EL PRINCIPIO COPERNICANO

 

 

Voy a estimar los años que faltan para que se produzca el fin de la humanidad. Soy consciente de que así planteado suena como las típicas predicciones metafísicas de adivinos, videntes y demás charlatanes. Sin embargo, yo me voy a basar en un argumento lógico-matématico muy sencillo.

Para comenzar el razonamiento solamente necesito dos datos: el total de personas nacidas desde los comienzos de la humanidad y el tiempo transcurrido desde entonces. Estos datos los tomaré de una estimación reciente realizada por un instituto demográfico norteamericano. Los datos son: personas nacidas desde el año 50.000 aC: 106.000 millones. Tiempo transcurrido desde entonces: 52.009 años.

A continuación haré una suposición lógica y de sentido común: a lo largo de toda la historia ningún momento es especial, por lo que un momento cualquiera dentro de ella es igual que cualquier otro. Consideremos ahora la duración total de la historia de la humanidad (es decir los nacidos hasta ahora y los que nacerán en un futuro) dentro del intervalo (0,1] donde 0 es el principio de la humanidad y 1 el final. Consideremos "N" el número total de personas a lo largo de toda la humanidad y "n" el número de humanos que han vivido hasta la actualidad. Entonces, la relación n/N nos indica nuestra posición relativa dentro del intervalo (0,1]. Actualmente no sabemos en que posición del intervalo (0,1] estamos pero podemos afirmar con un 90% de posibilidades de que nos encontramos en el período (0.1,1] (cualquier posición en el período es igualmente probable y nosotros sólo hemos descartado el 10%). Debido a esto podemos afirmar con un 90% de posibilidades de que nos encontramos entre el último 90% de humanos que nacerán. Esto quiere decir que con un 90% de posibilidades nuestra posición relativa n/N se encuentra en el intervalo (0.1,1]. Entonces tenemos que n/N>0.1 por tanto n>0.1N y por tanto N

Ahora, conociendo el total de personas que nacerán (N) y las ya nacidas (n) podemos calcular las que faltan por nacer (N-n) y estableciendo una esperanza de vida media de 80 años y suponiendo que la población humana se estabiliza en 10.000 millones (como sugieren muchos estudios), podemos calcular fácilmente el tiempo que nos queda para el final de la humanidad. Después de realizar el cálculo tenemos que a la humanidad le faltan menos de 7632 años con una probabilidad del 90%.

Este argumento es una extensión del denominado principio copernicano y se ha denominado principio de mediocridad. El caso concreto que acabo de describir se conoce como "el argumento del apocalipsis" o la "catástrofe de Cárter" ya que fue el astrofísico Brandon Cárter el primero en formularlo en 1983. Antes que Cárter, el astrofísico Jhon Richard Gott utilizó en 1969 el principio de mediocridad para realizar en Berlín la predicción de que con un 75% de probabilidades el muro no seguiría en pie pasados 24 años. Para esto Gott se basó en el hecho de que en 1969 el muro llevaba en pie 8 años por tanto: n= 8 Considerado el intervalo (0,1] tenemos un 75% de probabilidades de estar en el intervalo (0.25,1] por tanto: N/n>0.25 por lo que N<4n por lo que N<32 años. Como ya habían transcurrido 8 años Gott predijo que el muro caería antes de transcurridos 24 años. Gott acertó ya que el muro fue derribado en 1989 (20 años después).

Posteriormente Gott realizó en la revista The New Yorker predicciones acerca del tiempo que permanecerían en cartel 44 producciones teatrales que se estaban representando en Nueva York. Acertó en el 95% de sus predicciones.

Pero ahora viene la pregunta crucial: ¿Es correcto este argumento? Si lo es, ¿Es válido en todos los casos? Parece ser que este punto es objeto de controversia. 

El principio de mediocridad o principio copernicano, según se ha expuesto, se basa en una premisa fundamental que parece evidente pero cuya validez es cuanto menos discutible: cualquier momento de la historia pasada y futura es igual que cualquier otro, es decir, no hay momentos o instantes especiales a lo largo de la historia. Sin embargo, la historia no es algo estático donde todo está ya escrito o predeterminado (al menos si creemos que existe el libre albedrío), si no que cada instante del futuro DEPENDE DEL INSTANTE PRESENTE. El futuro no está escrito si no que se decidirá en función de las decisiones que se tomen en la actualidad. Por lo tanto, SÍ existe un momento especial en la historia y ese instante especial es el instante PRESENTE (esto no es ni más ni menos que la flecha del tiempo).

Volviendo al cálculo para averiguar los años que le quedan a la humanidad podemos imaginar que, por ejemplo, dentro de 150 años se descubrirá una terapia genética que reparará los genes dañados por acumulación de mutaciones aleatorias (lo que según muchos científicos supone la causa del cáncer y en última instancia la causa de la muerte de las personas) o cualquier otro avance médico que reduzca de forma drástica la mortalidad. Esto implicaría que, al caer de forma abrupta la tasa de mortalidad, se modificarían las hipótesis de partida en las que se basa el cálculo ya que, por ejemplo, la nueva tasa de mortalidad haría que los recursos disponibles se agotaran produciendo la extinción de la humanidad y dando así al traste con la estimación. Es evidente que el futuro depende de los acontecimientos presentes: por esto, en mi opinión, el "principio" copernicano NO ES CORRECTO en este caso.

Es incluso posible (por supuesto esto es sólo una suposición personal) que si se admite la equivalencia entre la validez del principio copernicano y la existencia del libre albedrío se podrían utilizar las estadísticas de aciertos en predicciones concretas basadas en este principio para demostrar la existencia del libre albedrío.

Termino con una cita de Jhon Gribbin que aparece en su magnífico libro "Así de simple" que trata sobre las nuevas teorías en sistemas complejos y teorías del caos y que dice: "Tanto si existe o no el libre albedrío, el Universo se comporta como si existiera y esto es realmente lo único que importa".

A continuación el lector puede opinar sobre si está o no de acuerdo con el argumento que aquí se ha explicado y que concluye que el principio de mediocridad NO es válido en la forma en que se ha propuesto.

                                                                                                                                                                                              © Javier De Lucas 2009