HISTORIA DE LA POESIA EN ESPAÑA

EL SIGLO XVII

DE ARGENSOLA A RODRIGO CARO

 

 

Argensola (Bartolomé Leonardo)

 

 

(Barbastro (Huesca) 1559 - Nápoles 1613). Nació de familia de procedencia italiana afincada en Aragón. Después de estudiar en Huesca y Zaragoza fue secretario del duque de Villahermosa primero y más tarde de la emperatriz María de Austria. 

 

Se trasladó a Italia con el Virrey de Nápoles, conde de Lemos, como secretario de Guerra y de Estado. Allí murió, pero antes destruyó casi todas sus poesías.  Su hijo sólo pudo salvar algunas y las publicó en 1634 junto a las de su hermano Bartolomé, en una obra titulada RIMAS.

 

Hombre de cultura muy amplia, cultivó la poesía, la historia y el drama. Sus sonetos se caracterizan por cierta finura en la idea y expresión, pero adolecen de una excesiva retórica y de cierta frialdad emotiva. y también del conde de Lemos. Marchó a Italia donde murió (1613) después de destruir casi todas sus poesías, de las que su hijo solo pudo salvar algunas.

 

SONETO

 «Dime, Padre común, pues eres justo,

¿por qué ha de permitir tu providencia,

que, arrastrando prisiones la innocenda,

suba la fraude a tribunal augusto?

 

¿Quién da fuerzas al brazo, que robusto

hace a tus leyes firme resistencia,

y que el celo, que más las reverencia,

gima a los pies del vencedor injusto?

 

Vemos que vibran vitoriosas palmas

manos inicias, la virtud gimiendo

del triunfo en el injusto regocijo.»

 

Esto decía yo, cuando, riendo,

celestial ninfa apareció, y me dijo:

«¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?»

 

SONETO

 

          A un caballero y una dama que se criaban

          juntos desde niños y siendo mayores de

          edad perseveraron en la misma conversación

 

Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve;

porque nos hablas ya con voz escura,

y, aunque dudoso, el bozo a tu blancura

sobre ese labio superior se atreve.

Y en ti, oh Drusila, de sutil relieve

el pecho sus dos bultos apresura,

y en cada cual sobre la cumbre pura

vivo forma un rubí su centro breve.

Sienta vuestra amistad leyes mayores;

que siempre Amor para el primer veneno

busca la inadvertencia más sencilla.

Si astuto el áspid se escondió en lo ameno

de un campo fértil, ¿quién se maravilla

de que pierdan el crédito sus flores?

 

SONETO

 

                      A una muger que se

               afeitaba y estaba hermosa.

 

Yo os quiero confesar, don Juan, primero:

que aquel blanco y color de doña Elvira

no tiene de ella más, si bien se mira,

que el haberle costado su dinero.

 

Pero tras eso confesaros quiero

que es tanta la beldad de su mentira

que en  vano a competir con ella aspira

belleza igual de rostro verdadero.

 

Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande

por un  engaño tal, pues que sabemos

que nos engaña así Naturaleza?

 

Porque ese cielo azul que todos vemos

ni es cielo ni es azul: ¡Lástima grande

que no sea verdad tanta belleza!

 

Bances Candamo (D. Francisco Antonio de)

 

(Avilés (Asturias 1662 - Lezuza (Albacete) 1704). Poeta, autor y teórico teatral. Estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla y ocupó diversos cargos en la Corte. Ocupó un buen lugar entre los dramaturgos de su época. Como poeta. imitaba los modelos gongorinos. Se conservan de él diversas composiciones de desigual mérito.

 

En su obra lírica  destaca el poema El César africano. Escribió también Autos Sacramentales.

 

SONETO

 

    Por error, de tu cielo, Fili bella,

que aun en favores eres desdeñosa,

cayó con esplendores una rosa,

se despeñó con hojas una estrella.

  

Vino a mis manos desde el suelo aquella

vana al viento fragancia luminosa,

ardiente exhalación de grana hermosa

y con luces de púrpura centella.

 

 -"Permite, oh flor", la dije, "que arrogante

"para reliquia de mi bien te lleve,

"aunque agostes tu luz en breve instante."

 

¿Quién por no serlo a ser feliz se atreve?

¿Tan breves son las dichas de un amante?

Desdicha es una dicha cuando es breve.

Barrios (D. Miguel de)

 

 

(Montilla (Córdoba 1625 - Amsterdam 1701). Su verdadero nombre era Daniel Leví de Barrios. Judío converso, volvió a su religión primitiva en Amsterdam, ciudad donde vivió buena parte de su vida y en la que murió. Cabe inscribirlo como poeta en la escuela culterana. Autor de diversas poesías y comedias. 

 

En los volúmenes de EL CORO DE LAS MUSAS Y SOL DE LA VIDA,recogió composiciones originales y en MEDIAR EXTREMOS, poesías de Lope de Vega, Montalbán y otros clásicos.  

 

UNA DAMA, AL COGER AL MARGEN DE UN  ARROYO UN CLAVEL,

SE LO LLEVÓ  LA CORRIENTE DEL AGUA Y LE MOJÓ LA MANO

 

                    SONETO

 

    Dichoso tú, clavel, que mereciste

el dulce amago de mi sol hermoso;

mas tú, arroyuelo siempre bullicioso,

laidrón de amor, su amago le impediste.

 

   Rémora de cristal le suspendiste

el impulso, y a mí todo el reposo,

de ver que de su mano eclipse undoso,

Nembrot de amor

 De lágrimas mi rostro nunca enjuto,

sintiendo de tu envidia la venganza,

rinde a sus ojos líquido tributo,

 

   perdiendo la amorosa confianza

de gozar de su amor el dulce fruto,

porque en flor me has llevado la esperanza.

 

Bocángel y Unzueta (D. Gabriel)

 

 

 

Madrid 1603 - id. 1658). Poeta de ascendencia genovesa que estudió en Toledo y en Alcalá de Henares. Fue bibliotecario del Cardenal-Infante D. Fernando y también cronista real. Defensor acérrimo de la poesía barroca y gongorina. Fue autor de numerosas obras teatrales menores.

 

Sus composiciones poéticas responden al gusto y a los tópicos de la época: FÁBULA DE LEANDRO Y HERO, RETRATO PANEGÍRICO DEL SERENÍSIMO SEÑOR CARLOS DE AUSTRIA, etc...

 

 

A UN SOLDADO DE QUIEN SE REFIERE, QUE, MATÁNDOLE EN UN HECHO DE ARMAS,

SE QUEDÓ UN RATO EN PIE DESPUÉS DE MUERTO

 

   Tu obstinado cadáver nos advierte

que hay vida muerta, pero no vencida,

pues sólo en tu valor, sólo en tú vida,

algo miró después de sí la muerte.

   Fuerte es la Parca, pero tú más fuerte;

no se debió a su golpe tu caída;

tú contra ti la ayudas ya rendida,

que ¿quién pudiera, sino tú, vencerte?

   Tú dividiste el trance indivisible

de morir y postrarte, tan altivo,

que en el daño común no hallas ejemplo.

   ¿Cuánto más que inmortal y que invencible

contemplaré que fuiste cuando vivo,

si el cadáver intrépido contemplo?

 

OYENDO EN EL MAR, AL ANOCHECER,

   UN CLARÍN QUE TOCABA UN FORZADO

 

  Ya falta el sol, que quieto el mar y el cielo

niegan unidos la distante arena:

un ave de metal el aire estrena,

que vuela en voz cuanto se niega en vuelo.

 

Hijo infeliz del africano suelo

es, que hurtado al rigor de la cadena,

hoy música traición hace a su pena

(si pena puede haber donde hay consuelo).

 

Suene tu voz (menos que yo), forzado,

pues tu clarín es sucesor del remo

y alternas el gemido con el canto.

 

Mientras yo al mar de Venus condenado,

de un extremo de amor paso aotro extremo,

y, porque alivia, aun se me niega el llanto.

 

YO CANTARÉ DE AMOR

 

Yo cantaré de amor tan dulcemente

el rato que me hurtare a sus dolores,

que el pecho que jamás sintió de amores,

empiece a confesar que amores siente.

 

   Verá cómo no hay dicha permanente

debajo de los cielos superiores,

y que las dichas altas o menores,

imitan en el suelo su corriente.

 

Verá que ni en amar alguno alcanza

firmeza (aunque la tenga en el tormento

de idolatrar un mármol con belleza).

 

   Porque si todo amor es esperanza,

y la esperanza es vinculo del viento,

¿quién puede amar seguro en su firmeza?

 

Calderón de la Barca (Pedro)

 

 

(Madrid 1600 - id.1681). Hijo de familia acomodada, pasó su infancia en Valladolid y más tarde estudió en el Colegio Imperial con los jesuitas y en las Universidades de Alcalá y Salamanca. Se dio a conocer pronto como escritor y Lope lo elogió.

 

De su juventud se conocen algunos lances que le dieron popularidad. Felipe IV le encargó del teatro de Palacio al morir Lope y le concedió el hábito de Santiago. En correspondencia, el ideal monárquico alentará siempre en el teatro calderoniano. Fue soldado en Milán y Nápoles y participó en la guerra de Cataluña. (sus experiencias militares se verán reflejadas en EL ALCALDE DE ZALAMEA.

 

Otras obras suyas, muy conocidas son: EL PRÍNCIPE CONSTANTE, LA DAMA DUENDE, EL MÉDICO DE SU HONRA, LA HIJA DEL AIRE, LA DEVOCIÓN DE LA CRUZ.

 

Sus autos sacramentales, EL GRAN TEATRO DEL MUNDO, EL GRAN MERCADO DEL MUNDO, LA CENA DEL REY BALTASAR, LA HIDALGA DEL VALLE, etc... han trascendido nuestras fronteras y con su obra, LA VIDA ES SUEÑO, podemos decir que alcanza renombre universal. Ya glorioso, su vida cambia; se hace solitario, escribe poco, renuncia al puesto palaciego y en 1651 se ordena sacerdote.

 

Entre 1653 y 1663, vive en Toledo como capellán. El rey le hizo volver a Madrid, donde tras unos años de vida eclesiástica (fue capellán de Honor de su Majestad), murió. Su vida ofrece un vivo contraste con la de Lope: lo que en Lope es improvisación, vitalidad, pasión y alma popular, se convierte en Calderón por lo contrario en reflexión, serenidad y aristocrática nobleza.

 

LA VIDA ES SUEÑO

Segismundo:

 

  ¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo,

ya que me tratáis así,

qué delito cometí

contra vosotros naciendo;

aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido.

Bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor;

pues el delito mayor

del hombre es haber nacido.

 

  Sólo quisiera saber,

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos,

el delito de nacer),

qué más os pude ofender,

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron

¿qué privilegios tuvieron

qué yo no gocé jamás?

 

  Nace el ave, y con las galas

que le dan belleza suma,

apenas es flor de pluma

o ramillete con alas,

cuando las etéreas alas

corta con velocidad,

negándose a la piedad

del nido que deja en calma:

¿y teniendo yo más alma,

tengo menos libertad?

 

 Nace el bruto, y con la piel

que dibujan manchas bellas,

apenas signo es de estrellas,

gracias al docto pincel,

cuando, atrevido y cruel,

la humana necesidad

le enseña a tener crueldad,

monstruo de su laberinto:

¿y yo, con mejor instinto,

tengo menos libertad?

 

  Nace el pez, que no respira,

aborto de ovas y lamas,

y apenas, bajel de escamas,

sobre las ondas se mira,

cuando a todas partes gira,

midiendo la inmensidad

de tanta capacidad

como le da el centro frío:

¿y yo, con más albedrío,

tengo menos libertad?

 

  Nace el arroyo, culebra

que entre flores se desata,

y apenas, sierpe de plata,

entre las flores se quiebra,

cuando músico celebra

de los cielos la piedad

que le da la majestad,

el campo abierto a su ida;

¿y teniendo yo más vida,

tengo menos libertad?

 

  En llegando a esta pasión,

un volcán, un Etna hecho,

quisiera sacar del pecho

pedazos del corazón.

¿Qué ley, justicia o razón

negar a los hombres sabe

privilegio tan süave,

excepción tan principal,

que Dios le ha dado a un cristal,

a un pez, a un bruto y a un ave?

 

Rosaura:

 

  Con asombro de mirarte,

con admiración de oírte,

ni sé qué pueda decirte

ni qué pueda preguntarte.

 

Sólo diré que a esta parte

hoy el cielo me ha guiado

para haberme consolado,

si consuelo puede ser

del que es desdichado, ver

a otro que es más desdichado

 

  Cuentan de un sabio que un día

tan póbre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba

de unas yerbas que cogía.

"¿Habrá otro", entre sí decía,

"más pobre y triste que yo?"

Y cuando el rostro volvió,

halló la respuesta, viendo

que iba otro sabio cogiendo

las hojas que él arrojó.

 

  Quejoso de la fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía:

¿Habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?",

piadoso me has respondido;

pues volviendo en mi sentido,

hallo que las penas mías,

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.

 

Segismundo:

 

  Es verdad; pues reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición,

por si alguna vez soñamos.

Y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

que el vivir sólo es soñar;

y la experiencia me enseña,

que el hombre que vive sueña

lo que es hasta despertar.

 

  Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso, que recibe

prestado, en el viento escribe,

y en cenizas le convierte

la muerte (¡desdicha fuerte!);

¡que hay quien intente reinar,

viendo que ha de despertar

en el sueño de la muerte!

 

 Sueña el rico en su riqueza

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende;

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

 

  Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

mas lisonjero me ví.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.

 

A LAS FLORES (DE «EL PRÍNCIPE CONSTANTE»)

 

Estas que fueron pompa y alegría

despertando al albor de la mañana,

a la tarde serán lástima vana

durmiendo en brazos de la noche fría.

 

Este matiz que al cielo desafía,

iris listado de oro, nieve y grana,

será escarmiento de la vida humana:

¡tanto se aprende en término de un día!

 

A florecer las rosas madrugaron

y para envejecerse florecieron:

cuna y sepulcro en un botón hallaron.

 

Tales los hombres sus fortunas vieron:

en un día nacieron y expiraron;

que pasados los siglos horas fueron.

 

CANTARCILLO

 

Ruiseñor que volando vas,

cantando finezas, cantando favores,

¡oh, cuánta pena y envidia me das!

Pero no, que si hoy cantas amores,

tú tendrás celos y tú llorarás.

 

¡Qué alegre y desvanecido

cantas, dulce ruiseñor,

las venturas de tu amor

olvidado de tu olvido!

 

En ti, de ti entretenido

al ver cuán ufano estás,

¡oh, cuánta envidia me das

 

publicando tus favores!

Pero no, que si hoy cantas amores,

tú tendrás celos y tú llorarás.

 

Cáncer y Velasco (D. Jerónimo de)

 

 

(Barbastro (Huesca), hacia 1590 - Madrid 1655). Dramaturgo y poeta lírico. Tuvo entre sus contemporáneos fama de ingenioso por sus poesías burlescas y su divertido VEJAMEN sobre los poetas de su tiempo. Escribió poemas de estilo conceptista y comedias en colaboración con Moreto, Rojas, Vélez de Guevara y otros.

 

DÉCIMAS QUE UN GALÁN LE LEYÓ A UNA  DAMA QUE ESTABA EN UN JARDÍN,

ESCRITAS  A ESTE INTENTO, HABLANDO CON ELLA

 

 Moderno, florido mes,

tú que, con garbo gentil,

tienes neutral el abril

al arbitrio de tus pies,

todo este sitio cortés

te obedece si le tocas,

y las flores que provocas,

tus plantas (por más fortuna)

quieren besar una a una,

porque no caben más bocas.

 

  Aliñábase la rosa,

recelando tu venida.

y alientos de prevenida,

ya eran desmayos de hermosa.

 

Afeitó el jazmín la airosa

tez de su rostro nevado

de suerte, que este esmaltado

espacio lucir se ve

muchas veces a tu pie

y una vez a su cuidado.

 

   Esa fuente tu hermosura

quiere ver, y en sí tropieza;

buen testigo a la belleza

es quien todo lo murmura.

 

El aura llegar procura

a besar tu boca hermosa,

y volviendo presurosa

a las rondas del vergel,

la desconoció el clavel

en venir más olorosa.

 

   Viendo tan nuevos primores

la primavera en tus luces,

y que en su imperio introduces

fragrante cisma de flores,

a fuerzas tan superiores

huyó rendido el laurel,

y así te juro fiel

por el ameno jardín,

aura, abril, fuente, jazmín,

fragrancia, rosa y clavel.

 

Caro (Rodrigo)

 

 

 

(Utrera (Sevilla) 1573 - Sevilla 1647). Estudió en Osuna y ejerció la abogacía. Más tarde se hizo eclesiástico. Fue amigo de Quevedo, Rioja y el pintor Pacheco.

 

Por su gran cultura y depurado gusto además de extraordinaria paciencia en el retoque de sus versos, consiguió un puesto destacado en la literatura española sobre todo por su famosa CANCIÓN A LAS RUINAS DE ITÁLICA, de gran belleza plástica y clásica.  

 

CANCIÓN A LAS RUINAS DE ITÁLICA

 Estos, Fabio, ¡ay dolor! que ves ahora

campos de soledad, mustio collado

fueron un, tiempo Itálica famosa.

Aquí de Cipión la vencedora

colonia fue: por tierra derribado

yace el temido honor de la espantosa

muralla, y lastimosa

reliquia es solamente.

De su invencible gente

sólo quedan memorias funerales,

donde erraron ya sombras de alto ejemplo.

Este llano fue plaza, allí fue templo:

de todo apenas quedan las señales.

Del gimnasio y las termas regaladas

leves vuelan cenizas desdichadas.

Las torres que desprecio al aire fueron

a su gran pesadumbre se rindieron.

 

Este despedazado anfiteatro,

impío honor de los dioses, cuya afrenta

publica el amarillo jaramago,

ya reducido a trágico teatro,

¡oh fábula del tiempo! representa

cuánta fue su grandeza, y es su estrago.

¿Cómo en el cerco vago

de su desierta arena

el gran pueblo no suena?

¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo

luchador, dónde está el atleta fuerte?

Todo despareció: cambió la suerte

voces alegres en silencio mudo:

mas aun el tiempo da en estos despojos

espectáculos fieros a los ojos:

y miran tan confusos lo presente,

que voces de dolor el alma siente.

 

Aquí nació aquel rayo de la guerra,

gran padre de la patria, honor de España,

pío, felice, triunfador Trajano,

ante quien muda se prostró la tierra

que ve del sol la cuna, y la que baila

el mar también vencido gaditano.

Aquí de Elio Adriano,

de Teodosio divino,

de Silio peregrino

rodaron de marfil y oro las cunas.

Aquí ya de laurel, ya de jazmines

coronados los vieron los jardines

que ahora son zarzales y lagunas.

La casa para el César fabricada

¡ay! yace de lagartos vil morada.

Casas, jardines, césares murieron,

y aun las piedras que de ellos se escribieron.

 

          Fabio, si tú no lloras, pon atenta

la vista en luengas calles destruidas,

mira mármoles y arcos destrozados,

mira estatuas soberbias, que violenta

Némesis derribó, yacer tendidas;

y ya en alto silencio sepultados

sus dueños celebrados.

Así a Troya figuro,

así a su antiguo muro.

 

Y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,

oh patria de los dioses y los reyes:

y a ti, a quien no valieron justas leyes,

fábrica de Minerva, sabia Atenas.

Emulación ayer de las edades,

hoy cenizas, hoy vastas soledades;

que no os respetó el hado, no la muerte

¡ay! ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.

 

               Mas ¿para qué la mente se derrama

en buscar al dolor nuevo argumento?

Basta ejemplo menor, basta el presente.

Que aún se ve el humo aquí, aún se ve la llama

aún se oyen llantos hoy, hoy ronco acento,

Tal genio, o religión fuerza la mente

de la vecina gente

que refiere admirada

que en la noche callada

una voz triste se oye que llorando

Cayó Itálica dice: y lastimosa

Eco reclama Itálica en la hojosa

selva, que se le opone resonando

Itálica: y el caro nombre oído

de Itálica renuevan el gemido

mil sombras nobles en su gran ruina.

¡Tanto, aun la plebe a sentimiento inclina!

 

            Esta corta piedad, que agradecido

huésped a tus sagrados manes debo,

les dó y consagro, Itálica famosa.

Tú, (si lloroso don han admitido

las ingratas cenizas de que llevo

dulce noticia asaz si lastimosa)

permíteme piadosa

usura a tierno llanto

que vea el cuerpo santo

de Geroncio, tu mártir y prelado.

Muestra de su sepulcro algunas señas,

y cavaré con lágrimas las peñas

que ocultan su sarcófago sagrado.

Pero mal pido el único consuelo

de todo el bien que airado quitó el cielo.

Goza en las tuyas sus reliquias bellas,

para invidia del mundo y las estrellas.

 

                                                                                            © 2021JAVIER DE LUCAS