HISTORIA DE LA POESIA EN ESPAÑA
SEXTA PARTE: FINAL DEL SIGLO XVI
DE LOPEZ MALDONADO A VILLEGAS
López Maldonado
(¿---? - 1615?). Probablemente "López" es nombre propio, pues tanto él como sus amigos, Alonso de Ercilla, Cervantes, Padilla, Espinel, Lope de Vega... nunca utilizan Gabriel ni Juan, que es como aparece en algunos repertorios. Quizá era toledano, había vivido en la corte antes de 1585 y en Valencia se hallaba en 1591, figurando en la "Academia de los Nocturnos" bajo el seudónimo poético de "Sincero".
A su nombre se imprimió en Barcelona en 1615 una relación en romancillos sobre los avisos que Felipe III dio a su hija. Publicó también un CANCIONERO de tipo próximo a Boscán y Ausiàs March. Poeta dolorido, escribió lamentaciones y desgarrados sonetos. Su nombre ha pasado a la historia literaria porque lo cita el cura en el escrutinio de El Quijote, elogiando su capacidad para cantar y leer versos.
VILLANCICO
Por seguir una ocasión
llena de vanos
antojos,
el oficio de
los ojos
ha tomado el
corazón.
Por seguir un pensamiento,
atrevido y
desmandado,
heme tanto
aventurado,
que camino por
el viento.
Y esta vana
presunción
que nace de mis
antojos
lloran con agua
los ojos
y con sangre el
corazón.
Peligro corre la vida.
pues estando
tan cansada,
de ninguno es
ayudada
y es de todos
perseguida.
Y pues crece la
ocasión
y no menguan
los antojos,
faltará el agua
a los ojos
y la sangre al
corazón.
López de Zárate (Francisco)
(Logroño 1580 -
Madrid 1658). Estudió en Salamanca y tras una corta carrera militar entró al
servicio de Rodrigo Calderón y del duque de Lerma, quienes le encomendaron
misiones muy delicadas. Cuando el Conde-Duque de Olivares sucedió a sus
protectores, cayó en desgracia.
Su modo de vida fue sencillo
y aunque nunca aduló a los poderosos, contó con grandes amistades entre los
nobles. Sus poemas amorosos vienen a ser un resumen de tópicos petrarquistas.
Escribió, VARIAS POESÍAS, POEMA HEROICO DE LA INVENCIÓN DE LA CRUZ y una obra
de teatro titulada, LA GALEOTA REFORZADA.
DESENGAÑO
EN LO FRÁGIL DE LA HERMOSURA
SONETO
Pues que se muere con haber nacido,
siendo el ser
tan a riesgo de la vida,
que el minuto
menor es homicida,
de que el mejor
cristal queda sentido,
mira que el golpe, en polvo ya escondido,
y la luz con el
polvo tan unida,
se halla más
sepultada que encendida,
pues lo más
della muere, habiendo sido.
Si es tu defensa nada, ¡oh vidro leve!,
tan de acaso tu
luz para apagada,
que no admite
esperanza por lo breve;
si la más cierta vida es la pasada,
de la presente,
¿quién fiar se atreve?
¿Quién a más,
si, aun gozándola, es soñada?
DESPUÉS
DE UNA GRANDE
ENFERMEDAD EN SU MAYOR EDAD
SONETO
¡Un año más, Señor, con tanto día,
y con minuto
tanto, tanto, tanto!
¡Y en risa tan
continua, siendo el llanto
lo que
incesablemente se os debía!
¡Perdidos lustros! Y la escarcha fría
(como ya en
tiempo) ocupa sin espanto
la cabeza y el
rostro, y el quebranto
desune partes
que el vigor unía.
¡Casi al último polvo reducido,
donde no habrá
más paso, qunque la fama
lo pretenda en
pirámide o coloso!
¿Tan ya sin mí, que estoy de mí olvidado?
¿Tan ya no yo,
que soy quien más me infama?
Mostrad en mí
el poder de lo piadoso.
LA
ROSA
Esta a quien ya se le
atrevió el arado,
con púrpura fragante adornó
el viento,
y negando en la pompa su
elemento
bien que caduca luz, fue
sol del prado.
Tuviéronla los ojos por
cuidado,
siendo su triunfo breve
pensamiento;
¿quién sino el hierro fuera
tan violento
de la ignorancia rústica
guiado?
Aún no gozó de vida aquel
instante
que se permite a las
plebeyas flores,
porque llegó al ocaso en el
oriente;
¡oh tú, cuanto más rosa y
más triunfante,
teme, que la belleza son
colores
y fácil de morir todo
accidente!
Medrano, (Francisco de)
(Sevilla 1569 - id.1607). Descendiente de adineradas familias
sevillanas, debió estudiar con los jesuitas en cuya Compañía ingresó en 1586.
Se ordenó sacerdote en Salamanca y fue profesor en colegios de esta ciudad, de
Galicia y Valladolid.
En 1602 abandonó la Compañía y
regresó a Sevilla como simple presbítero. Su obra es breve: 58 sonetos, tres
romances y un par de décimas. Las odas van dedicadas, en su mayor parte, a sus
amigos.
Sus poemas se publicaron tras su
muerte y se encuentran recogidos parcialmente en los "Remedios de
amor" de Pedro Venegas de Saavedra. Es un poeta muy influido por Horacio y
es, sin duda Fray Luis su modelo más próximo; sus temas predominantes son el
amor y la amistad.
SONETO
A Don Juan de Arguijo, contra el artificio
Cansa la vista el artificio
humano,
cuanto mayor más presto: la
más clara
fuente y jardín compuestos
dan en cara
que nuestro ingenio es
breve y nuestra mano.
Aquel, aquel descuido
soberano
de la Naturaleza, en nada
avara,
con luenga admiración
suspende y para
a quien lo advierte con
sentido sano.
Ver cómo corre eternamente
un río,
cómo el campo se tiende en
las llanuras,
y en los montes se añuda y
se reduce,
grandeza es siempre nueva y
grata, Argío;
tal, pero, es el autor que
las produce:
¡oh Dios, inmenso en todas sus
criaturas!
EL RUBÍ DE TU
BOCA...
El rubí de tu boca me
rindiera,
a no haberme tu bello pie
rendido;
hubiéranme tus manos ya
prendido,
si preso tu cabello no me
hubiera.
Los del cielo por arcos
conociera
si tus ojos no hubiera
conocido;
fuera tu pelo norte a mis
sentidos,
si la luz de tus ojos no lo
fuera.
Así le plugo al cielo
señalarte,
que no ya sólo al norte y
arco bello
tus cejas venzan y ojos
soberanos;
mas, queriendo a ti misma
aventajarte,
tu pie la fuerza usurpa, y
tu cabello
a tu boca, Amarili, y a tus
manos.
SONETO
Las almas son eternas, son
iguales,
son libres, son espíritus,
María:
si en ellas hay amor, con
la porfía
de los estorbos crece, y de
los males.
Nacimos en fortuna
desiguales,
no en gustos; la violencia
nos desvía;
el tiempo corre lento, y
deja el día
de sí hasta en los mármoles
señales.
Mas tú ni a tiempo alguno
ni a violencia,
ni a aquello desigual de la
fortuna,
ni temas a la más prolija
ausencia;
que si nuestras dos almas
son a una,
¿en quién, si ya no en
Dios, habrá potencia
que las gaste o las fuerce
o las desuna?
Mira de Amescua (Antonio)
(Guadix (Granada) 1574 - id.
1644). Estudió Cánones y Leyes en el Colegio Imperial de San Miguel de
Granada. Más tarde estudió Teología y
se ordenó sacerdote (1601), compaginando este estado con su actividad
literaria.
Acompañó al Conde de Lemos,
nombrado virrey a Nápoles y pasó allí ocho años, tras los cuales se estableció
en Madrid, donde se dedicó a escribir piezas teatrales y a participar en
fiestas cortesanas y justas poéticas, estableciendo lazos de amistad con los
más importantes escritores de la época.
Parece que tuvo un carácter malhumorado, violento e impaciente y, tal
vez por ello, decidió en 1631 regresar a su pueblo natal y entregarse nuevamente
a las tareas sacerdotales.
Sus comedias se clasifican en
religiosas, históricas y de costumbres. Su obra está llena de versos fluidos y
variados, aunque sin el toque ornamental y colorista de otros autores del
momento.
CANCIÓN
Ufano, alegre, altivo,
enamorado,
rompiendo el aire el pardo
jilguerillo,
se sentó en los pimpollos
de una haya,
y con su pico de marfil
nevado
de su pechuelo blanco y
amarillo
la pluma concertó pajiza y
baya;
y celoso se ensaya
a discantar en alto
contrapunto
sus celos y amor junto,
y al ramillo, y al prado y
a las flores
libre y ufano cuenta sus
amores.
May, ¡ay!, que en este
estado
el cazador cruel de astucia
armado,
escondido le acecha,
y al tierno corazón.aguda
flecha
tira con mano esquiva
y envuelto en sangre en
tierra lo derriba.
¡Ay, vida mal lograda,
retrato de mi suerte
desdichada!
De la custodia del amor
materno
el corderillo juguetón se
aleja,
enamorado de la yerba y
flores,
y por la libertad el pasto
tierno
el cándido licor olvida y
deja
por quien hizo a su madre
mil amores;
sin conocer temores,
de la florida primavera
bella
el vario manto huella
con retozos y brincos
licenciosos,
y pace tallos tiernos y
sabrosos.
Mas, ¡ay!, que en un otero
dio en la boca de un lobo
carnicero,
que en partes diferentes
lo dividió con sus voraces
dientes,
y a convertirse vino
en purpúreo el dorado
vellocino.
¡Oh inocencia ofendida!
¡Breve bien, caro pasto,
corta vida!
Rica con sus penachos y
copetes,
ufana y loca, con ligero
vuelo
se remonta la garza a las
estrellas,
y, puliendo sus negros
martinetes,
procura ser allá, cerca del
cielo,
la reina sola de las aves
bellas;
y por ser de ellas
la que más altanera se
remonta,
ya se encubre y trasmonta,
a los ojos del lince más
atentos
y se contempla reina de los
vientos;
mas, ¡ay!, que en la alta
nube
el águila la vio y al ciclo
sube,
donde con pico y garra
el pecho candidísimo
desgarra
del bello airón que quiso
volar tan alto con tan
corto aviso.
¡Ay, pájaro altanero,
retrato de mi suerte
verdadero!
Al son de las belísonas
trompetas
y al retumbar del sonoroso
parche,
formó escuadrón el capitán
gallardo;
con relinchos, bufidos y
corvetas
pidió el caballo que la
gente marche
trocando en paso presuroso
el tardo;
sonó el clarín bastardo
la esperada señal de
arremetida,
y en batalla rompida,
teniendo cierta de vencer
la gloria,
Oyó a su gente que cantó
victoria.
Mas, ¡ay!, que el
desconcierto
del capitán bisoño y poco
experto,
por no observar el orden,
causó en su gente general
desorden,
y, la ocasión perdida,
el vencedor perdió victoria
y vida.
¡Ay, fortuna voltaria,
de mis prósperos fines
siempre varia!
En cristalino mundo
lisonjero
la bella dama en su beldad
se goza,
contemplándose Venus en la
tierra,
y al más rebelde corazón de
acero
con su vista enternece y
alboroza,
y es de las libertades
dulce guerra;
el desamor destierra
de donde pone sus divinos
ojos,
y de ellos son despojos
los purísimos castos de
Diana,
y en su belleza se
contempla ufana.
Mas, ¡ay!, que un
accidente,
apenas puso el pulso
intercadente,
cuando cubrió de manchas.
cárdenas ronchas y viruelas
anchas
el bello rostro hermoso
y lo trocó en horrible y
asqueroso.
¡Ay, beldad malograda,
muerta luz, turbio sol y
flor pisada!
Sobre frágiles leños, que
con alas
de lienzo débil de la mar
son carros,
el mercader surcó sus
claras olas;
llegó a la India, y, rico
de bengalas,
perlas, aromas, nácares
bizarros,
volvió a ver las riberas
españolas.
Tremoló banderolas,
flámulas, estandartes,
gallardetes;
dio premio a los grumetes
por haber descubierto
de la querida patria el
dulce puerto.
Mas, ¡ay!, que estaba
ignoto
a la experiencia y ciencia
del piloto
en la barra un peñasco,
donde, tocando de la nave
el casco,
dio a fondo, hecho mil
piezas,
mercader, esperanzas y
riquezas.
¡Pobre bajel, figura
del que anegó mi próspera
venturas
Mi pensamiento con ligero
vuelo,
ufano, alegre, altivo, enamorado,
sin conocer temores la
memoria,
se remontó, señora, hasta
tu cielo,
y contrastando tu desdén
airado,
triunfó mi amor, cantó mi
fe victoria;
y en la sublime gloria
de esa beldad se contempló
mi alma,
y el mar de amor sin calma
mi navecilla con su viento
en popa
llevaba navegando a toda
ropa.
Mas, ¡ay!, que mi contento
fue pajarilla y corderillo
exento,
fue la garza altanera,
fue el capitán que la
victoria espera,
fue la Venus del mundo,
fue la nave del piélago
profundo,
pues por diversos modos
todos los males padecí de
todos.
Canción, ve a la coluna
que sustentó mi próspera
fortuna,
y verás que si entonces
te pareció de mármoles y
bronces,
hoy es mujer; y en suma,
breve bien, fácil viento,
leve espuma.
Molina (Tirso de)
(Madrid 1571 - Soria 1648). Nació
en el seno de una familia humilde de la España de los Austrias. Se conservan pocos datos de su infancia y
adolescencia, solamente que en la escuela primaria estableció sólida amistad
con Matías de los Reyes. Es posible que
estudiara Humanidades en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús. En todo acaso adquirió una sólida formación
humanística de la que hay huella en su producción literaria.
En 1600 ingresa en el convento de
la Merced de Madrid, terminando el noviciado en Guadalajara, donde profesó. En
la Orden de la Merced fue donde Tirso adquirió una amplia educación clásica y
teológica. En 1610 es ya un dramaturgo
conocido. Vive entre Madrid y Toledo y es para él una época feliz: entregado a
la lectura, a la producción teatral, a la enseñanza y al contacto con los
amigos. Desde Madrid fue seleccionado
para una expedición a Santo Domingo y de este modo es uno de los pocos
escritores que conoció directamente el Nuevo Mundo. Permaneció allí desde 1616
hasta 1618.
A su regreso se estableció en Madrid,
lo que le permitió entregarse a la escritura teatral, a frecuentar las
academias literarias y a intervenir directamente en los asuntos de su Orden. En
1625, en un momento importante en su carrera teatral, fue severamente
amonestado por el Consejo de Castilla que consideraba poco decoroso que un
monje mercedario se dedicase a escribir comedias, aunque la causa verdadera
radicaba en que Tirso había llegado a convertirse en una voz molesta para la
política reinante, de manera especial para el Conde-Duque de Olivares, por lo
que fue confinado al convento de Cuenca.
Aunque discutió la decisión y recurrió al Nuncio, tuvo que acatar la
decisión.
Fue nombrado cronista general de
la Orden mercedaria, elegido en 1645 comendador del convento de Soria y en 1646
definidor provincial de Castilla. Murió
en el convento de Almazán, donde se había retirado desde Soria por motivos que
se desconocen.
CHISPAS
¿Como, amor, te llaman
ciego,
si te engendras de mirar?
¿Por qué tiemblas al hablar
si te dan nombre de, fuego?
¿Por qué quitas el sosiego
si el mundo paz te ha
llamado?
¿Cómo eres rey sin estado?
¿Cómo dios y estás desnudo?
¿Cómo elocuente, si mudo?
¿Cómo cobarde, si osado?
De burlas matarme esperas
cuando de mi amor te
burlas;
llégame el amor de burlas
y heme abrasado de veras.
Dos días tienen de gusto
las mujeres, si no yerran
los que sus acciones tasan,
y son: el en que se casan,
y el que a su marido
entierran.
Calle el alma lo que siente
porque sienta lo que calla,
que amor que palabras
halla,
tan falso es como elocuente.
Amante que fue querido
y ruega menospreciado,
muestras da de afeminado
cuando se humilla ofendido.
Nacimiento (Madre Cecilia del)
(Valladolid 1570? - id. 1646). De ella se conservan algunos
poemas de temática religiosa en liras y muy al modo de San Juan Cruz.
En cuanto a la hermana Cecilia del Nacimiento como
poetisa propiamente dicha, cabe destacar que superó a su hermana, la cual
también se dedicó a la poesía.
Sus poemas se caracterizan por su versificación, su
amplitud de ideas y su gran imaginación. Además están muy marcadas por la
esencia de la orden carmelita. La mayoría de sus obras están escritas en forma
de lira.
En las poesías de Sobrino Morillas es habitual
encontrar la huella de la fe en el dominio de sus estrofas, precisamente debido
a esto, es habitual que sus obras se atribuyan a San Juan de la Cruz, a quien
se le adjudica precisamente una de sus composiciones más célebres “La
transformación del alma de Dios”. Sin embargo, sabemos que esta obra está
escrita por ella gracias a que la propia religiosa dejó constancia de ello en
una de sus cartas. No obstante, si es cierto que, en las liras de Cecilia del
Nacimiento, es posible encontrar respuestas a las canciones de San Juan de la
Cruz.
Además, dentro de su producción artística, es posible
encontrar numerosos romances y glosas. Dentro de lo convencional del género, y
la traba que llevan en su misma estructura, ofrecen una soltura y una gracia
que no son corrientes. Los romances se pueden sin hipérbole considerar como
verdaderos modelos.
Con el paso de los años, y la práctica en el verso,
consiguió una gran soltura en la escritura hasta el punto de asemejarse a las
técnicas de Lope de Vega. En el caso de las glosas, no se distinguía en exceso
al resto de productores del género. Los versos temáticos de las glosas solían
ser forzados, bien porque para ello servía alguna estrofa conocida, bien porque
los señalaban los organizadores de los certámenes poéticos.
El poeta, pues, poco podía poner de su parte, porque
se veía constreñido a desenvolver con un mismo fin el pensamiento de los versos
glosados. Así se explican muchas coincidencias. La M. Cecilia y su hermana la
M. María tienen glosas sobre los mismos temas.
GOZANDO DEL VERBO
ENCARNADO
Aquella niebla oscura
en una luz divina, fuerte,
hermosa,
inaccesible y pura,
íntima y deleitosa;
un ver a Dios sin vista de otra
cosa.
La cual a gozar llega
el alma que de amor está
inflamada,
y viene a quedar ciega,
quedando sin ver nada,
la ciencia trascendida y
alcanzada.
Y cuando la conquista
del reino de sí misma es acabada,
se sale sin ser vista
de nadie, ni notada,
a buscar a su Dios, de Él
inflamada.
Y en aquesta salida
que sale de sí el alma dando un
vuelo,
en busca de su vida
sube al empíreo cielo
y a su secreto centro quita el velo.
Y aunque busca al Amado
con la fuerza de amor toda
encendida,
en sí le tiene hallado,
pues está entretenida
en gozar de su bien con Él unida.
Está puesta en sosiego,
ya todas las imágenes perdidas,
y su entender ya ciego,
las pasiones rendidas,
con fuerza las potencias
suspendidas.
A tal gloria y ventura
subir por la escalera la convino
para venir segura:
que por modo divino
los misterios de Cristo fué el
camino.
Habiendo ya negado
al deseado fin que fué su intento,
tiene, quieta en su Amado,
continuo movimento,
estando sosegada y muy de asiento.
Y cuando de contino
del Verbo eterno el alma está
gozando,
su espírito divino
mueve un aire muy blando,
que todo lo interior va regalando.
En la noche serena
en que goza de Dios, su vida y centro,
sin darla nada pena,
le busca bien adentro,
con deseos saliéndole al
encuentro.
El amor la encamina,
metida entre tiniebla tan oscura,
y sin otra doctrina
camina muy segura
adonde Dios la muestra su
hermosura.
Y yendo sin camino,
sin que haya entendimento ni
memoria,
la muestra el Rey divino
su virtud y su gloria,
como se puede en vida transitoria
¡Oh noche cristalina,
que juntaste con una luz hermosa
en una unión divina
al Esposo y la esposa,
haciendo de ambos una misma cosa!
Gozando de Él a solas,
y puesto un muro en este prado
ameno,
vienen las blandas olas
de aqueste áire sereno
y todo lo de afuera lo hace ajeno.
Aquel Rey en quien vive
la tiene con gran fuerza ya
robada,
y como le recibe
de asiento en su morada,
la deja de sí toda enajenada.
Como es tan poderosa
la fuerza de aquel bien con que
está unida,
y ella tan poca cosa,
con darse por vencida
píerde su ser y en Él es
convertida.
No porque jamás pueda
ser que su esencia pierda la
criatura,
sino que como exceda
en Dios el alma pura,
toda en Él se converte y
transfigura.
Paravicino (Fray Hortensio Félix)
(Madrid 1580 - id. 1633).
Religioso que representa la cumbre de la oratoria religiosa y barroca. Nació en
Madrid de familia proveniente del Milanesado.
Estudió con los jesuitas en Ocaña y en las universidades de Alcalá y
Salamanca. A los veinte años ingresó en la orden de los Trinitarios calzados y
se doctoró en teología. Llegó a ser provincial de su orden. Su fama como
predicador fue extraordinaria. Lope de Vega y Quevedo lo citan. Su obra es muy
variada y numerosa; abarca diferentes campos: teología, sermones, historia,
poesía...
Merecen recordarse sus EPITAFIOS O ELOGIOS FUNEBRES A FELIPE III, y sus diferentes tomos de ORACIONES EVANGÉLICAS. En vida publicó muy poco y fueron sus hermanos en religión quienes a su muerte dieron a conocer sus OBRAS POSTUMAS, DIVINAS Y HUMANAS. Parte de su poesía continúa inédita.
A
UNOS OJOS NEGROS
Hermosos negros ojos,
blanco de un hombre que os
ofrece en suma
a sí todo en despojos,
lenguas me quiero hacer con
esta pluma,
y sea yo tan dichoso
que ojos se haga vuestro
dueño hermoso.
Oh queridas estrellas,
que entre los velos de la
noche negra,
con turbadas centellas,
entretenéis la luz que al
mundo alegra,
por tomar a porfía
de la noche el color, la
luz del día.
Espejos relevados,
que guarneció el amor de
ébano puro,
sosegad mis cuidados,
que apenas de las niñas me
aseguro,
si el cielo los ha hecho
los ojos de cristal, de
roca el pecho.
Mares de vidrio o hielo,
donde ojalá mi alma un
siglo bogue,
de negro os cubrió el
cielo,
por hacer de lo negro, como
azogue,
espaldas a los lejos
y mirarse en vosotros como
espejos.
Cargue el indio un tesoro
de diamantes mayores unos
que otros
el chino cargue de oro,
de perlas, esmeraldas, mas
vosotros,
como tan peregrinos,
de azabache os cargáis,
ojos divinos.
¡Ay ojos!, que sois hojas,
aunque negras, de temple
toledano,
que en sangre de almas
rojas,
muerto dejáis el cuerpo,
extraña mano,
terrible golpe y fuerte,
que con espada negra dais
la muerte.
Son vuestros filos tales,
que entre negras cautelas
los admiro,
obráis, sí, dulces males,
como enemigo al fin hacéis
el tiro,
por encubrir la espada
tiráis con vaina y todo la
estocada.
Ojos, el que no os ama,
quédese en blanco, pues lo
negro deja,
que yo en mi ardiente llama
ni pido libertad, ni tengo
queja;
pues por tal hermosura
al amor me dé negra
ventura.
Ramírez Pagán (Diego)
(Murcia, hacia 1524 - id. 1562).
Estudió en Alcalá de Henares y se ordenó sacerdote en 1544. Vivió en Valencia como
capellán de los Duques de Segorbe. Poeta laureado, decidió publicar su obra en
1562 con el título de FLORESTA DE VARIA POESIA.
En ella recoge toda una serie de
elegías y sonetos elegiacos dedicados a la muerte de Carlos I, a la de Dña.
Guiomar de Aragón (con versos en latín e italiano), a la de Fernández de
Heredia, a Ariosto, Mena, Garcilaso de la Vega, Boscán, etc... Además una
alabanza a los cartujos martirizados en 1536 y otra en loor de San Juan
Evangelista. Excelente poeta, dentro de la tradición italiana de Cetina y
Figueroa.
LOS
OJOS BELLOS
Los ojos bellos, la amorosa
frente,
los brazos, manos, pies, el
claro viso,
que me han hecho de mí
mismo diviso,
y en todo singular de la
otra gente;
los crespados cabellos de oro ardiente,
el cuerdo resonar del dulce
riso,
que en tierra hacer solía
un paraíso,
ya es un poco de polvo que
no siente.
Y yo, en dolor y desdeñado, vivo
a oscuras, sin la lumbre
que amé tanto,
como sin remos barco en mar
esquivo.
Fenezca aquí mi enamorado canto,
seca es la vena del ingenio
vivo
y la cítara mía vuelta en
llanto.
Luis de Ribera
(Sevilla s. XVI). De su vida se
tienen pocas noticias, aparte de las consignadas en las ediciones manuscritas
de los Varones Ilustres de Rodrigo Caro, en las cuales nos cuenta que fue leal
cuando las revoluciones de Pizarro contra el virrey Blasco Nuñez Vela y que
hallándose en Potosí escribió composiciones poéticas dedicadas a su hermana
doña Constanza María de Ribera, monja profesa en el hábito de la Concepción y
que con el título de SAGRADAS POESIAS se imprimieron primero en Sevilla y
después, años más tarde, en Madrid. Es uno de los mejores poetas religiosos y
se le ha comparado con Fray Luis de León.
CONTEMPLACIÓN
SOBRE LA SENTENCIA DE LOS CANTARES
"FULGITE ME FLORIBUS, STIPATE, ME MALIS, QUONIAM MORE LANGUEO"
Cubrid de flores a la bella Esposa,
que se apaga el oriente en
sus mejillas,
y un eceso de amor vuelve
amarillas,
almas, si ya os tocó llama
hermosa.
Revivid la temprana y
fresca rosa
que vïola parece,
¡maravillas
de vehemente ardor, y cómo
humillas
al alma por tu santa unión
ansiosa!
Las premiadas camuesas de
sus huertos
traed para que huela, y el
semblante
suyo fortaleced con nuevas
flores;
que yace de amorosos
desconciertos
ella herida, y el amor
triunfante,
¿qué mucho que la venza mal
de amores?
DE
CRISTO YA RESUCITADO
Rosas, brotad al tiempo que
levanta
la cabeza triunfal del
breve sueño
el sacro vencedor, trocado
el ceño,
y huella el mundo su divina
planta.
EI cisne entre Ias ondas
dulce canta,
y el campo, al espirar olor
risueño,
al renovado fénix, sobre el
leño
ve pulirse Ias plumas y se
espanta.
Brotad, purpúreas rosas, y
el aliento
vuestro, mezclado de canela
y nardo,
bañe el semblante de
carbuncos hecho.
Mueva el coro la voz y el
instrumento,
el coro celestial, si más
gallardo,
¿puede ofrecerse a más
heroico hecho?
Rioja (Francisco de)
(Sevilla 1583 - Madrid 1659). De
origen humilde, su abuelo fue soldado y su padre albañil, se ordenó de menores
en 1594 y estudió Humanidades en su ciudad natal, adquiriendo una magnífica
formación en lenguas y en antigüedades. Consejero del Conde-Duque de Olivares
desde 1621, la carrera eclesiástica de Rioja es una acumulación de prebendas y
beneficios. Tras la caída del valido en 1643, volvió a Sevilla hasta que fue de
nuevo llamado para seguir de bibliotecario real.
Famoso en su tiempo como sabio
humanista, prudente consejero y polemista feroz en materias teológicas e
históricas, su fama póstuma se basa en una breve colección de poemas que
quedaron inéditos.
Poesía limitada de formas y temas
que reproduce modelos petrarquistas o que tiene como tema central el desengaño
y la brevedad de la vida. Ruinas, flores y efímera belleza corporal son los
temas recurrentes de sus sonetos y una reflexión sobre el paso del tiempo y su
contrapunto, el "carpe diem".
SONETO
Ardo en la llama más
hermosa y pura
que amante generoso arder
pudiera,
y necia envidia, no piedad
severa,
tan dulce incendio en mi
apagar procura.
¡Oh, cómo vanamente se
aventura
quien con violencia y con
rigor espera
que un alto fuego en la
ceniza muera,
mientras un alma a sabor en
él se apura!
Si yo entre vagas luces de
alba frente
me abraso, y entre blanda
nieve y roja,
es culpa de tu amor no
hacer caso.
No es la lumbre del sol más
poderosa
y agrada más naciendo en el
oriente
que cuando se nos muere en
el ocaso.
SONETO
Cuando entre luz y púrpura
aparece
la alba, y despierto ¡ay
triste! y miro el día,
y no hallo la blanca Filis
mía,
alba y púrpura y luz se me
oscurece.
Lloro y crece mi llanto
cuanto crece
más la lumbre, y la sombra
se desvía;
y un torpe hielo así me ata
y refría
que aun la voz para alivio
me fallece.
Y a un punto apura amor con
alto fuego
en este ancho desierto el
pecho mío,
donde el pensar lo avíva
más y enciende:
Lloro, pues, y ardo así y
el mal se extiende
tanto, que a luz, y a
sombra y a rocío
muero en llamas, y en
lágrimas me anego.
SONETO
Lánguida flor de Venus, que
escondida
yaces, y en triste sombra y
tenebrosa
ver te impiden la faz al
sol hermosa
hojas y espinas de que
estás ceñida;
Y ellas, el puro lustre y
la vistosa
púrpura en que apuntar te
vi teñida
te arrebatan, y a par la
dulce vida,
del verdor que descubre
ardiente rosa:
Igual es, mustia flor, tu
mal al mío;
que si nieve tu frente
descolora
por no sentir el vivo rayo
ardiente,
A mí en profunda oscuridad
y frío
hielo también de muerte me
colora
la ausencia de mi luz
resplandeciente.
SONETO
Prende sutil metal entre la
seda
que el pelo envuelve y ciñe
ilustremente,
el rico lazo que de excelsa
frente
sobre el puro alabastro en
punta queda;
o prende la vistosa pompa y
rueda
del traslúcido velo
refulgente
debajo el cuello tierno y
floreciente,
en quien o ni el pesar ni
el tiempo pueda;
que en mí será tu aguda
punta ociosa,
y de nuevo herir o dar
favores
no puede otra virtud en ti
escondida,
mientras hay viva nieve y
blanda rosa,
y en desmayados ojos
resplandores
árbitros de la muerte y de
la vida.
A
LA ROSA
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de
alegría,
sí sabes que la edad que te
da el cielo
es apenas un breve y fugaz
vuelo,
y ni valdrán las puntas de
tu rama,
ni púrpura hermosa,
a detener un punto
la ejecución del hado
presurosa?
El mismo cerco alado
que estoy viendo riente,
ya temo amortiguado
presto despojo de la llama
ardiente.
Para las hojas de tu crespo
seno
te dió Amor de sus alas
blandas plumas
y oro de su cabello dió a
tu frente.
¡Oh fiel imagen suya
peregrina!
Bañóte en su color sangre
divina
de la deidad que dieron las
espumas.
¿Y esto, purpúrea flor,
esto no pudo
hacer menos víolento el
rayo agudo?
Róbate en una hora,
róbate licencioso su
ardímiento
el color y el aliento;
tiendes aun no las alas
abrasadas
y ya vuelan al suelo
desmayadas;
tan cerca, tan unida
está al morir tu vida,
que dudo si en sus lágrimas
la Aurora,
mustia, tu nacimiento o muerte
llora.
Rodrigues Lobo (Francisco)
Poeta y prosista portugués,
(Leiría 1580 - Ahogado en el Tajo en 1622). Utilizó modelos italianos para
escribir una novela pastoril articulada en tres partes (A PRIMAVERA, O PASTOR
PEREGRINO, DESENGANADO) y un MANUAL DE BUENAS COSTUMBRES en 16 diálogos que
traslada al ambiente rural portugués el modelo de El Cortesano de B.
Castiglione.
ROMANCE
Clara y perezosa noche,
testigo de mis tristezas,
soledad de mis cuidados,
secretaria de mi pena:
qué clara, eres a mis ojos
y a mí qué escura te
muestras,
porque otra noche más
triste
a mis ojos representas.
Triste noche de ausencia,
todo tienes de noche, sino
estrellas.
Muestras de plata las aguas
entre las rubias arenas,
haciendo espejo a la luna,
que se está mirando en ellas.
¡Ay de mis corrientes ojos,
donde se miró Filena,
más hermosa que la luna
y más que los cielos bella!
Triste noche de ausencia,
todo tienes de noche, sino
estrellas.
Soledad muestran los sauces,
olmos, hayas, fresnos,
hiedras,
con los planteados rayos
entre las ramas espesas.
¡Ay mis verdes esperanzas,
de tanto luto cubiertas
que apenas sabe el que os
mira
si sois verdes, sí sois
negras!
Triste noche de ausencia,
todo tienes de noche, sino
estrellas.
Si en el manto de tus nubes
algo encubres de la tierra,
todo apartan y descubren
los rayos de las estrellas;
pero en el mar de mis ojos
la propria vista se anega,
que un alma ausente y
dudosa
vive en oscuras tinieblas.
Triste noche de ausencia,
todo tienes de noche, sino
estrellas.
Rodríguez (Lucas)
(Alcalá de Henares ??? - Madrid
???, entre los años 1579 y 1590). Vecino de Alcalá donde actuaba como escritor
copista. Lope de Vega, en La Arcadia. le denomina "Doctor".
Estaba relacionado con el grupo de
poetas alcalaínos amigos de Cervantes y compuso un ROMANCERO HISTORIADO, en el
que recoge romances del ciclo de Troya y otros del cerco de Zamora ya recogidos
en el Romancero de Sepúlveda. Al final incluye églogas y cartas pastoriles en
verso. Escribió y compiló también unos CONCEPTOS DE DIVINA POESIA.
ROMANCE
PASTORIL
Por la ribera del Júcar
va un pastor tras su
ganado,
solo, pobre y sin abrigo,
en las montañas criado
al sol, al agua y al frío,
por montes, selvas,
collados;
con lágrimas de sus ojos
el gabán lleva bañada,
y entre sí iba diciendo:
"Crudo Amor, ya estás
vengado;
niño me viste y pequeño,
de trabajos fatigado,
hecísteme que yo amase,
más que cuantos han amado,
a la más bella pastora
que jamás guardó ganado;
fui querido en breve tiempo
y en un momento olvidado;
con quejas moví los montes,
con quejas moví el poblado,
cantando nuevas canciones,
del ciego Amor abrasado,
y si alguno te sirviera
no espere serle
pagado."
Y por poder descansar
de su trabajo pesado,
a un alto sauce se arrima
con su rabel estimado,
por gozar del fresco
viento,
y estos versos ha cantado:
"Junto a una clara fuente
estaba un pastorcillo
lastimado,
llorando amargamente
de amoroso cuidado,
sobre la verde yedra
recostado.
Estaba de tal suerte
metido en gran congoja y
pensamiento,
y con ansias de muerte
publica su tormento,
al pie de un alto roble, al
fresco viento.
Dice de amor herido,
de tristeza y dolor
acompañado:
"¿Por qué quieres, Cupido,
que viva tan penado,
un pastorcillo pobre
enamorado?
¿Por qué con tanta pena
quieres que sienta el mal
que agora siento?"
Y ausente en tierra ajena,
cada hora y momento
llora su doloroso
apartamiento."
Ruiz de Alarcón (D. Juan)
(Ciudad de Méjico 1581 - Madrid
1639). De familia noble castellana, inició sus estudios en Méjico y los
continuó en España, graduándose en Cánones y Leyes por la Universidad de
Salamanca. Ejerció, al parecer, la abogacía en Sevilla entre 1604 y 1606.
Regresó a Méjico, pero en 1614 lo encontramos definitivamente instalado en
Madrid.
Un yerno del Conde-Duque de
Olivares le protegió y le hizo relator del Consejo de Indias. Sufrió las burlas
de sus contemporáneos (Góngora, Lope, y Quevedo... entre otros, a causa de ser
jorobado y pelirrojo).
Su producción dramática consta de
20 comedias que él mismo editó en dos volúmenes; en ella destacan, LA CUEVA DE
SALAMANCA, MUDARSE POR MEJORARSE, LA VERDAD SOSPECHOSA, EL TEJEDOR DE SEGOVIA,
EXAMEN DE MARIDOS, y LAS PAREDES OYEN
(contra la maledicencia, alegato personal como replica a los que le
zahirieron), etc...
SONETO
Aumento de la próspera fortuna
y alivio en la infeliz;
maestra llave
que con un natural secreto
sabe
dos voluntades encerrar en
una;
del humano gobierno la coluna;
ancla segura de la incierta
nave
de la vida mortal: fuero
suave
que en paz mantiene cuanto
ve la luna
es la santa amistad, virtud divina
que no dilata el premio de
tenella,
pues ella misma es de sí
misma el fruto;
a quien naturaleza tanto inclina,
que al hombre que vivir
sabe sin ella
sabe avisar el animal más
bruto.
Salas Barbadillo (Alonso Jerónimo de)
(Madrid 1581 -
id. 1635). Llevó una vida aventurera y agitada (procesado dos veces en 1609), y
trató con los principales escritores de la época, incluso Cervantes fue amigo
suyo. Genio típicamente madrileño, se sintió atraído por los ambientes
populares.
Escribió poesías (romances
y seguidillas), entremeses, novelas, cuentos y comedias. Sus obras más
conocidas son: EL CABALLERO PUNTUAL, LA SABIA FLORA MALSABIDILLA, LA FIESTA DE
LA BODA DE LA INCANSABLE MALCASADA, DON DIEGO DE NOCHE, etc...
SONETO
AL CISNE
Ave de nieve, que rompiendo espumas
de ese cristal
lascivo donde cantas,
las cándidas
espumas que levantas
són igual
competencia de tus plumas.
No es bien que cuando mueres lo presumas,
porque tu vida
empieza en lo que cantas,
y a tus méritos
propios te adelantas
para adquirir
las alabanzas sumas.
Cantando con espíritu del cielo
te despides del
orbe de la tierra,,
que allá premio
a tus méritos previenes.
Mas si es tu voz un cielo acá en el suelo
sólo por
nuestro daño se destierra,
que en ella
misma lo que buscas tienes.
Salazar de Alarcón (Eugenio)
(Madrid hacia 1530 - Valladolid
1602). Hijo de Pedro de Salazar, estudió Leyes en Alcalá, Salamanca y Sigüenza.
Fue gobernador de Tenerife y La Palma; tuvo cargos importantes en Santo
Domingo, Guatemala y Méjico y fue consejero de Indias en 1601.
Dejó inéditos unos Estudios
jurídicos y algunas célebres cartas.
Escribió un extraño poema alegórico, NAVEGACION DEL ALMA POR EL DISCURSO DE
TODAS LAS EDADES, donde incluye un valioso vocabulario de términos náuticos, y
la extensa SILVA DE POESIA, colección dividida en tres partes, lírica amorosa,
de circunstancias y de devoción.
En ella tienen su presencia todos
los géneros menores de la época, desde églogas hasta jeroglíficos. Poeta
notable por su variedad y originalidad, es uno de los escasos autores que
dedicó centenares de versos a cantar a su esposa, Doña Catalina Carrillo,
"Carilia".
VIDRIO
DE ROSAS
¡Oh lozanico vaso vidrïoso!
¡Oh agua clara, fresca,
dulce y pura!
¡Oh rosas delicadas, en
quien dura
un ser süave, lindo y
oloroso!
EI claro cielo, empíreo, glorioso,
¡oh limpio vidrio!, en ti
se me figura,
y en esa tu agua dulce la
dulzura
que hinche aquel lugar tan
deleitoso.
Las colocadas rosas que en ti veo
Ias glorïosas almas
representan
que gozan del bien sumo y
alegria.
Divinas esperanzas me sustentan:
Padre del cielo, ¡cumple mi
deseo!
Que sea rosa tal el alma
mía.
Sánchez de Badajoz, (Garci)
(Écija (Sevilla) hacia 1450 - h.
1520). Es uno de los poetas más interesantes de la segunda mitad del s. XV. La mayor
parte de su obra figura en el CANCIONERO GENERAL, aunque también aparece en
otros Cancioneros, como en el de la Biblioteca Británica y la Nacional de
París.
Su vida estuvo cargada de
aventuras amorosas y terminó enloquecido por una de ellas. Escribió una
polémica parodia bíblica, LECCIONES DE JOB APROPIADAS A LAS PASIONES DE AMOR.
Fue muy conocida su obra INFIERNO DE AMOR O DE AMADORES.
También escribió en coplas de pie
quebrado, sus LAMENTACIONES DE AMORES, y numerosos villancicos, canciones,
"dezires", etc... Ha sido considerado como uno de los mejores poetas de
Cancionero.
LAMENTACIONES
DE AMORES
Lágrimas de mi consuelo,
que habéis hecho maravillas
y hacéis,
salid, salid sin recelo
y regad estas mejillas
que soléis.
Ansias y pasiones mías,
presto me habéis de acabar,
yo lo fío;
¡oh llanto de jeremías,
vente ahora a cotejar
con el mío!
Animas del Purgatorio,
que en dos mil penas andáis
batallando,
si mi mal os es notorio,
bien veréis que en gloria
estáis
descansando.
Y vosotras que quedáis
para perpetua memoria
en cadena,
cuando mis males sepáis,
pareceres ha que es gloria
vuestra pena.
¡Oh fortuna de la mar
que trastornas mil navíos
en que vengo,
si te quieres amansar
ven a ver los males míos
que sostengo!
Troya, tú que te perdiste,
que solías ser la flor
en el Mundo,
gózate conmigo, triste,
que ya llegó mi clamor
al profundo.
Y vos, cisnes, que cantáis
junto con la cañavera
en par del río,
pues con el canto os
matáis,
mitad si es razón que muera
con el mío.
Y tú, fénix que te quemas,
y con tus alas deshaces
por victoria,
y después que así te
extremas,
otro de ti mismo haces
por memoria,
así yo triste, mezquino,
que muero por quien no
espero
galardón,
doyme la muerte contino,
y vuelvo como primero
a mi pasión.
Mérida, que en las Españas
otro tiempo fuiste Roma,
mira a mí,
y verás que en mis entrañas
hay mayor fuego y carcoma
que no en ti.
VILLANCICO
Secáronme los Pesares
los ojos y el corazón,
que no pueden llorar, non.
Los pesares me secaron
el corazón y los ojos,
y a mis lágrimas y enojos,
y a mi salud acabaron:
muerto en vida me dejaron,
traspasado de pasión,
que no puedo llorar, non.
Y de estar mortificado
mi corazón de pesar,
ya no está para llorar,
sino para ser llorado:
esta es la causa, cuitado,
esta es la triste ocasión.
que no puedo llorar, non.
Al principio de mi mal
lloraba mi perdimiento,
mas agora ya estoy tal,
que de muerto no lo siento;
para tener sentimiento
tanta tengo de razón,
que no puedo llorar, non.
Silva y Mendoza, (Diego de), Conde de Salinas
(Madrid 1564 - id. 1630).
Desempeñó cargos en la corte y en la milicia, tanto en el reino de Castilla
como en los de Nápoles y Portugal, de donde llegó a ser virrey en 1616. Parece
ser que casi toda su obra fue escrita entre finales del s. XVI y los primeros
años del s. XVII.
Su poesía se compone sobre todo de
sonetos y glosas y puede verse como un puente entre las formas petrarquistas de
Garcilaso y Camoens y el barroquismo de sus contemporáneos. Nunca publicó sus
poemas que en su mayor parte permanecen manuscritos, pero aun así fue muy
admirado por sus coetáneos.
SONETO
DE TU MUERTE
De tu muerte, que fue un
breve suspiro,
¡que largo suspirar se ha
comenzado!
Es cílicio en el alma mi
cuidado
que le estrecha y aprieta
cuanto miro.
Si hay vez en que esforzándome respiro,
más me ahoga un aliento
procurado:
ni sé si trueco o si
renuevo estado
cuando a escuchar el alma
me retiro.
Cual gusano que va de sí tejiendo
su cárcel y su eterna
sepultura,
así me enredo yo en mi
pensamiento;
si es morir acabar de estar muriendo,
lo que nunca esperé de la
ventura
esperaré del mal de un bien
violento.
NUNCA
OFENDI LA FE CON LA ESPERANZA
Nunca ofendí la fe con la
esperanza;
vivo presente en olvidada
ausencia;
después de eternidades de
paciencia
no merezco quejarme de
tardanza.
Soy sacrificio que arde en tu alabanza
(fuera morir no arder sin
resistencia);
¡oh puro amor, oh nueva
quintaesencia!,
de infierno sacas
bienaventuranza.
Cerca de visto y lejos de
mirado,
ni de agravios me vi
favorecido,
ni tu olvido alcanzó de qué
olvidarse;
tu descuido encarece mi cuidado;
quererte más no puedo, ni
he podido,
que esto es amarte y lo
demás amarse.
ESTRELLAS
Una,dos, tres
estrellas,veinte,ciento,
mil, un millón, millares de
millares;
¡válgame Dios, que tienen
mis pesares
su retrato en el alto
firmamento!
Tú, Norte, siempre firme en un asiento,
a mi fe será bien que te
compares;
tú, Bocina, con vueltas
circulares.
y todas a un nivel, con mi
tormento.
Las estrellas errantes son mis dichas,
Ias siempre fijas son los
males míos,
los luceros los ojos que yo
adoro,
Ias nubes, en su efecto, mis desdichas,
que lloviendo, crecer hacen
los ríos,
como yo con las lágrimas
que lloro.
Suárez de Figueroa (Cristóbal)
(Valladolid, hacia
1571 - ¿Nápoles? después de 1644). Hijo de un abogado gallego de poca fortuna,
se "desterró" a Italia hacia 1588 y se doctoró en Derecho en Bolonia.
Volvió a España en 1604 como auditor del Ejército, viviendo en Valladolid y
Madrid y granjeándose las enemistades de casi todos los literatos de su tiempo.
Sufrió un proceso
inquisitorial y fue encarcelado por Urbano VIII. Probablemente siguió viviendo
en Nápoles hasta su muerte. De personalidad fuerte e inflexible, lo mejor de su
obra está teñido de autobiografismo y de crítica ética. Comenzó escribiendo una
traducción de EL PASTOR FIDO, alabada por Cervantes (quizá con ironía), y una
novela pastoril, LA CONSTANTE AMARILIS donde se narran los amores de Don Juan
Andrés Hurtado de Mendoza y de Doña María de Cárdenas, y un poema heroico,
ESPAÑA DEFENDIDA.
Su gusto por la
autobiografía, su visión crítica y dialogante del mundo, le llevó a componer su
obra más importante: EL PASAJERO (1617). Se trata de un extenso diálogo dividido
en diez "alivios" o capítulos en los que un doctor, un maestro en
artes y teología y un militar y orífice tratan de todas las materias. El autor,
moralista y duro crítico, da una visión ácida de la sociedad de su tiempo con
una prosa admirable.
SONETO
VIENTO SUAVE
Viento suave, que tan dulcemente
lisonjeas las
hierbas y las flores;
tú, que alegre
cogiendo sus olores
los esparces
después entre la gente.
Florido prado, cristalina fuente,
agradable
refugio a mis ardores,
¡ay!, ¿como al
lamentar de mis amores
detienes en tu
seno la corriente?
Guarda, guarda silencio por oírme;
mas en poniendo
fin al triste canto,
piadosa suelta
un caudaloso río.
Yo con imaginar vendré a morirme,
siendo tanta la
copia de mi llanto
que en agua
quede eterno el nombre mío.
Teresa de Jesús. Schez. de Cepeda Dávila y Ahumada
(Gotarrendura, Ávila,
1515 - Alba de Tormes 1582), religiosa, doctora de la Iglesia y escritora
española. Teresa de Cepeda y Ahumada nació en Ávila en 1515 en el seno de una
familia hebrea que había sido penitenciaria por la Inquisición toledana a
finales del s.XV.
Cuando contaba siete
años de edad, enfebrecida por la lectura de obras hagiográficas, trató de huir
junto con su hermano Rodrigo a tierras de infieles en busca del martirio.
Aficionada a la lectura de los libros de caballería, inició la redacción de
uno, aunque no lo acabó.
En 1531 ingresó como
pupila en el convento de monjas agustinas de Santa María de Gracia, pero a los
pocos meses tuvo que regresar a su domicilio a causa de una penosa enfermedad.
En 1535 entró en el convento de Santa María de la Encarnación (Ávila). Entre
1538-41 pasó una grave crisis epiléptica que estuvo a punto de acabar con su
vida; durante esos años empezó a practicar el método de oración llamado
«recogimiento», expuesto por Francisco de Osuna en su Tercer abecedario
espiritual, y a través de él consiguió llegar en varias ocasiones a la unión
mística con Dios.
En 1562 fundó el
primer convento reformado, el de San José de Ávila, con arreglo a la nueva
regla, llamada del Carmelo Descalzo. Los carmelitas no reformados la
denunciaron a la Inquisición por haber escrito EL LIBRO DE SU VIDA, y fue
procesada, aunque absuelta. Durante el mandato del nuncio monseñor Sega, la
persecución se intensificó pero su espíritu indomable logró vencer la
oposición. Contó con la ayuda de Fray Domingo Báñez, Fray Luis de León y otros
muchos religiosos que veían con buenos ojos la reforma iniciada por la santa
abulense; finalmente, gracias a la ayuda del conde de Tendilla, el Papa aprobó
la nueva Orden.
En 1567 conoció a San
Juan de la Cruz, a quien animaría a llevar a cabo la reforma carmelita en la
rama masculina y ayudaría a escapar de prisión. En incesantes viajes fundó diez
conventos, sobre todo en Castilla y Andalucía, entre ellos los de Medina del
Campo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Soria, Burgos, etc., y reformó
algunos otros. Durante un viaje de Burgos a Avila, a finales de septiembre de
1582, se detuvo en el convento de Alba de Tormes y allí murió el 4 de octubre. En 1614 fue beatificada y en 1622 canonizada
por Gregorio XV.
En 1970, el papa Pablo
VI la nombró Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer que recibía esta
distinción. Sus obras más importantes, además de la ya nombrada son: EL
CASTILLO INTERIOR O LAS MORADAS, EL LIBRO DE LAS FUNDACIONES, EL LIBRO DE LAS
RELACIONES, EL CAMINO DE PERFECCIÓN. Como poetisa compuso en versos cortos,
canciones a lo divino, villancicos y glosas, como la muy conocida VIVO SIN
VIVIR EN MI... Su obra poética no alcanza, literariamente hablando, la altura
de su obra en prosa. Sus poemas son sencillos y fervorosos.
Vivo
sin vivir en mí,
y
tan alta vida espero,
que muero porque
no muero.
G L O S A
Aquesta divina
unión,
del amor con
que yo vivo,
hace a Dios ser
mi cautivo,
y libre mi
corazón;
mas causa en mí
tal pasión
ver a Dios mi
prisionero,
que muero
porque no muero.
¡Ay! ¡Qué larga
es esta vida!
¡Qué duros
estos destierros,
esta cárcel y
estos hierros
en que el alma
está metida!
Sólo esperar la
salida
me causa un dolor
tan fiero,
que muero
porque no muero.
¡Ay! ¡Qué vida
tan amarga
do no se goza
al Señor!
Y si es dulce
el amor,
no lo es la
esperanza larga;
quíteme Dios
esta carga,
más pesada que
el acero,
que muero
porque no muero.
Sólo con la
confianza
vivo de que he
de morir;
porque
muriendo, el vivir
me asegura mi
esperanza:
muerte do el
vivir se alcanza
no te tardes
que te espero,
que muero
porque no muero.
Mira que el
amor es fuerte;
vida, no seas
molesta;
mira que sólo
te resta,
para ganarte,
perderte;
venga ya la
dulce muerte,
venga el morir
muy ligero,
que muero
porque no muero.
Aquella vida de
arriba
es la vida
verdadera:
hasta que esta
vida muera,
no se goza
estando viva;
muerte no seas
esquiva;
vivo muriendo
primero,
que muero
porque no muero.
Vida, ¿qué puedo
yo darle
a mi Dios que
vive en mí,
si no es
perderte a ti,
para mejor a El
gozarle?
Quiero muriendo
alcanzarle,
pues a El solo
es al que quiero,
que muero
porque no muero.
Estando ausente
de ti,
¿qué vida puedo
tener,
sino muerte
padecer
la mayor que nunca
vi?
Lástima tengo
de mí,
por ser mi mal
tan entero,
que muero
porque no muero.
Terrazas (Francisco de)
Escritor
Mejicano, (1525 - 1600). Aunque escasean las noticias biográficas, se sabe que
era hijo de uno de los conquistadores, Mayordomo de Cortés y alcalde ordinario
de Méjico. Abrazó la carrera eclesiástica y heredó encomiendas en Oxaca y
Tulancingo. Fue elogiado por Cervantes en el Canto a Calíope de la Galatea
(1585).
De su obra lírica nos
han llegado nueve sonetos de estilo petrarquista, además de otros tres y una
epístola amorosa. Son suyas las décimas polémicas contra Ferrán González de
Eslava.
Su poema épico “Nuevo
Mundo y conquista” se ciñe a la
temática cortesana, pero incluye un idilio indianista que prefigura el tema del
"bon sauvage". Escrito hacia 1580, solo fragmentos fueron publicados
en 1902, recogidos en la Sumaria, relación de las cosas de la nueva España de
Dorantes de Carranza, quien a su vez la escribió entre 1601 y 1604.
SONETO
¡Ay basas de marfil, vivo edificio
obrado del artífice
del cielo,
columnas de
alabastro que en el suelo
nos dais del
bien supremo claro indicio!
¡Hermosos capiteles y artificio
del arco que
aun de mí me pone celo!
¡Altar donde el
tirano dios mozuelo
hiciera de sí
mismo sacrificio!
¡Ay puerta de la gloria de Cupido,
y guarda de la
flor más estimada
de cuantas en
el mundo son ni han sido!,
sepamos hasta cuándo estáis cerrada,
y el cristalino
cielo es defendido
a quien jamás
gustó fruta vedada.
SONETO
Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me
tienen enlazada,
y volved a la
nieve no pisada
lo blanco de
esas rosas matizado.
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca
está tan adornada;
y al cielo, de
quien sois tan envidiada,
volved los
soles que le habéis robado.
La gracia y discreción que muestra ha sido
del gran saber
del celestial maestro,
volvédselo a la
angélica natura;
y todo aquesto así restituido,
veréis que lo
que os queda es propio vuestro:
ser áspera,
crüel, ingrata y dura.
Timoneda (Juan de)
(Valencia ¿1518? - id.
1583). Se tienen muy pocos datos biográficos suyos pero se sabe que fue
zurrador de pieles y tintorero, hasta que se dedicó al negocio de libros.
Imprimió las obras de Lope de Rueda. Como autor presenta distintas facetas:
dramaturgo, recopilador de romances y narrador en prosa.
Como dramaturgo
escribió el TERNARIO SACRAMENTAL, formado por seis autos, entre los que
destaca, LA OVEJA PERDIDA. En LA ROSA DE ROMANCES, recogió una antología de
este género poético, bajo cuatro títulos: ROSA DE AMORES, ROSA ESPAÑOLA, ROSA
GENTIL y ROSA DE PRINCIPES. Con un estilo peculiar y denso, recogió en varias
obras los cuentos y argumentos de novelas más conocidos de su tiempo. Su
producción se distingue por la rapidez en el diálogo y la regularidad en la fábula.
Su colección de cuentos más conocida es EL PATRAÑUELO.
CANZONETA
Aquel, si viene
o no viene,
aquel si sale o
no sale,
en los amores
no tiene
contento que se
le iguale.
Aquel pensar
que es amado
el amante y
venturoso
y tenerse por
dudoso
de verse bien
empleado,
si con esto se
mantiene
y que el seso
no resbale,
en los amores
no tiene
contento que se
le iguale.
Aquel mirarse
de día
ella a él y él
a ella,
y esperar la
noche bella
y hablarle como
solía;
aquel cuando se
detiene
aguardando
quien le vale,
en los amores
no tiene
contento que se
le iguale.
Aquel pensar si
me ha oído,
si me ha visto
por ventura,
si llegó la
hora y postura
que se había
constituido;
sí en
esperanzas se aviene
y el amor con
esto sale,
todito el mundo
no tiene
contento que se
le iguale.
Aquellas señas
que espere
que le señala
la dama,
aquel ¡ce! con
que le llama,
aquel decir que
le quiere,
aquel sí cuando
conviene
en cosa que
poco vale,
en los amores
no tiene
contento que se
le iguale.
BELLA,
DE VÓS SÓ ENAMORÓS
Bella, de vós
só enamorós.
Ja fósseu mia!
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Tot mon tresor
done, i persona,
a vós, garrida.
Puix no us vol
mal qui el tot vos dóna,
dau-me la vida;
dau-me-la,
doncs, hajau socors,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Lo jorn sencer
tostemps sospir,
podeu ben creure;
i a on vos he
vist sovint me gir,
si us poré veure,
i quan no us
veig creixen dolors,
ànima mia.
La nit i ei
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Tota la nit que
en vós estic,
he somiat;
i quan record
sol, sens abric,
trobe'm burlat.
No em burleu
més: durmam los dos,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
AI fincstruc
mire corrent,
sols de passada,
i, si no hi
sou, reste content,
que hi sou estada;
i en aquell
punt reste penós,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Vós m'haveu fet
gran cantorista
i sonador;
vós, ben criat;
vós, bell trobista,
componedor,
fort i valent;
també gelós,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira,
No us atavieu,
anau així,
que prenc gran ira
si us ataviau i
alcú prop mi
per sort vos mira.
Nueta us vull,
gest graciós,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Plagués a Déu
que com io us mane
vós me manàsseu.
Seria ma sort,
per si us engane,
que m'ho provàsseu,
que en vida i
mort tot só de vós,
ànima mia.
La nit i el
jorn, quan pens en vós,
mon cor sospira.
Torre Sevil (Francisco de la)
(¿1534 - 1594?).
Nada se sabe de su vida, e incluso algún editor duda de su existencia. Quevedo
publicó sus poesías en 1613 poco tiempo después de hacer lo propio con Fray
Luis de León, con la finalidad de poner en circulación poetas renacentistas que
oponer al cultismo de Góngora.
Se ha dicho por tal
motivo que dichos poemas podrían ser de Quevedo, y el nombre del autor reflejo
del propio Francisco de Quevedo, señor De La Torre de Juan Abad; teoría
esgrimida por José Luis Velázquez (1753) y no rechazada por todos los editores
modernos. El bosquejo de su vida realizada por Fernández-Guerra y Orbe (1857)
no contenía la suficiente base documental como ya argumentó Crawford.
Lo que si es cierto es
que el estilo de la recopilación publicada con un poema largo y un centenar de
cortos, la mayoría sonetos, parecen tener una clara influencia de Virgilio,
Horacio, Petrarca y Garcilaso, hallándose entre sus poemas diez traducidos por
Benedetto Varchi (1502 - 65) y dos de Giambattista Amalteo (1505 - 73). Su
poesía es melancólica, llena de una visión pagana de la naturaleza. Lo más
destacable son las ocho églogas agrupadas bajo el título: LA BUCÓLICA DEL TAJO.
SONETO
Bella es mi
ninfa, si los lazos de oro
al apacible
viento desordena;
bella, si de
sus ojos enajena
el altivo
desdén que siempre lloro.
Bella, si con
la luz que sola adoro
la tempestad
del viento y mar serena;
bella, si a la
dureza de mi pena
vuelve las
gracias del celeste coro.
Bella si mansa,
bella si terrible;
bella si cruda,
bella esquiva, y bella
si vuelve grave
aquella luz del cielo
cuya beldad
humana y apacible
ni se puede
saber lo que es sin vella,
ni vista
entenderá lo que es el suelo.
SONETO
¡Cuántas veces
te me has engalanado,
clara y amiga
noche! ¡Cuántas, llena
de oscuridad y
espanto, la serena
mansedumbre del
cielo me has turbado!
Estrellas hay
que saben mi cuidado
y que se han
regalado con mi pena;
que, entre
tanta beldad, la más ajena
de amor tiene
su pecho enamorado.
Ellas saben
amar, y saben ellas
que he contado
su mal llorando el mío,
embuelto en los
dobleces de tu manto.
Tú, con mil
ojos, noche, mis querellas
oye y esconde,
pues mi amargo llanto
es fruto inútil
que al amor envío.
CANCIÓN
Doliente
cierva, que el herido lado
de ponzoñosa y
cruda yerba lleno,
buscas el agua
de la fuente pura,
con el cansado
aliento y con el seno
bello de la
corriente sangre hinchado,
débil y
descaída tu hermosura:
¡Ay! que la
mano dura
que tu nevado
pecho
ha puesto en
tal estrecho,
gozosa va con
tu desdicha, cuando,
cierva mortal,
viviendo, estás penando
tu desangrado y
dulce compañero,
el regalado y
blando
pecho pasado
del veloz montero.
Vuelve,
cuitada, vuelve al valle, donde
queda muerto tu
amor, en vano dando
términos
desdichados a tu suerte;
morirás en su
seno, reclinando
la beldad, que
la cruda mano esconde
delante de la
nube de la muerte.
Que el paso
duro y fuerte,
ya forzoso y
terrible,
no puede ser
posible
que le excusen
los cielos, permitiendo
crudos astros
que muera padeciendo
las asechanzas
de un montero crudo,
que te vino
siguiendo
por los
desiertos de este campo mudo.
Mas ¡ay! que no
dilatas la inclemente
muerte, que en
tu sangriento pecho llevas,
del crudo amor
vencido y maltratado;
tú con el
fatigado aliento pruebas
a rendir el
espíritu doliente
en la corriente
deste valle amado.
Que el ciervo
desangrado,
que contigo la
vida
tuvo por bien
perdida,
no fue tampoco
de tu amor querido,
que habiendo
tan cruelmente padecido,
quieras vivir
sin él, cuando pudieras
librar el pecho
herido
de crudas
llagas y memorias fieras.
Cuando por la
espesura deste prado,
como tórtolas
solas y queridas,
solos y
acompañados anduvistes:
cuando de verde
mirto y de floridas
violetas,
tierno acanto y lauro amado,
vuestras
frentes bellísimas ceñistes:
cuando las
horas tristes,
ausentes y
queridos
con mil mustios
bramidos
ensordecistes
la ribera umbrosa
del claro Tajo,
rica y venturosa
con vuestro
bien, con vuestro mal sentida;
cuya muerte
penosa
no deja rastro
de contenta vida;
agora el uno,
cuerpo muerto lleno
de desdén y de
espanto, quien solía
ser ornamento
de la selva umbrosa:
tú, quebrantada
y mustia, al agonía
de la muerte
rendida, el bello seno
agonizando, el
alma congojosa
cuya muerte
gloriosa,
en los ojos de
aquellos
cuyos despojos
bellos
son victorias
del crudo amor furioso,
martirio fue de
amor, triunfo glorioso
con que corona
y premia dos amantes
que del siempre
rabioso
trance mortal
salieron muy triunfantes:
canción, fábula
un tiempo, y caso agora
de una cierva
doliente, que la dura
flecha del
cazador dejó sin vida,
errad por la
espesura
del monte, que
de gloria tan perdida
no hay sino
lamentar su desventura.
ENDECHA
El pastor más
triste
que ha seguido
el cielo,
dos fuentes sus
ojos
y un fuego su
pecho,
llorando caídas
de altos
pensamientos,
solo se
querella
riberas de
Duero.
El silencio
amigo,
compañero
eterno
de la noche
sola,
oye sus
tormentos.
Sus endechas
llevan
rigurosos
vientos,
como su firmeza
mal tenidos
celos.
Solo y
pensativo
le halla el
claro Febo;
sale su Diana,
Y hállale
gimiendo.
Cielo que le
aparta
de su bien
inmenso
le ha puesto en
estado
de ningún
consuelo.
Tórtola
cuitada,
que el montero
fiero
le quitó la
gloria
de su
compañero,
elevada y
mustia
del piadoso
acento
que oye
suspirando
entregar al
viento,
porque no se
pierdan
suspiros tan
tiernos,
ella los
recoge,
que se duele
dellos.
Y por ser más
dulces
que su arrullo
tierno,
de su soledad
se queja con
ellos,
que ha de hazer
el triste
pierda el
sufrimiento,
que tras lo
perdido
no cairá contento.
ODA
Mira, Filis,
furiosa
onda, que sigue
y huye la ribera
y torna
presurosa,
echando al
punto fuera
del agua el
peso de la nao ligera.
Aquellas
despojadas
plantas, que
son estériles abrojos,
solían,
adornadas
de cárdenos y
rojos
ramos, lucir
ante tus bellos ojos.
Vino del Austro
frío
invierno yerto
y abrasó la hermosa
gloria del
valle umbrío
y derrívó la
hojosa
corona de los
árboles umbrosa.
Agora que el
Oriente
de tu belleza
reverbera, agora
que el rayo
transparente
de la rosada
Aurora
abre tus ojos y
tu frente dora,
antes que la
dorada
cumbre de
relucientes llamas de oro
húmida y
argentado
quede, inútil
tesoro
consagrado al
errante y fijo coro,
goza, Filis,
del aura
que la concha
de Venus hiere: dado
que apenas se
restaura
el contento
pasado,
como el día de
ayer y el no gozado.
Vendrá la
temerosa
noche de
nieblas y de vientos llena,
marchitará la
rosa
purpúrea y la
azuzena
nevada mustia
tornará de amena.
SONETO
Sigo, silencio,
tu estrellado manto,
de
transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del Sol
esclarecido,
ave noturna de
agorero canto.
El falso mago
Amor, con el encanto
de palabras
quebradas por olvido,
convirtió mi
razón y mi sentido,
mi cuerpo no,
por deshacelle en llanto.
Tú, que sabes
mi mal, y tú, que fuiste
la ocasión
principal de mí tormento,
por quien fui
venturoso y desdichado,
oye tú solo mi
dolor, que al triste
a quien
persigue cielo violento,
no le está bien
que sepa su cuidado.
Villamediana (D. Juan de Tarsis, Conde de)
(Lisboa 1582 - Madrid
1622). Conde de Villamediana. Su verdadero nombre era Juan de Tassis o Tarsis.
Se educó en Palacio con los maestros Jiménez Patón y Luis Tribaldos de Toledo.
En 1601 se casó con la
dama madrileña doña Ana de Mendoza, sobrina del duque del Infantado. Por su
educación y sus aficiones literarias alternó con los poetas de su tiempo en
tertulias y academias. Fue poeta culterano y escribió epigramas e interesantes
sonetos. Por algunas incidencias en el juego fue desterrado a Valladolid en
1608.
Estuvo en Nápoles con
el conde de Lemos, pero regresó a España en 1617 y por sus caústicas sátiras
contra personajes de la Corte fue desterrado nuevamente e indultado al subir al
trono Felipe IV. En 1622, en una fiesta que se celebraba en Aranjuez, se
incendió el teatro durante la representación de una obra suya, LA GLORIA DE
NIQUEA, y él tuvo que sacar a la reina Isabel de Borbón en brazos. La
maledicencia pública hizo correr la voz de que él mismo había incendiado el
teatro para tener a la reina entre sus brazos ya que estaba enamorado de ella.
En 1622 fue asesinado
cuando regresaba a su casa, achacándose la causa de su muerte a sus poesías
intencionadas y a su amor por la reina y por otra dama de la corte, doña
Francisca de Tavares, (la Francelisa de sus poesías), cuyo amor se lo disputaba
el mismo Felipe IV. Sus poesías fueron recopiladas por el licenciado Dionisio
Hipólito de los Valles y publicadas en Zaragoza con el título de OBRAS.
Destacan entre sus escritos los poemas largos FABULAS DE FAETON, DE FÉNIX, DE
EUROPA y de VENUS Y ADONIS. Entre sus sonetos es muy conocido, A CRISTO
CRUCIFICADO.
DEFIENDEME
DE ESTE MAL
Defiéndeme de
este mal
lo que el mismo
mal me niega,
pues es tal que
al alma llega,
y en ella queda
inmortal.
Entiérrese mi
querella
de su secreto
vencida,
que no es bien
que tenga vida
quien busca
cómo perdella.
En los peligros
buscados
se pierden los
prevenidos,
remedios
siempre perdidos
es muerte de
desdichados.
Secreto yo te
guardara
porque Amor
manda guardarte,
si decirte y si
callarte
la vida no me
costara.
Quien sólo supo
vivir
en desdichas
confirmado
podrá morir
confesado,
y confesado,
morir.
Una verdad por
castigo
pudiera decir,
señora,
mas es ya muy
tarde agora,
y habrá de
morir conmigo.
LLEGAR, VER Y ENTREGARME...
Llegar, ver y
entregarme ha sido junto,
la deuda
general pagada os tengo,
y a ser de vos
injustamente vengo
condenado sin
culpa en sólo un punto.
Padezco el mal,
la causa no barrunto,
que yo, sin
esperanza, me entretengo,
y sólo de
adoraros me mantengo
vivo al servir,
y al merecer difunto.
Quien sabe
tanto y claramente entiende
que esperar
algo es yerro sin disculpa,
con la
intención no puede haber errado.
Miro y no hallo
en mí de qué me enmiende;
mas si
desdichas las tenéis por culpa,
¿cómo estará
sin ella un desdichado?
Villegas (Antonio de)
(Medina del Campo
(Valladolid), hacia 1512 - ? hacia 1551). Carecemos de datos sobre su vida. Al
parecer reaccionó negativamente frente a las modas italianas en poesía.
Su obra principal es
el INVENTARIO, libro compuesto de canciones, coplas, una fina refundición de la
historia de Píramo y Tisbe y, entre otras cosas, una temprana versión del
relato morisco "El Abencerraje y la hermosa Jarifa", motivo por el
que su nombre fue asociado a este relato, aunque ninguna prueba aducida ha
demostrado ser concluyente para asignarle la paternidad.
COPLAS
A UN VILLANCICO VIEJO
En la peña, sobre la peña,
duerme la niña
y sueña.
La niña que
amor había,
de amores se
transportaba:
con su amigo se
soñaba,
soñaba, mas no
dormía:
que la dama
enamorada
y en la peña,
no duerme, si
amores sueña
EI corazón se le altera
con el sueño en
que se vio:
si no vio lo
que soñó,
soñó lo que ver
quisiera;
hace
representación
en la peña
de todo el
sueño que sueña.
Sueños son que, Amor, envías
a los que traes
desvelados,
pagas
despiertos cuidados
con fingidas alegrías:
quien muere de
hambre los dias,
las noches
manjares sueña
suso en la
peña.
Continuará...
© 2021 JAVIER DE LUCAS