ROMANCE

  Clara y perezosa noche,

testigo de mis tristezas,

soledad de mis cuidados,

secretaria de mi pena:

qué clara, eres a mis ojos

y a mí qué escura te muestras,

porque otra noche más triste

a mis ojos representas.

Triste noche de ausencia,

todo tienes de noche, sino estrellas.

  Muestras de plata las aguas

entre las rubias arenas,

haciendo espejo a la luna,

que se está mirando en ellas.

¡Ay de mis corrientes ojos,

donde se miró Filena,

más hermosa que la luna

y más que los cielos bella!

Triste noche de ausencia,

todo tienes de noche, sino estrellas.

  Soledad muestran los sauces,

olmos, hayas, fresnos, hiedras,

con los planteados rayos

entre las ramas espesas.

¡Ay mis verdes esperanzas,

de tanto luto cubiertas

que apenas sabe el que os mira

si sois verdes, sí sois negras!

Triste noche de ausencia,

todo tienes de noche, sino estrellas.

  Si en el manto de tus nubes

algo encubres de la tierra,

todo apartan y descubren

los rayos de las estrellas;

pero en el mar de mis ojos

la propria vista se anega,

que un alma ausente y dudosa

vive en oscuras tinieblas.

Triste noche de ausencia,

todo tienes de noche, sino estrellas.

Rodríguez (Lucas)

(Alcalá de Henares ??? - Madrid ???, entre los años 1579 y 1590). Vecino de Alcalá donde actuaba como escritor copista. Lope de Vega, en La Arcadia. le denomina "Doctor".

Estaba relacionado con el grupo de poetas alcalaínos amigos de Cervantes y compuso un ROMANCERO HISTORIADO, en el que recoge romances del ciclo de Troya y otros del cerco de Zamora ya recogidos en el Romancero de Sepúlveda. Al final incluye églogas y cartas pastoriles en verso. Escribió y compiló también unos CONCEPTOS DE DIVINA POESIA.

ROMANCE PASTORIL

   Por la ribera del Júcar

va un pastor tras su ganado,

solo, pobre y sin abrigo,

en las montañas criado

al sol, al agua y al frío,

por montes, selvas, collados;

con lágrimas de sus ojos

el gabán lleva bañada,

y entre sí iba diciendo:

"Crudo Amor, ya estás vengado;

niño me viste y pequeño,

de trabajos fatigado,

hecísteme que yo amase,

más que cuantos han amado,

a la más bella pastora

que jamás guardó ganado;

fui querido en breve tiempo

y en un momento olvidado;

con quejas moví los montes,

con quejas moví el poblado,

cantando nuevas canciones,

del ciego Amor abrasado,

y si alguno te sirviera

no espere serle pagado."

Y por poder descansar

de su trabajo pesado,

a un alto sauce se arrima

con su rabel estimado,

por gozar del fresco viento,

y estos versos ha cantado:

 "Junto a una clara fuente

estaba un pastorcillo lastimado,

llorando amargamente

de amoroso cuidado,

sobre la verde yedra recostado.

  Estaba de tal suerte

metido en gran congoja y pensamiento,

y con ansias de muerte

publica su tormento,

al pie de un alto roble, al fresco viento.

  Dice de amor herido,

de tristeza y dolor acompañado:

 "¿Por qué quieres, Cupido,

que viva tan penado,

un pastorcillo pobre enamorado?

  ¿Por qué con tanta pena

quieres que sienta el mal que agora siento?"

Y ausente en tierra ajena,

cada hora y momento

llora su doloroso apartamiento."

Ruiz de Alarcón (D. Juan)

(Ciudad de Méjico 1581 - Madrid 1639). De familia noble castellana, inició sus estudios en Méjico y los continuó en España, graduándose en Cánones y Leyes por la Universidad de Salamanca. Ejerció, al parecer, la abogacía en Sevilla entre 1604 y 1606. Regresó a Méjico, pero en 1614 lo encontramos definitivamente instalado en Madrid.

Un yerno del Conde-Duque de Olivares le protegió y le hizo relator del Consejo de Indias. Sufrió las burlas de sus contemporáneos (Góngora, Lope, y Quevedo... entre otros, a causa de ser jorobado y pelirrojo).

Su producción dramática consta de 20 comedias que él mismo editó en dos volúmenes; en ella destacan, LA CUEVA DE SALAMANCA, MUDARSE POR MEJORARSE, LA VERDAD SOSPECHOSA, EL TEJEDOR DE SEGOVIA, EXAMEN DE MARIDOS, y  LAS PAREDES OYEN (contra la maledicencia, alegato personal como replica a los que le zahirieron), etc...

SONETO

   Aumento de la próspera fortuna

y alivio en la infeliz; maestra llave

que con un natural secreto sabe

dos voluntades encerrar en una;

  del humano gobierno la coluna;

ancla segura de la incierta nave

de la vida mortal: fuero suave

que en paz mantiene cuanto ve la luna

   es la santa amistad, virtud divina

que no dilata el premio de tenella,

pues ella misma es de sí misma el fruto;

   a quien naturaleza tanto inclina,

que al hombre que vivir sabe sin ella

sabe avisar el animal más bruto.

Salas Barbadillo (Alonso Jerónimo de)

(Madrid 1581 - id. 1635). Llevó una vida aventurera y agitada (procesado dos veces en 1609), y trató con los principales escritores de la época, incluso Cervantes fue amigo suyo. Genio típicamente madrileño, se sintió atraído por los ambientes populares.

Escribió poesías (romances y seguidillas), entremeses, novelas, cuentos y comedias. Sus obras más conocidas son: EL CABALLERO PUNTUAL, LA SABIA FLORA MALSABIDILLA, LA FIESTA DE LA BODA DE LA INCANSABLE MALCASADA, DON DIEGO DE NOCHE, etc...

SONETO AL CISNE

      Ave de nieve, que rompiendo espumas

de ese cristal lascivo donde cantas,

las cándidas espumas que levantas

són igual competencia de tus plumas.

  No es bien que cuando mueres lo presumas,

porque tu vida empieza en lo que cantas,

y a tus méritos propios te adelantas

para adquirir las alabanzas sumas.

  Cantando con espíritu del cielo

te despides del orbe de la tierra,,

que allá premio a tus méritos previenes.

   Mas si es tu voz un cielo acá en el suelo

sólo por nuestro daño se destierra,

que en ella misma lo que buscas tienes.

Salazar de Alarcón (Eugenio)

(Madrid hacia 1530 - Valladolid 1602). Hijo de Pedro de Salazar, estudió Leyes en Alcalá, Salamanca y Sigüenza. Fue gobernador de Tenerife y La Palma; tuvo cargos importantes en Santo Domingo, Guatemala y Méjico y fue consejero de Indias en 1601.

Dejó inéditos unos Estudios jurídicos  y algunas célebres cartas. Escribió un extraño poema alegórico, NAVEGACION DEL ALMA POR EL DISCURSO DE TODAS LAS EDADES, donde incluye un valioso vocabulario de términos náuticos, y la extensa SILVA DE POESIA, colección dividida en tres partes, lírica amorosa, de circunstancias y de devoción.

En ella tienen su presencia todos los géneros menores de la época, desde églogas hasta jeroglíficos. Poeta notable por su variedad y originalidad, es uno de los escasos autores que dedicó centenares de versos a cantar a su esposa, Doña Catalina Carrillo, "Carilia".

VIDRIO DE ROSAS

   ¡Oh lozanico vaso vidrïoso!

¡Oh agua clara, fresca, dulce y pura!

¡Oh rosas delicadas, en quien dura

un ser süave, lindo y oloroso!

   EI claro cielo, empíreo, glorioso,

¡oh limpio vidrio!, en ti se me figura,

y en esa tu agua dulce la dulzura

que hinche aquel lugar tan deleitoso.

   Las colocadas rosas que en ti veo

Ias glorïosas almas representan

que gozan del bien sumo y alegria.

   Divinas esperanzas me sustentan:

Padre del cielo, ¡cumple mi deseo!

Que sea rosa tal el alma mía.

Sánchez de Badajoz, (Garci)

(Écija (Sevilla) hacia 1450 - h. 1520). Es uno de los poetas más interesantes de la segunda mitad del s. XV. La mayor parte de su obra figura en el CANCIONERO GENERAL, aunque también aparece en otros Cancioneros, como en el de la Biblioteca Británica y la Nacional de París.

Su vida estuvo cargada de aventuras amorosas y terminó enloquecido por una de ellas. Escribió una polémica parodia bíblica, LECCIONES DE JOB APROPIADAS A LAS PASIONES DE AMOR. Fue muy conocida su obra INFIERNO DE AMOR O DE AMADORES.

También escribió en coplas de pie quebrado, sus LAMENTACIONES DE AMORES, y numerosos villancicos, canciones, "dezires", etc... Ha sido considerado como uno de los mejores poetas de Cancionero.

LAMENTACIONES DE AMORES

Lágrimas de mi consuelo,

que habéis hecho maravillas

      y hacéis,

salid, salid sin recelo

y regad estas mejillas

      que soléis.

Ansias y pasiones mías,

presto me habéis de acabar,

      yo lo fío;

¡oh llanto de jeremías,

vente ahora a cotejar

      con el mío!

Animas del Purgatorio,

que en dos mil penas andáis

      batallando,

si mi mal os es notorio,

bien veréis que en gloria estáis

      descansando.

Y vosotras que quedáis

para perpetua memoria

      en cadena,

cuando mis males sepáis,

pareceres ha que es gloria

      vuestra pena.

¡Oh fortuna de la mar

que trastornas mil navíos

      en que vengo,

si te quieres amansar

ven a ver los males míos

      que sostengo!

Troya, tú que te perdiste,

que solías ser la flor

      en el Mundo,

gózate conmigo, triste,

que ya llegó mi clamor

      al profundo.

Y vos, cisnes, que cantáis

junto con la cañavera

      en par del río,

pues con el canto os matáis,

mitad si es razón que muera

      con el mío.

Y tú, fénix que te quemas,

y con tus alas deshaces

      por victoria,

y después que así te extremas,

otro de ti mismo haces

      por memoria,

así yo triste, mezquino,

que muero por quien no espero

      galardón,

doyme la muerte contino,

y vuelvo como primero

      a mi pasión.

Mérida, que en las Españas

otro tiempo fuiste Roma,

      mira a mí,

y verás que en mis entrañas

hay mayor fuego y carcoma

      que no en ti.

VILLANCICO

 Secáronme los Pesares

los ojos y el corazón,

que no pueden llorar, non.

 Los pesares me secaron

el corazón y los ojos,

y a mis lágrimas y enojos,

y a mi salud acabaron:

muerto en vida me dejaron,

traspasado de pasión,

que no puedo llorar, non.

Y de estar mortificado

mi corazón de pesar,

ya no está para llorar,

sino para ser llorado:

esta es la causa, cuitado,

esta es la triste ocasión.

que no puedo llorar, non.

Al principio de mi mal

lloraba mi perdimiento,

mas agora ya estoy tal,

que de muerto no lo siento;

para tener sentimiento

tanta tengo de razón,

que no puedo llorar, non.

Silva y Mendoza, (Diego de), Conde de Salinas

(Madrid 1564 - id. 1630). Desempeñó cargos en la corte y en la milicia, tanto en el reino de Castilla como en los de Nápoles y Portugal, de donde llegó a ser virrey en 1616. Parece ser que casi toda su obra fue escrita entre finales del s. XVI y los primeros años del s. XVII.

Su poesía se compone sobre todo de sonetos y glosas y puede verse como un puente entre las formas petrarquistas de Garcilaso y Camoens y el barroquismo de sus contemporáneos. Nunca publicó sus poemas que en su mayor parte permanecen manuscritos, pero aun así fue muy admirado por sus coetáneos.

SONETO DE TU MUERTE

De tu muerte, que fue un breve suspiro,

¡que largo suspirar se ha comenzado!

Es cílicio en el alma mi cuidado

que le estrecha y aprieta cuanto miro.

  Si hay vez en que esforzándome respiro,

más me ahoga un aliento procurado:

ni sé si trueco o si renuevo estado

cuando a escuchar el alma me retiro.

  Cual gusano que va de sí tejiendo

su cárcel y su eterna sepultura,

así me enredo yo en mi pensamiento;

  si es morir acabar de estar muriendo,

lo que nunca esperé de la ventura

esperaré del mal de un bien violento.

NUNCA OFENDI LA FE CON LA ESPERANZA

Nunca ofendí la fe con la esperanza;

vivo presente en olvidada ausencia;

después de eternidades de paciencia

no merezco quejarme de tardanza.

  Soy sacrificio que arde en tu alabanza

(fuera morir no arder sin resistencia);

¡oh puro amor, oh nueva quintaesencia!,

de infierno sacas bienaventuranza.

  Cerca de visto y lejos de mirado,

ni de agravios me vi favorecido,

ni tu olvido alcanzó de qué olvidarse;

  tu descuido encarece mi cuidado;

quererte más no puedo, ni he podido,

que esto es amarte y lo demás amarse.

ESTRELLAS

Una,dos, tres estrellas,veinte,ciento,

mil, un millón, millares de millares;

¡válgame Dios, que tienen mis pesares

su retrato en el alto firmamento!

  Tú, Norte, siempre firme en un asiento,

a mi fe será bien que te compares;

tú, Bocina, con vueltas circulares.

y todas a un nivel, con mi tormento.

  Las estrellas errantes son mis dichas,

Ias siempre fijas son los males míos,

los luceros los ojos que yo adoro,

  Ias nubes, en su efecto, mis desdichas,

que lloviendo, crecer hacen los ríos,

como yo con las lágrimas que lloro.

Suárez de Figueroa (Cristóbal)

(Valladolid, hacia 1571 - ¿Nápoles? después de 1644). Hijo de un abogado gallego de poca fortuna, se "desterró" a Italia hacia 1588 y se doctoró en Derecho en Bolonia. Volvió a España en 1604 como auditor del Ejército, viviendo en Valladolid y Madrid y granjeándose las enemistades de casi todos los literatos de su tiempo.

Sufrió un proceso inquisitorial y fue encarcelado por Urbano VIII. Probablemente siguió viviendo en Nápoles hasta su muerte. De personalidad fuerte e inflexible, lo mejor de su obra está teñido de autobiografismo y de crítica ética. Comenzó escribiendo una traducción de EL PASTOR FIDO, alabada por Cervantes (quizá con ironía), y una novela pastoril, LA CONSTANTE AMARILIS donde se narran los amores de Don Juan Andrés Hurtado de Mendoza y de Doña María de Cárdenas, y un poema heroico, ESPAÑA DEFENDIDA.

Su gusto por la autobiografía, su visión crítica y dialogante del mundo, le llevó a componer su obra más importante: EL PASAJERO (1617). Se trata de un extenso diálogo dividido en diez "alivios" o capítulos en los que un doctor, un maestro en artes y teología y un militar y orífice tratan de todas las materias. El autor, moralista y duro crítico, da una visión ácida de la sociedad de su tiempo con una prosa admirable.

SONETO VIENTO SUAVE

   Viento suave, que tan dulcemente

lisonjeas las hierbas y las flores;

tú, que alegre cogiendo sus olores

los esparces después entre la gente.

   Florido prado, cristalina fuente,

agradable refugio a mis ardores,

¡ay!, ¿como al lamentar de mis amores

detienes en tu seno la corriente?

   Guarda, guarda silencio por oírme;

mas en poniendo fin al triste canto,

piadosa suelta un caudaloso río.

   Yo con imaginar vendré a morirme,

siendo tanta la copia de mi llanto

que en agua quede eterno el nombre mío.

Teresa de Jesús. Schez. de Cepeda Dávila y Ahumada

(Gotarrendura, Ávila, 1515 - Alba de Tormes 1582), religiosa, doctora de la Iglesia y escritora española. Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila en 1515 en el seno de una familia hebrea que había sido penitenciaria por la Inquisición toledana a finales del s.XV.

Cuando contaba siete años de edad, enfebrecida por la lectura de obras hagiográficas, trató de huir junto con su hermano Rodrigo a tierras de infieles en busca del martirio. Aficionada a la lectura de los libros de caballería, inició la redacción de uno, aunque no lo acabó. 

En 1531 ingresó como pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia, pero a los pocos meses tuvo que regresar a su domicilio a causa de una penosa enfermedad. En 1535 entró en el convento de Santa María de la Encarnación (Ávila). Entre 1538-41 pasó una grave crisis epiléptica que estuvo a punto de acabar con su vida; durante esos años empezó a practicar el método de oración llamado «recogimiento», expuesto por Francisco de Osuna en su Tercer abecedario espiritual, y a través de él consiguió llegar en varias ocasiones a la unión mística con Dios.

En 1562 fundó el primer convento reformado, el de San José de Ávila, con arreglo a la nueva regla, llamada del Carmelo Descalzo. Los carmelitas no reformados la denunciaron a la Inquisición por haber escrito EL LIBRO DE SU VIDA, y fue procesada, aunque absuelta. Durante el mandato del nuncio monseñor Sega, la persecución se intensificó pero su espíritu indomable logró vencer la oposición. Contó con la ayuda de Fray Domingo Báñez, Fray Luis de León y otros muchos religiosos que veían con buenos ojos la reforma iniciada por la santa abulense; finalmente, gracias a la ayuda del conde de Tendilla, el Papa aprobó la nueva Orden. 

En 1567 conoció a San Juan de la Cruz, a quien animaría a llevar a cabo la reforma carmelita en la rama masculina y ayudaría a escapar de prisión. En incesantes viajes fundó diez conventos, sobre todo en Castilla y Andalucía, entre ellos los de Medina del Campo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Soria, Burgos, etc., y reformó algunos otros. Durante un viaje de Burgos a Avila, a finales de septiembre de 1582, se detuvo en el convento de Alba de Tormes y allí murió el 4 de octubre.  En 1614 fue beatificada y en 1622 canonizada por Gregorio XV. 

En 1970, el papa Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer que recibía esta distinción. Sus obras más importantes, además de la ya nombrada son: EL CASTILLO INTERIOR O LAS MORADAS, EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES, EL LIBRO DE LAS RELACIONES, EL CAMINO DE PERFECCIÓN. Como poetisa compuso en versos cortos, canciones a lo divino, villancicos y glosas, como la muy conocida VIVO SIN VIVIR EN MI... Su obra poética no alcanza, literariamente hablando, la altura de su obra en prosa. Sus poemas son sencillos y fervorosos.   

Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.

       G L O S A

Aquesta divina unión,

del amor con que yo vivo,

hace a Dios ser mi cautivo,

y libre mi corazón;

mas causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué larga es esta vida!

¡Qué duros estos destierros,

esta cárcel y estos hierros

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida

me causa un dolor tan fiero,

que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué vida tan amarga

do no se goza al Señor!

Y si es dulce el amor,

no lo es la esperanza larga;

quíteme Dios esta carga,

más pesada que el acero,

que muero porque no muero.

Sólo con la confianza

vivo de que he de morir;

porque muriendo, el vivir

me asegura mi esperanza:

muerte do el vivir se alcanza

no te tardes que te espero,

que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;

vida, no seas molesta;

mira que sólo te resta,

para ganarte, perderte;

venga ya la dulce muerte,

venga el morir muy ligero,

que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba

es la vida verdadera:

hasta que esta vida muera,

no se goza estando viva;

muerte no seas esquiva;

vivo muriendo primero,

que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle

a mi Dios que vive en mí,

si no es perderte a ti,

para mejor a El gozarle?

Quiero muriendo alcanzarle,

pues a El solo es al que quiero,

que muero porque no muero.

Estando ausente de ti,

¿qué vida puedo tener,

sino muerte padecer

la mayor que nunca vi?

Lástima tengo de mí,

por ser mi mal tan entero,

que muero porque no muero.

Terrazas (Francisco de)

Escritor Mejicano, (1525 - 1600). Aunque escasean las noticias biográficas, se sabe que era hijo de uno de los conquistadores, Mayordomo de Cortés y alcalde ordinario de Méjico. Abrazó la carrera eclesiástica y heredó encomiendas en Oxaca y Tulancingo. Fue elogiado por Cervantes en el Canto a Calíope de la Galatea (1585).

De su obra lírica nos han llegado nueve sonetos de estilo petrarquista, además de otros tres y una epístola amorosa. Son suyas las décimas polémicas contra Ferrán González de Eslava.

Su poema épico “Nuevo Mundo y conquista”  se ciñe a la temática cortesana, pero incluye un idilio indianista que prefigura el tema del "bon sauvage". Escrito hacia 1580, solo fragmentos fueron publicados en 1902, recogidos en la Sumaria, relación de las cosas de la nueva España de Dorantes de Carranza, quien a su vez la escribió entre 1601 y 1604.

SONETO

   ¡Ay basas de marfil, vivo edificio

obrado del artífice del cielo,

columnas de alabastro que en el suelo

nos dais del bien supremo claro indicio!

   ¡Hermosos capiteles y artificio

del arco que aun de mí me pone celo!

¡Altar donde el tirano dios mozuelo

hiciera de sí mismo sacrificio!

   ¡Ay puerta de la gloria de Cupido,

y guarda de la flor más estimada

de cuantas en el mundo son ni han sido!,

  sepamos hasta cuándo estáis cerrada,

y el cristalino cielo es defendido

a quien jamás gustó fruta vedada.

SONETO

   Dejad las hebras de oro ensortijado

que el ánima me tienen enlazada,

y volved a la nieve no pisada

lo blanco de esas rosas matizado.

   Dejad las perlas y el coral preciado

de que esa boca está tan adornada;

y al cielo, de quien sois tan envidiada,

volved los soles que le habéis robado.

   La gracia y discreción que muestra ha sido

del gran saber del celestial maestro,

volvédselo a la angélica natura;

   y todo aquesto así restituido,

veréis que lo que os queda es propio vuestro:

ser áspera, crüel, ingrata y dura.

Timoneda (Juan de)

 

(Valencia ¿1518? - id. 1583). Se tienen muy pocos datos biográficos suyos pero se sabe que fue zurrador de pieles y tintorero, hasta que se dedicó al negocio de libros. Imprimió las obras de Lope de Rueda. Como autor presenta distintas facetas: dramaturgo, recopilador de romances y narrador en prosa.

Como dramaturgo escribió el TERNARIO SACRAMENTAL, formado por seis autos, entre los que destaca, LA OVEJA PERDIDA. En LA ROSA DE ROMANCES, recogió una antología de este género poético, bajo cuatro títulos: ROSA DE AMORES, ROSA ESPAÑOLA, ROSA GENTIL y ROSA DE PRINCIPES. Con un estilo peculiar y denso, recogió en varias obras los cuentos y argumentos de novelas más conocidos de su tiempo. Su producción se distingue por la rapidez en el diálogo y la regularidad en la fábula. Su colección de cuentos más conocida es EL PATRAÑUELO.

CANZONETA

Aquel, si viene o no viene,

aquel si sale o no sale,

en los amores no tiene

contento que se le iguale.

Aquel pensar que es amado

el amante y venturoso

y tenerse por dudoso

de verse bien empleado,

si con esto se mantiene

y que el seso no resbale,

en los amores no tiene

contento que se le iguale.

Aquel mirarse de día

ella a él y él a ella,

y esperar la noche bella

y hablarle como solía;

aquel cuando se detiene

aguardando quien le vale,

en los amores no tiene

contento que se le iguale.

Aquel pensar si me ha oído,

si me ha visto por ventura,

si llegó la hora y postura

que se había constituido;

sí en esperanzas se aviene

y el amor con esto sale,

todito el mundo no tiene

contento que se le iguale.

Aquellas señas que espere

que le señala la dama,

aquel ¡ce! con que le llama,

aquel decir que le quiere,

aquel sí cuando conviene

en cosa que poco vale,

en los amores no tiene

contento que se le iguale.

BELLA, DE VÓS SÓ ENAMORÓS

Bella, de vós só enamorós.

       Ja fósseu mia!

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

Tot mon tresor done, i persona,

       a vós, garrida.

Puix no us vol mal qui el tot vos dóna,

       dau-me la vida;

dau-me-la, doncs, hajau socors,

       ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

Lo jorn sencer tostemps sospir,

       podeu ben creure;

i a on vos he vist sovint me gir,

       si us poré veure,

i quan no us veig creixen dolors,

       ànima mia.

La nit i ei jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

Tota la nit que en vós estic,

       he somiat;

i quan record sol, sens abric,

       trobe'm burlat.

No em burleu més: durmam los dos,

       ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

AI fincstruc mire corrent,

       sols de passada,

i, si no hi sou, reste content,

       que hi sou estada;

i en aquell punt reste penós,

       ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

Vós m'haveu fet gran cantorista

       i sonador;

vós, ben criat; vós, bell trobista,

       componedor,

fort i valent; també gelós,

       ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira,

No us atavieu, anau així,

       que prenc gran ira

si us ataviau i alcú prop mi

       per sort vos mira.

Nueta us vull, gest graciós,

       ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

       mon cor sospira.

Plagués a Déu que com io us mane

     vós me manàsseu.

Seria ma sort, per si us engane,

     que m'ho provàsseu,

que en vida i mort tot só de vós,

     ànima mia.

La nit i el jorn, quan pens en vós,

     mon cor sospira.

Torre Sevil  (Francisco de la)

(¿1534 - 1594?). Nada se sabe de su vida, e incluso algún editor duda de su existencia. Quevedo publicó sus poesías en 1613 poco tiempo después de hacer lo propio con Fray Luis de León, con la finalidad de poner en circulación poetas renacentistas que oponer al cultismo de Góngora.

Se ha dicho por tal motivo que dichos poemas podrían ser de Quevedo, y el nombre del autor reflejo del propio Francisco de Quevedo, señor De La Torre de Juan Abad; teoría esgrimida por José Luis Velázquez (1753) y no rechazada por todos los editores modernos. El bosquejo de su vida realizada por Fernández-Guerra y Orbe (1857) no contenía la suficiente base documental como ya argumentó Crawford.

Lo que si es cierto es que el estilo de la recopilación publicada con un poema largo y un centenar de cortos, la mayoría sonetos, parecen tener una clara influencia de Virgilio, Horacio, Petrarca y Garcilaso, hallándose entre sus poemas diez traducidos por Benedetto Varchi (1502 - 65) y dos de Giambattista Amalteo (1505 - 73). Su poesía es melancólica, llena de una visión pagana de la naturaleza. Lo más destacable son las ocho églogas agrupadas bajo el título: LA BUCÓLICA DEL TAJO.

SONETO

Bella es mi ninfa, si los lazos de oro

al apacible viento desordena;

bella, si de sus ojos enajena

el altivo desdén que siempre lloro.

Bella, si con la luz que sola adoro

la tempestad del viento y mar serena;

bella, si a la dureza de mi pena

vuelve las gracias del celeste coro.

 

Bella si mansa, bella si terrible;

bella si cruda, bella esquiva, y bella

si vuelve grave aquella luz del cielo

cuya beldad humana y apacible

ni se puede saber lo que es sin vella,

ni vista entenderá lo que es el suelo.

SONETO

¡Cuántas veces te me has engalanado,

clara y amiga noche! ¡Cuántas, llena

de oscuridad y espanto, la serena

mansedumbre del cielo me has turbado!

Estrellas hay que saben mi cuidado

y que se han regalado con mi pena;

que, entre tanta beldad, la más ajena

de amor tiene su pecho enamorado.

Ellas saben amar, y saben ellas

que he contado su mal llorando el mío,

embuelto en los dobleces de tu manto.

Tú, con mil ojos, noche, mis querellas

oye y esconde, pues mi amargo llanto

es fruto inútil que al amor envío.

CANCIÓN

Doliente cierva, que el herido lado

de ponzoñosa y cruda yerba lleno,

buscas el agua de la fuente pura,

con el cansado aliento y con el seno

bello de la corriente sangre hinchado,

débil y descaída tu hermosura:

¡Ay! que la mano dura

que tu nevado pecho

ha puesto en tal estrecho,

gozosa va con tu desdicha, cuando,

cierva mortal, viviendo, estás penando

tu desangrado y dulce compañero,

el regalado y blando

pecho pasado del veloz montero.

Vuelve, cuitada, vuelve al valle, donde

queda muerto tu amor, en vano dando

términos desdichados a tu suerte;

morirás en su seno, reclinando

la beldad, que la cruda mano esconde

delante de la nube de la muerte.

Que el paso duro y fuerte,

ya forzoso y terrible,

no puede ser posible

que le excusen los cielos, permitiendo

crudos astros que muera padeciendo

las asechanzas de un montero crudo,

que te vino siguiendo

por los desiertos de este campo mudo.

Mas ¡ay! que no dilatas la inclemente

muerte, que en tu sangriento pecho llevas,

del crudo amor vencido y maltratado;

tú con el fatigado aliento pruebas

a rendir el espíritu doliente

en la corriente deste valle amado.

Que el ciervo desangrado,

que contigo la vida

tuvo por bien perdida,

no fue tampoco de tu amor querido,

que habiendo tan cruelmente padecido,

quieras vivir sin él, cuando pudieras

librar el pecho herido

de crudas llagas y memorias fieras.

Cuando por la espesura deste prado,

como tórtolas solas y queridas,

solos y acompañados anduvistes:

cuando de verde mirto y de floridas

violetas, tierno acanto y lauro amado,

vuestras frentes bellísimas ceñistes:

cuando las horas tristes,

ausentes y queridos

con mil mustios bramidos

ensordecistes la ribera umbrosa

del claro Tajo, rica y venturosa

con vuestro bien, con vuestro mal sentida;

cuya muerte penosa

no deja rastro de contenta vida;

agora el uno, cuerpo muerto lleno

de desdén y de espanto, quien solía

ser ornamento de la selva umbrosa:

tú, quebrantada y mustia, al agonía

de la muerte rendida, el bello seno

agonizando, el alma congojosa

cuya muerte gloriosa,

en los ojos de aquellos

cuyos despojos bellos

son victorias del crudo amor furioso,

martirio fue de amor, triunfo glorioso

con que corona y premia dos amantes

que del siempre rabioso

trance mortal salieron muy triunfantes:

canción, fábula un tiempo, y caso agora

de una cierva doliente, que la dura

flecha del cazador dejó sin vida,

errad por la espesura

del monte, que de gloria tan perdida

no hay sino lamentar su desventura.

ENDECHA

El pastor más triste

que ha seguido el cielo,

dos fuentes sus ojos

y un fuego su pecho,

llorando caídas

de altos pensamientos,

solo se querella

riberas de Duero.

El silencio amigo,

compañero eterno

de la noche sola,

oye sus tormentos.

Sus endechas llevan

rigurosos vientos,

como su firmeza

mal tenidos celos.

Solo y pensativo

le halla el claro Febo;

sale su Diana,

Y hállale gimiendo.

Cielo que le aparta

de su bien inmenso

le ha puesto en estado

de ningún consuelo.

Tórtola cuitada,

que el montero fiero

le quitó la gloria

de su compañero,

elevada y mustia

del piadoso acento

que oye suspirando

entregar al viento,

porque no se pierdan

suspiros tan tiernos,

ella los recoge,

que se duele dellos.

Y por ser más dulces

que su arrullo tierno,

de su soledad

se queja con ellos,

que ha de hazer el triste

pierda el sufrimiento,

que tras lo perdido

no cairá contento.

ODA

Mira, Filis, furiosa

onda, que sigue y huye la ribera

y torna presurosa,

echando al punto fuera

del agua el peso de la nao ligera.

Aquellas despojadas

plantas, que son estériles abrojos,

solían, adornadas

de cárdenos y rojos

ramos, lucir ante tus bellos ojos.

Vino del Austro frío

invierno yerto y abrasó la hermosa

gloria del valle umbrío

y derrívó la hojosa

corona de los árboles umbrosa.

Agora que el Oriente

de tu belleza reverbera, agora

que el rayo transparente

de la rosada Aurora

abre tus ojos y tu frente dora,

antes que la dorada

cumbre de relucientes llamas de oro

húmida y argentado

quede, inútil tesoro

consagrado al errante y fijo coro,

goza, Filis, del aura

que la concha de Venus hiere: dado

que apenas se restaura

el contento pasado,

como el día de ayer y el no gozado.

Vendrá la temerosa

noche de nieblas y de vientos llena,

marchitará la rosa

purpúrea y la azuzena

nevada mustia tornará de amena.

SONETO

Sigo, silencio, tu estrellado manto,

de transparentes lumbres guarnecido,

enemiga del Sol esclarecido,

ave noturna de agorero canto.

El falso mago Amor, con el encanto

de palabras quebradas por olvido,

convirtió mi razón y mi sentido,

mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.

Tú, que sabes mi mal, y tú, que fuiste

la ocasión principal de mí tormento,

por quien fui venturoso y desdichado,

oye tú solo mi dolor, que al triste

a quien persigue cielo violento,

no le está bien que sepa su cuidado.

Villamediana (D. Juan de Tarsis, Conde de)

(Lisboa 1582 - Madrid 1622). Conde de Villamediana. Su verdadero nombre era Juan de Tassis o Tarsis. Se educó en Palacio con los maestros Jiménez Patón y Luis Tribaldos de Toledo.

En 1601 se casó con la dama madrileña doña Ana de Mendoza, sobrina del duque del Infantado. Por su educación y sus aficiones literarias alternó con los poetas de su tiempo en tertulias y academias. Fue poeta culterano y escribió epigramas e interesantes sonetos. Por algunas incidencias en el juego fue desterrado a Valladolid en 1608.

Estuvo en Nápoles con el conde de Lemos, pero regresó a España en 1617 y por sus caústicas sátiras contra personajes de la Corte fue desterrado nuevamente e indultado al subir al trono Felipe IV. En 1622, en una fiesta que se celebraba en Aranjuez, se incendió el teatro durante la representación de una obra suya, LA GLORIA DE NIQUEA, y él tuvo que sacar a la reina Isabel de Borbón en brazos. La maledicencia pública hizo correr la voz de que él mismo había incendiado el teatro para tener a la reina entre sus brazos ya que estaba enamorado de ella.

En 1622 fue asesinado cuando regresaba a su casa, achacándose la causa de su muerte a sus poesías intencionadas y a su amor por la reina y por otra dama de la corte, doña Francisca de Tavares, (la Francelisa de sus poesías), cuyo amor se lo disputaba el mismo Felipe IV. Sus poesías fueron recopiladas por el licenciado Dionisio Hipólito de los Valles y publicadas en Zaragoza con el título de OBRAS. Destacan entre sus escritos los poemas largos FABULAS DE FAETON, DE FÉNIX, DE EUROPA y de VENUS Y ADONIS. Entre sus sonetos es muy conocido, A CRISTO CRUCIFICADO.        

DEFIENDEME DE ESTE MAL

Defiéndeme de este mal

lo que el mismo mal me niega,

pues es tal que al alma llega,

y en ella queda inmortal.

Entiérrese mi querella

de su secreto vencida,

que no es bien que tenga vida

quien busca cómo perdella.

En los peligros buscados

se pierden los prevenidos,

remedios siempre perdidos

es muerte de desdichados.

Secreto yo te guardara

porque Amor manda guardarte,

si decirte y si callarte

la vida no me costara.

Quien sólo supo vivir

en desdichas confirmado

podrá morir confesado,

y confesado, morir.

Una verdad por castigo

pudiera decir, señora,

mas es ya muy tarde agora,

y habrá de morir conmigo.

LLEGAR, VER Y ENTREGARME...

Llegar, ver y entregarme ha sido junto,

la deuda general pagada os tengo,

y a ser de vos injustamente vengo

condenado sin culpa en sólo un punto.

Padezco el mal, la causa no barrunto,

que yo, sin esperanza, me entretengo,

y sólo de adoraros me mantengo

vivo al servir, y al merecer difunto.

Quien sabe tanto y claramente entiende

que esperar algo es yerro sin disculpa,

con la intención no puede haber errado.

Miro y no hallo en mí de qué me enmiende;

mas si desdichas las tenéis por culpa,

¿cómo estará sin ella un desdichado?

Villegas (Antonio de)

(Medina del Campo (Valladolid), hacia 1512 - ? hacia 1551). Carecemos de datos sobre su vida. Al parecer reaccionó negativamente frente a las modas italianas en poesía.

Su obra principal es el INVENTARIO, libro compuesto de canciones, coplas, una fina refundición de la historia de Píramo y Tisbe y, entre otras cosas, una temprana versión del relato morisco "El Abencerraje y la hermosa Jarifa", motivo por el que su nombre fue asociado a este relato, aunque ninguna prueba aducida ha demostrado ser concluyente para asignarle la paternidad. 

COPLAS A UN VILLANCICO VIEJO

   En la peña, sobre la peña,

duerme la niña y sueña.

La niña que amor había,

de amores se transportaba:

con su amigo se soñaba,

soñaba, mas no dormía:

que la dama enamorada

y en la peña,

no duerme, si amores sueña

   EI corazón se le altera

con el sueño en que se vio:

si no vio lo que soñó,

soñó lo que ver quisiera;

hace representación

en la peña

de todo el sueño que sueña.

  Sueños son que, Amor, envías

a los que traes desvelados,

pagas despiertos cuidados

con fingidas alegrías:

quien muere de hambre los dias,

las noches manjares sueña

suso en la peña.

                                                                                          

                                                                    Continuará...

 

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